Rubén Amón indulta a Mijail Kalashnikov: "Ha sido el coreógrafo de la muerte; el kalashnikov es el tótem funerario de la guerra"
Amón indulta al creador del fusil de asalto AK-47, este invento letalde un ingeniero ruso que simboliza la ferocidad de la guerra de Ucrania.
Madrid | 15.03.2022 10:23
Uno de los rasgos comunes de este conflicto fraticida consiste en la adhesión de los agresores y de la resistencia al kalashnikov, invento letal de un ingeniero ruso que simboliza la ferocidad de la guerra de Ucrania.
Técnicamente es el AK-47, acrónimo de Avtomat Kalashnikova. Que tanto alude a la propiedad automática del arma como al militar que inventó el estradivarius.
Tiene nombre de bailarín del Bolshoi, Mijhail Kalashnikov. Y en realidad ha sido el coreógrafo de la muerte, pues el kalashnikov es el tótem funerario de la guerra y de la guerrilla de nuestro tiempo.
Estuvo en las manos de Bin Laden y en las de Allende. Tanto se utilizó en la resistencia vietnamita como en se empleó en capitulación de Gadafi, igual que detonaron en los atentados de París, aunque su mayor reputación la adquirió durante la Guerra Fría y su consagración iconográfica definitiva provino cuando Mozambique ubicó el fusil en el centro de su bandera nacional.
Kalashnikov lo inventó hace ahora 90 años, aunque empezó a generalizarse hace 60 porque era barato, 12 dólares en algunos modelos, irrompible y fácil de usar. Hasta un niño podía manejarlo. De hecho, es el arma recurrente de los niños soldado en los conflictos africanos. Exactamente desde 1971, cuando Idi Amin recibió el primer pedido continental.
Cincuenta años después, resulta que la compra venta del Kalashnikov y su repercusión en los conflictos ha mermado un 15% de la riqueza de África. Datos de escalofrío que se añaden a un cálculo estadístico según el cual la obra maestra de Mijail Kalashnikov, multiplicada en 100 millones de ejemplares, provoca 250.000 muertes al año.
Se explica así que el presidente Medvedev condecorara al visionario militar en 2009 con motivo de su 90 cumpleaños. Insistiendo en que gracias al fusil de asalto AK-47 la marca rusa enorgullecía a la nación. Y la nación, ya puestos, honraba el arma convirtiéndola en el símbolo del patíbulo ucraniaco.
Qué sería de la matanza de Bosnia sin los kalashnikoves. Por eso Goran Bregovic le dedicó un himno cuyo estribillo no necesita traducción.