Rubén Amón indulta al autor semifamoso de la Feria del Libro: "La clave consiste en ubicarse en el toril sin mirar a los transeúntes"
El indultado de hoy es el autor semifamoso que para sobrevivir en la Feria del Libro hace uso de las amistades, la campaña preventiva de Twitter, la cooperación de la familia y utiliza a sus hijos como reclamo lastimero.
Madrid | 20.09.2021 10:46
Me vas a permitir recuperar un pasaje de la Cultureta para indultar al autor semifamoso o bastante semifamoso que se expone a la estrategia de supervivencia en la Feria del Libro.
Se trata de prevenir la depresión y garantizarse un resultado digno en las firmas. Partiendo de un operativo polifacético: el gancho de las amistades, la campaña preventiva de Twitter, la cooperación de la familia en momentos críticos y hasta el uso de mi propio hijo como reclamo lastimero o como lazarillo, suscitando la conmiseración de los transeúntes.
Entiéndame ustedes. Y comprendan que, en cierto sentido, la llamada “Feria del Libro” es la Feria del Libro en singular. O sea, la feria del libro de Pérez Reverte. Y acaso del libro de la Megan Maxwell. O de los youtubers que venden libros a fanáticos que no leen libros.
La clave del autor semifamoso y semi-envidioso consiste en ubicarse en el toril mirando sin mirar a los transeúntes. O mirándolos en diagonal, porque una mirada directa resulta agresiva, tanto como desentenderte de ellos implica una altivez y un desdén que el escribiente necesitado no puede permitirse cuando está en juego el resultado.
Hay quien te pide un libro que no es para ella. Quien se queda a conversar media hora sin llevárselo. Y quien promete volver y nunca vuelve.
Conviene sobreponerse a esta clase de contratiempos como conviene aprovechar la ola buena, es decir, recrearse esmeradamente con la firma de los libros formando una suerte de “semicola” que provoca la atención de los transeúntes y captura a algún que otro desorientado.
Se trata de precipitar un cierto revuelo, incluso con, aquí sí, los aliados familiares, como hacen los trileros para ambientar sus timbas callejeras. Me los quitan de las manos, oiga. Me los quitan de las manos.
La estrategia no te previene de episodios embarazosos. Suelen preguntarte a ti mismo cuánto cuesta el libro. Y afearte el precio. O te lo quieren pagar en “cash”. O te insisten en si aceptas tarjeta. Desfilan en delante del toril quienes no te ponen cara. Quienes no te ponen voz. Quienes te han visto en la televisión y no están dispuestos a leerte. Quienes se acuerdan de tu padre. Y a uno le alegra que se acuerden de su padre, don Santiago Amón, 35 años después de haber desaparecido.