Monólogo de Alsina: "El 'mago Mas' agota el repertorio sin que el público cupero se inmute"
Al mago se le acaban los trucos. El consumado ilusionista —tantos años de éxito en el teatrillo—- se ha topado con un público adverso. Frío, distante y antipático. Antes incluso que anticapitalistas y antisistema los diputados de la CUP son anti artúricos. Artur Mas agota el repertorio sin que el público cupero se inmute. Al menos oficialmente, son impermeable a sus juegos de manos, no pierden de vista la bolita y permanecen sordos a la cháchara. No funciona el abracadabra. Y al ilusionista le está entrando la pájara.
La reunión de en la sede de la presidencia catalana(el presidente, Junqueras y las CUP) fue al estilo de Mas. Sin periodistas cerca haciendo preguntas incómodas. En la intimidad de un despacho (a ser posible el suyo) para poder desplegar ante su interlocutor la legendaria capacidad de persuasión que ha ido acreditando estos años. El hábil y persuasivo Mas que convenció a Zapatero para que pactara el nuevo Estatuto con él, a los históricos de Convergencia para que se echaran a un lado, a Junqueras para que fueran juntos en una lista y al tesorero de Convergencia para que tuviera trituradora de papel en su despacho. La legendaria capacidad de persuasión de un líder acostumbrado a salirse con la suya aunque los resultados electorales le fueran cada vez más adversos.
Persuasión o trilerismo, porque lo de ayer ya fue ilusionismo de tercera. Proponerle a la CUP, cuyos diez votos suplica, montar un gobierno a cachos en el que haya un vicepresidente económico de Esquerra (Junqueras, el señor Mas Collel se ha quedado para siempre con cara de pasmo), una vicepresidenta para cosas sociales (Neus Munté, figura emergente fruto de las carambolas) y un vicepresidente para el área internacional —-esto es lo más—- con el locuaz Raul Romeva, es terminar de rizar el rizo. No porque haya tres vicepresidentes cuando el Estatuto dice que sólo puede haber uno —-si le resbala la Constitución, a ver por qué va a tener que cumplir el estatuto—, sino porque al frente de ese gobierno seguiría habiendo un presidente que prometería mandar lo justo. Yo de presidente sigo, pero con menos poderes. Lo juro. Mas ofreciéndose a ser menos. Con tal de seguir siendo.
Cuenta la leyenda que caída ya la tarde, y en vista de que la CUP no le compraba el truco, hizo el presidente en funciones su última oferta: se ofreció a quemar todas sus corbatas, regalar sus trajes, ir al parlamento con camiseta de gondolero, cortarse el pelo a tazón y cambiarse el nombre. Si el problema es Artur Mas dejo de ser Artur Mas, dijo. Y oye, ni por ésas. Estos de la CUP son como Rajoy: vas a decirles lo que tienen que darte y los tíos se niegan. Dónde se habrá visto. Qué sentido de la democracia es ésa. El búnker de la CUP negándose a admitir el mandato democrático del pueblo.
Si el problema es que soy Artur Mas, dejo de ser Artur Mas. En adelante me llamaré Montserrat Puig. La alpargata es meva.
Esta mañana vuelve a reunirse el Parlamento de Cataluña, sabedor ya de dos cosas:
• Que la investidura de Artur Mas no será posible mientras la CUP no cambie de postura. (Y hasta ahora dice que no cambia).
• Y que la declaración independentista que aprobó el lunes ha dejado de tener vigencia.
Si la segunda cosa acabará teniendo influencia para cambiar la primera —último juego de manos—- habrá que verlo. La CUP ha dicho que hoy no da entrevistas. Y La Razón sostiene que ha empezado el paripé. Que en realidad hay pacto para investir a Mas como florero antes del veinte de diciembre y con la excusa de que, sin presidente ni el proceso ni la desobeciencia avanzan.
El Constitucional procedió con celeridad ayer y en cuanto tuvo el recurso del gobierno sobre la mesa (qué menos que dedicarle un par de horas a la deliberación para que no parezca que ni se lo han mirado) suspendió la declaración y atendió la petición —-esto fue lo novedoso— de notificar la resolución a las 21 personas que, con sus nombres y apellidos, aparecen mencionadas en el documento del gobierno. Hace un año, cuando el Constitucional suspendió la consulta de cartón, el gobierno catalán alegó que no había sido muy claro el tribunal sobre lo que había que hacer. Que si hubiera estado empeñado en que no hubiera consulta, lo habría notificado de manera más clara. Pues mira, por hablar. Un año después, ninguno de los veinte cargos públicos, y un funcionario, que han sido apercibidos por el Constitucional podrán alegar que no se han enterado. ¡Se ha enterado toda España!
De palabra ya ha dicho alguno de los apercibidos —-la señora Munté—- que entre obedecer al Tribunal y obedecer a la declaración del Parlamento, ella elige lo segundo. O sea, vulnerar la ley. Esta es la persona que suena como recambio de Mas, háganse una idea.
Tanto hablar de la desconexión y aquí quien ha empezado a desconectarse —-esto sí lo ha notado Mas— es el grupo mediático favorito del votante convergente: Godó. El conde expresa su compromiso con el cumplimiento de la ley, La Vanguardia reclama que el Parlamento dé marcha atrás y en su emisora de radio cunde la sensación de que la posición editorial está virando. No “está”. Ya ha virado.
La mayoría absoluta del Parlament sigue siendo independentista. Eso no ha cambiado ni va a cambiar sea quien sea el presidente. Pero hoy es Artur Mas quien tira de chisteras y conejos para evitar que lo desconecten a él. El rey Arturo ofreciéndose a ser la reina madre.