Rubén Amón indulta a James Rhodes: "Ya que le han hecho español yo quiero ser gibraltareño"
Rubén Amón indulta en Más de uno al pianista James Rhodes, después de haber conseguido por decreto la nacionalidad española.
Madrid | 04.01.2021 09:58
Tenemos un español más entre nosotros. No me refiero a los bebés que han nacido este incipiente año, sino a un tipo mayorzón al que se le ha dado la nacionalidad en cumplimiento de sus servicios a la propaganda gubernamental, el buenismo y la dichirachería. Le va a gustar el palabro a nuestro indultado. Dichirachería.
Hablamos, claro, de James Rhodes. Y se su turboproceso de nacionalización, hasta el extremo de que se le ha dado carta de naturaleza. O sea, se le ha concedido por decreto. Que es como Gobierna Sánchez. Y como se ha acordado premiar la contribución de Jimmy a la melodía del bien y a la armonía del amor, la una y la otra patrimonio de la izquierda.
Diréis que también hemos ganado un gran pianista. Igual que ganamos un gran pivot cuando nacionalizamos a Ibaka. O Ikea, recordad el desliz del ex ministro Blanco.
Pero no se trataba de nacionalizar un gran pianista. En ese caso, yo hubiera preferido que le hubiéramos entregado el pasaporte a Sokolov, o a Martha Argerich, o a Kissin. Otra cuestión es que la progresía los hubieran aceptado con el entusiasmo que ha engendrado Rhodes.
Se convierte así en un caso de flagrante discriminación positiva. Y se le reconoce no ya el entusiasmo con que propaga las virtudes de la España fértil de Sánchez y los goles del Betis, sino la plena comunión con el esnobismo y la total asimilación con la picaresca celtibérica.
Porque Rhodes es un pícaro. Un estomago agradecido. Y un oportunista sensiblero y victimista que ha sacado tajada del halago y de la dádiva al poderoso, sin olvidar la iracundia y la crueldad con que arremete contra el adversario. La libertad de expresión es sagrada para quien insulta, cuando quien insulta se atribuye a sí mismo la virtud y la justicia.
Estoy por reclamar un intercambio de rehenes. No estoy proponiendo la evacuación a Londres del pianista de Parada. No. Ya que han hecho español a Rhodes, me gustaría solicitar la nacionalidad británica. O al menos, el rango intermedio de gibraltareño. Para ir a los toros al Puerto de Santa María. Y para okupar la mansión del profesor Rodríguez Braun, cuyo pasaporte español, por cierto, no lo adquirió por decreto, sino con el sudor de cualquier inmigrante.