Origen e historia de los villancicos navideños
Marina Hervás explica algunas anécdotas sobre el origen de los villancicos y repasa su historia: desde las cantigas, la música de las "villas" medievales y los "christmas carols" hasta el 'Cuento de Navidad' de Dickens o 'El tamborilero' de Raphael.
Desde el siglo XV podemos empezar a hablar de los "villancicos", aunque tienen un origen medieval. Su nombre se debe a que era la música de las "villas" y el el término “villancico” aparece escrito por primera vez en el Cancionero de Estúñiga, en Nápoles.
Más allá de cómo los llamemos, lo verdaderamente importante es que no tenían nada que ver con la Navidad. Los villancicos, como era música de las villas hablaban de temas cotidianos como el amor, la religión, la vida rural y pastoril... En definitiva, se trataba de temas que hoy estaría en la música pop.
Arqueología de los villancicos
El origen de los villancicos se puede situar en músicas previas como las cantigas (que es la música que cantaban los trovadores) o el zéjel (un tipo de canción que se desarrolló hacia el siglo XII en Al-Ándalus) y, sobre todo, el virelay (de origen francés). La característica común de todos ellos es el estribillo y la copla, algo que hereda el villancico.
Para entender la estructura, escuchamos parte de 'Levanta, Pascual, levanta', de Juan del Encina, un villancico sobre la toma de Granada.
¿Cuándo se relacionaron los villancicos con la Navidad?
A finales del siglo XV es cuando comienza a relacionarse el villancico con la Navidad. En el Cancionero de la Colombina se recogen los primeros villancicos sacros. A partir de aquí, vemos como poco a poco se van cerrando los temas de los villancicos a la Navidad, aunque muy progresivamente.
Hay varias razones, pero una de ellas es el desarrollo de la teatralidad también en las iglesias, con representaciones de distintas escenas del relato navideño que incluían el canto de villancicos, entre otras cosas.
Christmas carols o villancicos ingleses
Los villancicos de hoy en día que todos conocemos, en realidad, parten del siglo XVIII y XIX. Sin embargo, de nuevo, la tradición es mucho más antigua. En concreto, volvemos a la época medieval, al siglo VII de nuestra era.
La tradición anglosajona nos trae los "carols" (como se dice villancico en inglés), que eran cantos unidos a bailes: los intérpretes de carols iban por las calles cantando disfrazados.
A pesar de ello, esta práctica -bailar y disfrazarse- era problemática para la Iglesia y en un documento clerical del siglo XIV se denunciaba a los cantantes de "carols" por llevar una "vida desenfrenada" y eran acusados de paganismo.
Esta tradición pasada -el invierno y los disfraces- nos lleva a Halloween. Al final, el invierno culmina en la primavera, donde en teoría todo renace, así que había que limpiar las malas energías en tiempos de frío y oscuridad.
Más allá de eso, encontramos relaciones filológicas entre ambas prácticas: “caroling”, esto de cantar por las calles, se ha identificado en algunas regiones con el “wassailing”, que viene de “wassail”, una bebida caliente de sidra (como el vino caliente alemán). Básicamente, en la noche de reyes se bebía y cantaba ¡a la salud de los árboles! –es que “wassail” es una reducción de “waes-heal, como “Good health”, buena salud–.
Finalmente, los "carols" se convirtieron en una tradición popular de tanto éxito que la Iglesia tuvo que aceptarlo, algo similar al carnaval. Lo que propusieron fue mejorar los contenidos de esas canciones hacia algo más piadoso, algo que sucede a lo largo de varios siglos, hasta el siglo XVII.
Dickens y la era victoriana
La era victoriana, en el siglo XIX, tiene un peso importante para el desarrollo del villancico moderno: como se denfendía la defensa de la tradición y del hogar, se fue integrando esto del “caroling” en el contexto navideño, pero ya a pequeña escala, en la casa de cada cual o visitando a los vecinos, a ver si caía una propinilla. Esto lo refleja, por ejemplo, el famoso 'Cuento de Navidad' de Dickens.
El cuento de Dickens no es baladí en la construcción moderna de la Navidad. Con la revolución industrial, hay un lectura nostálgica e idealizada del mundo rural que explica buena parte del imaginario navideño. Además, hay otro elemento muy relevante para los villancicos: el auge de la etnografía y el interés científico por el pasado a finales del XIX.
De este modo, comienzan a recopilarse y a escribirse esos villancicos que pertenecían a la tradición oral. Eso explica por qué a veces hay varias versiones del mismo villancico, tanto en letra como en música.
El tamborilero de Raphael
En el siglo XX se editan muchísimos volúmenes con villancicos, lo que permite su acercamiento a muchas personas al hacerse mainstream. Es el caso del famosísimo tamborilero de Raphael en su versión de 1965. 'El tamborilero' es una versión en español de, a la vez, otra versión de un villancico que se remonta al siglo XVIII.
Todo arranca, aparentemente, como "Patapan", que onomatopéyicamente ya representa el sonido del tambor. Esta canción inspiró a la presunta autora de 'El tamborilero', Katherine Kennicott David, que lo escribió en 1941. Parte de su trabajo de estos años, entre otros, era hacer arreglos instrumentales de canciones del folklore estadounidense, heredado de los migrantes europeos, lo que explica que conociera la canción francesa.
Entre otros, 'El tamborilero' ('The Little drummer boy') lo popularizó la familia Von Trapp, la de Sonrisas y lágrimas.
¡Y llegó el pop!
Con el pop surgió también el interés por cantar esas canciones navideñas. De este modo, se tomaron algunas canciones de estas recopilaciones y, a la vez, se crearon algunos villancicos nuevos, como 'Oh blanca Navidad' que data de 1941 y lo firma Irving Berlin para Holiday Inn, cantado por Bing Crosby y Marjorie Reynolds.