Monólogo de Alsina: "Santa María del Megáfono y el partido pandillero"
Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la participación en las manifestaciones del primero de mayo y sobre el mensaje de los líderes sindicales.
Madrid | 02.05.2022 08:50
Lunes a medias. Festivo en siete comunidades autónomas, laborable en el resto. En marcha, ya, la feria de abril de Sevilla. En marcha el mes de mayo. Y en marcha el día grande de Madrid, dos de mayo. Aniversario del levantamiento contra el francés. Sangre y lágrimas les costó a los madrileños, 1808, enfrentarse a los mamelucos.
La presidenta Díaz Ayuso llega a este dos de mayo habiendo consumado su desquite. Quién se acuerda ya de Pablo Casado, borrado de la memoria reciente del PP como si jamás hubiera existido. Ni él, ni Teo. Qué lejos quedan los días de gloria de la pareja, cuando a García Egea lo llamaban Teadoro por lo bien que maniobraba para hacer fracasar mociones de censura.
Ayuso disfruta de su liderazgo sin contestación en el PP de Madrid
Ayuso disfruta hoy de su liderazgo sin contestación en el PP de Madrid y se prepara para una competición tan disputada por la presidencia local del partido que la única candidata es ella. Altísimas probabilidades, por tanto, de que gane. Ayer preparó el terreno rebautizando ---o resignificando, como se dice ahora--- las siglas P-P. Hasta ahora significaban Partido Popular. En adelante, y en Madrid, Partido Pandillero, no sé yo.
Pandillero y que da peleas. Como carta de presentación es imbatible.
Si el dos de mayo es el día grande de Madrid, la víspera ---primero de mayo--- es el día grande de los líderes sindicales. Santa María del Megáfono.
Igual hay que ir cambiando el tópico del día grande de los líderes sindicales por el día menos pequeño, visto lo visto
Medio millón de personas sumando las manifestaciones de todas las ciudades, calculó ayer, tirando por lo alto, el secretario general de las Comisiones Obreras, Sordo. En la de Madrid, la más nutrida, cincuenta mil según los convocantes. Según la Delegación del gobierno, diez mil. Igual hay que ir cambiando el tópico del día grande de los líderes sindicales por el día menos pequeño, visto lo visto.
Para ser un primero de mayo dominical, soleado y sin la presión de la pandemia, la participación ha sido discreta. Los periódicos, que en otros tiempos calculaban al detalle los asistentes a estas marchas, hoy despachan el asunto con un varios miles de personas, puro trámite. Ni siquiera la advertencia sobre la conflictividad social que está al caer, según Sordo, consigue despertar el interés de la prensa. Y no será porque no pusiera tono de aquí va a arder Troya.
No lo vamos a tolerar. ¿El qué? Que los trabajadores pierdan poder adquisitivo por el encarecimiento de la energía. Si el Gobierno fuera del PP, el mensaje habría ido dirigido, con gran vehemencia, al Gobierno. Pero ayer iba dirigido a la patronal, con quien están negociando las subidas de salarios de este año. Porque resulta que el Gobierno también es empresario contratante: es él quien fija las condiciones salariales de los funcionarios de la administración central y las empresas públicas.
El Gobierno es la patronal de la empresa pública. Y el Gobierno, en el plan que ha enviado a Bruselas, informa de que a los funcionarios les subirá el año que viene un 2,2%. Es decir, la inflación prevista para 2023. Que es bastante menos de la inflación prevista para 2022, un 6%. Traducido: que este año se les ha subido un 2% pero tendrán que afrontar una inflación del 6%. Cuatro puntos de pérdida de poder adquisitivo. Y dirá usted: pues como a los trabajadores del sector privado, que si consiguen un 2% de subida se van a dar con un canto en los dientes. Ya, pero donde el Gobierno ejerce de patrón es en el sector público. Y a quien tenían los líderes sindicales ayer, tan sensibles al poder adquisitivo, a su lado en la pancarta era a cuatro ministras del gobierno. Ni una palabra consta que le dijeran sobre el salario de sus trabajadores.
Pero bueno, para compensar utilizó el primero de mayo la vicepresidenta afín a Comisiones Obreras Yolanda Díaz para anunciar que un día de estos reunirá a unas cuentas personas para ver qué se hace con el Estatuto de los Trabajadores.
Yo Yolanda, comprometida y embarcada en su proceso de escucha sindical. Hasta ahora a quien más escucha es a Unai Sordo.
Comisión de secretos oficiales sobre Pegasus
Esta semana acudirá la directora general del CNI, Paz Esteban, a la comisión de secretos oficiales a hablar de Pegasus. Gracias a la eficacia gubernativa de Meritxell Batet ya está constituida la comisión con su silloncito para la señora de Bildu y el señor de la CUP. Y Esquerra, claro, que ya lo tuvo con Joan Tardá aunque, por lo que éste va contando ahora, poco alcanzó a saber sobre lo que hacía, o deshacía, el CNI.
A finales de semana, la esperada comparecencia de la jefa de los espías ante un grupo de diputados comprometidos a ser una tumba. A ver si la jefa se fía. Antes, el miércoles, comparece Margarita Robles en la comisión de Defensa del Congreso. 'El País' reiteró ayer, para que la ministra lo tenga presente, que el equipo de Sánchez ---es decir, Sánchez y Bolaños--- está muy preocupado. Dirá usted: ¿por los independentistas? No, hombre, no. Por los independentistas, no. ¡Por Margarita! Por su tono. Que es demasiado combativo con los indepes. Demasiado guerrero. A quién se le ocurre ir al choque con quien te está acusando de violar los derechos fundamentales de las personas, por dios. Tiene que aprender de Sánchez, que cuando Rufián le llamaba carcelero y secuestrador de catalanes él respondía ensalzando lo progresista que es Esquerra Republicana.
Margarita fue demasiado dura la semana pasada y en Moncloa, según la versión transmitida a 'El País', se la señala como culpable de la agonía de votación a que se enfrentó el Gobierno el jueves. Que tenían a Junqueras dudando entre el no y la abstención y después de lo de Margarita dijeron que no seguro. Qué piel tan fina. Y eso que ella habló sobre todo de los puigdemones, que es a quienes sitúa el CNI en el coqueteo con los rusos y en tsunami democratic.
Pero claro, es que a la ministra no se le ocurrió nada mejor que recordar lo que ocurrió en 2017, aquel gobierno de Junqueras y Puigdemont que embistió contra la Constitución y el derecho a decidir de los españoles. Esto es lo que a Sánchez ha debido de parecerle innecesario, la memoria democrática reciente.
Empiezas recordando que Junqueras incurrió en sedición y terminas preguntándote qué diablos hacemos tratándole como a un príncipe. El presidente, inquieto por si a Oriol no se le pasa el enfado. Cabezas no te puedo entregar, príncipe, pero seguro que algo encontramos para superar este bache. Una relación tan hermosa no puede marchitarse por un quítame allá un Pegasus.