Monólogo de Alsina: "Es evidente que hay intención electoral en esta reforma de ley"
Puede acabar multado por declarar la independencia de Cataluña. Multa de 30.000 euros y suspensión en el ejercicio del cargo. Que lo sepa Artur Mas. A ver si tocándole el bolsillo se le disuade de una vez por todas. Ésta es la pretensión del gobierno: dotar al Tribunal Constitucional de lo que ahora no tiene: capacidad para darle el alto a un presidente autonómico, eh, échese al arcén, pedirle los papeles y notificarle una multa. Y ésta es la pretensión que ha generado un revuelo mayúsculo.
Miren, cunde a menudo la sensación de que todo es política. Que la ley, en el fondo, es elástica y que al gobernante que la incumple no tiene por qué sucederle nada. Que todo depende de aquello que Conde Pumpido llamaba el polvo del camino. Los jueces que deben tener presente el contexto, o la conveniencia, de las decisiones que toman.
Hagamos un pequeño ejercicio de memoria para quienes no la tengan fresca —que a estas horas cuesta acordarse de todo—. Cuando Artur Mas organizó su consulta de cartón —-el pasado noviembre—, cuando organizó su consulta pasando olímpicamente del Constitucional que se le había suspendido, la fiscalía, y algunos particulares, se personaron en los juzgados y presentaron denuncia, ¿se acuerdan? Desobediencia, fue uno de los cargos, desobediencia grave castigada en el código penal. El asunto pasó al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y…hasta hoy. Pasada la tormenta de aquellos días, Tribunal va al trote cochinero y no se plantea, ni en sueños, tomar decisiones antes de las elecciones autonómicas.
¿Se incumple entonces una instrucción del Constitucional y aquí no pasa nada? ¿Quién se pasa el TC por el arco del triunfo no tiene castiga? Pues no. En este caso concreto, así ha sido.
Esto es lo que, teóricamente, está detrás del anuncio que hizo ayer el PP y que es el revuelo político del día. Después de cuatro años repitiendo que hay instrumentos legales más que suficientes para abortar la aventura independentista, Rajoy corrige su criterio y descubre que tenía un agujero sin tapar (por utilizar la expresión que anoche empleó Margallo).
Bueno, es un debate posible, jurídico, o técnico, si quieren sobre si el Constitucional está suficientemente dotado para que el personal se lo tome en serio y le haga caso. A un lado el gobierno, con esta tesis sobrevenida, digamos. Al otro, el destinatario de la cosa, Artur Mas, hablando del regreso de la Inquisición y el deterioro democrático.
En la práctica, ni hoy ni mañana ni pasado mañana va a cambiar nada. Por muy urgente que sea la reforma legal, lleva su tiempo. Y sabiendo de la velocidad supersónica con que actúa el Constitucional, tampoco parece que Artur Mas deba inquietarse demasiado.
Y entonces, ¿qué?, ¿ hay una intención electoral en esta reforma que ahora se saca el PP de la manga? Pues oiga, claro. Por supuesto que la hay. Que tiene una intención electoral no lo niegan ni los populares. Que sea su candidato a las elecciones, García Albiol, quien lanza la noticia con lema incluido —-“la broma se ha terminado”—-… …es una prueba. Y que llegue la reforma, o anuncio de futura reforma, a una semana de que empiece la campaña termina de confirmar que…en efecto. Es una iniciativa electoral destinada a atraer aquellos que esperan que alguien plante cara al independentismo con todos los instrumentos posibles (incluso que cree nuevos instrumentos) y destinada a recuperar votantes defraudados que opinan que Rajoy ha estado tibio en la respuesta del Estado al raca raca de Artur Mas. Hay un sector del electorado popular, y Rajoy lo sabe —-y Albiol, sobre todo, lo sabe— que esperaba más acción y menos dejar hacer, menos decir que nunca sucedería todo lo que luego ha ido sucediendo y más responder a cada desafío con medidas claras. Hay un sector de la sociedad catalana (y del resto de España) que nunca entendió las dudas del gobierno sobre si había que denunciar a Mas por la falsa consulta o dejarlo correr. Y es a ese sector al que el PP quiere decirle ahora: corregimos el tiro y vamos a por todas.
Sobre el debate jurídico, el técnico, hablábamos de él hace un momento con el ex presidente del TC Pascual Sala. ¿Entiende él que el Constitucional estará ahora mejor armado, o dotado? La opinión es que Alto Tribunal ya dispone de mecanismos suficientes para que sus resoluciones se cumplan.
Pero es el otro debate, el de a quién beneficia una iniciativa como ésta, es el que nos va a acompañar hoy durante el día. Porque hoy se aparece el señor Mas en el Parlamento catalán, en esa comparecencia que inicialmente él quería convertir en un concierto a mayor gloria de sí mismo y que se le torció por las mordidas de su partido a los empresarios y en la que hoy usará esto del Constitucional como salvavidas para rasgarse las vestiduras contra este gobierno de España que recurre a cualquier cosa para hacerle a él la puñeta. No como él, que es la lealtad institucional personificada.