Monólogo de Alsina: "Mas saca a pasear a Aznar para ver si le llueven los votos"
Si en los pueblos sacan en procesión a la virgen para que llueva, Mas saca en procesión a Aznar a ver si así le llueven los votos para alcanzar la mayoría absoluta que anhela. Aún quedan once días de campaña y ya ha invocado el fantasma en dos ocasiones. El de ayer fue un sartenazo con carambola: dirigido contra Pablo Iglesias pero mentando a Aznar, que siempre da más juego.
Ahora que Iglesias aspira a que lo confundan con un laborista —-Jeremy Corbyn— va Artur Mas y le confunde con Aznar, crueldad máxima: escucho a Pablo y es como estar oyendo a Jose, dice el profeta de la independencia. El peinado es distinto, pero el mensaje es el mismo. Sacando en procesión al ex presidente a ver si llueven votos. Si no vota usted a Mas por ser él (o por ser él y Junqueras y Romeva) vota para hacerle la puñeta a Aznar. Independentismo a la contra, si no es por convicción que sea en plan protesta.
Reconozcámosle a Artur Mas la capacidad de síntesis que exhibió ayer para alumbrar este eslogan electoral de tamaño mínimo: “O ganamos o tururú”. Tururú. Antes llamado derrota. Para los promotores de la candidatura independentista no existen ni Albiol ni Iceta ni Ravell —de ellos no dicen ni media—. Existen Aznar-Rajoy, Felipe y Pablo Iglesias, como exponentes de la intransigencia y el extremismo. Y como acicates para movilizar electorado, que por eso agarra cada declaracion (o carta) de éstos al vuelo para añadirla al interminable memorial de agravios.
La relación de Mas con Rajoy es fría. La que tiene con Felipe es, hoy por hoy, inexistentre. Pero esta relación incipiente que mantiene con Iglesias, con el Pablo Iglesias español que es Pablo Iglesias, esta relación, oiga, promete. Pablo le quiere dar sexo y látigo a Mas y éste, al mirarlo con el látigo, ve ¡a Aznar! No lo llamen perversiones, llámenlo vicio.
Y en éstas sale un diputado socialista que se llama Trevín a decirle a Mas, en plan Stevie Wonder: “si bebes no hagas declaraciones”. Elevando el nivel, tururú, del debate político. Dijo ayer el señor Romeva en su desangelado desayuno informativo en Madrid, bien poco arropado por sus compañeros de candidatura, que si hubieran podido hacer un referendum de autodeterminación no estaríamos aquí. Él, desde luego, no estaría de número uno de la candidatura que se espera sea la más votada: no se ha visto en otra, para él el proceso ha sido un desfibrilador de su carrera política.
Rajoy actuó ayer ante su público entregado (o cautivo, porque eran todos diputados que aspiran a repetir en las listas que hace él) y aunque no les dijo nada nuevo le aplaudieron muchísimo. Sánchez, por cierto, hizo lo propio con los suyos (reunirles para no decirles nada nuevo) y también fue muy aplaudido, por no bailar, sobre todo.
Ah, y como ya es tradición (nueva tradicion) el señor Rajoy, terminado el acto político, se fue con unos cuantos a la tasca a tomar el aperitivo. O sea que, terminado el acto político, hizo otro acto político. Allí donde está el presidente siempre hay una cámara, no necesariamente de Ana Rosa. Y donde más está el presidente, de un tiempo a esta parte, es en las tascas. Ya no le ven el pelo por casa: Mariano, otra vez tomando cervezas con los amigos. Y con Cospedal, que se toma un vino para que nadie olvide que ella sigue siendo la dos. Aunque ya no hable.
Anunciaron las fuentes oficiales anoche que había acuerdo entre los ministros del Interior para repartir refugiados. Un acuerdo tan raro tan raro que se parece mucho a un desacuerdo. Raro, la verdad, porque el país al que no le guste basta con que no se dé por enterado. El cálculo de los refugiados que corresponden a cada país está hecho sobre el supuesto de que todos ellos acojan —-Juncker insistió en que tenía que ser obligatorio Merkel en que esto era cosa de todos—- pero terminada la cumbre, o la cumbrecilla, resulta que el acuerdo consiste en que unos sí y otros no. Si Hungría, Polonia, Eslovaquia dicen que allí no cabe ninguno, habrá que rehacer los números.
Y es un acuerdo raro porque fueron Alemania y Francia —sólo estos dos ministros—- los que lo anunciaron. Los demás ministros ni piaron. Es raro, en fin, porque la reunión de emergencia estaba anunciada para abordar esta crisis en su conjunto y con vertientes tan diversas como el transporte, la vivienda, la escolarizacion o la asistencia para la escolarizacion de los menores. Pero de lo que hablaron los ministros de Interior fue solo de los suyo, el control de fronteras y registro de estas personas para saber cómo han llegado y por dónde se desplazan.
La primera reunión de urgencia, tres semanas después de que arreciaran las caravanas, ha sido para hablar de fronteras europeas y de seguridad. La siguiente cumbre la anuncian para el ocho de octubre, sin prisa que hay que preparar muchas cosas. Significa que durante el próximo mes todo el peso de la atención a los refugiados lo sigue llevando Alemania. Y que blindada la frontera de Hungría con Serbia por la concertina, Croacia será el nuevo país de tránsito para las caravanas de refugiados en fuga.