Madrid | 28.06.2021 07:54
Entender, lo entiendo. Una protesta encabezada por Ana Pastor tiene que ser una protesta razonada, fruto de lo que dicen: que Bildu no puede estar en un homenaje a las víctimas del terrorismo. Y si está, el Partido Popular y los próximos a su ideología se sienten con todo el derecho a manifestar su repulsa, ausentarse y hacer un alto paralelo.
A mí tampoco me gusta Bildu y repudio su historia. Pero hoy es un partido legal. Y así, la consecuencia del plante y la división vivida, aunque las entienda, me producen una gran tristeza. La desunión de las victimas, un hecho evidente desde hace tiempo, es la forma más directa de destruir su fortaleza moral. La simultánea división de los partidos agrava esa destrucción y desvirtúa, porque politiza, el trabajo de las asociaciones.
Hoy mismo nadie destaca lo que se habló dentro del Congreso, que quizá lo suscribirían los tres partidos ausentes, porque se pidió la prohibición de homenajes a etarras que tanto contribuyen al odio e impiden el cierre de las heridas. Lo que trascendió informativamente fuera del Congreso es que hubo peticiones de dimisión de Sánchez, que es una petición legítima y a lo mejor necesaria, pero no es de lo que iba la jornada.
La división mató al homenaje. Lo que se ha visto es que un acto de tanta justicia, instaurado anualmente para mantener y honrar la memoria de quienes más han sufrido, esta vez ha degenerado en el frentismo que está arruinando la convivencia en este país.