Monólogo de Alsina: "Nos abroncan por encima de nuestras posibilidades"
Carlos Alsina reflexiona en su monólogo de Más de uno sobre las declaraciones del Gobierno con respecto a la subida del precio de la electricidad y sobre el aumento de la incidencia acumulada por Covid y las medidas para frenarla que defiende el Gobierno.
Madrid | 13.01.2021 08:24
Nos están cayendo broncas por encima de nuestras posibilidades, ¿no cree? ¿A quiénes? A los ciudadanos comunes y corrientes que ponemos la radio o la televisión y raro es que no salga un ministro, o un presidente autonómico, soltándonos un chorreo.
Lo mismo nos regañan por salir de casa sin necesidad, que patinamos en la acera y colapsamos las urgencias; que por quedarnos en casa en lugar de salir al portal a ayudar; que por quedarnos atrapados en una carretera cualquiera por habernos ido tarde del centro comercial; que por quejarnos de que suba el precio de la luz cuando es una cosa puntual; que por relajarnos con las medidas del coronavirus y andar como locos por ahí contagiándonos. ¿No le pasa a usted que sabe que, por una cosa o por otra, al final le va a caer un rapapolvo?
El más molesto de todos es el que padecen cada día los contagiados de coronavirus, que no son pocos, eh: veinticinco mil ciudadanos cada día que, al disgusto (y la preocupación) de saberse infectados y por tanto, enfermos; a los trastornos (en unos casos llevaderos y en otros, graves) que les causa la enfermedad; tienen que añadir el verse señalados poco menos que como culpables de habérselo buscado.
Esta palabra que tanto gusta a la autoridad sanitaria, se llame Illa o se llame Simón o se llame como se llame: relajación. Te has contagiado porque te has relajado, que es una forma sutil de decir: amigo, si estás así es porque tú has querido.El enfermo, culpable. De serlo y de que ahora las autoridades tengan que ponerse a endurecer las restricciones otra vez para doblegar la curva que, con nuestra relajación y nuestra infinita imprudencia, hemos disparado. Hombre, que los 25.000 contagiados de ayer no han participado todos en una rave, ni se han ido de botellón desenmascarillado, ni se han encerrado a propósito (bien pegados) en un vagón de metro y han intercambiado gozosos sus gotículas y sus aerosoles. La abrumadora mayoría de la gente hace lo que está en su mano para evitar el riesgo, pero la prevención ni lo elimina del todo ni destierra la posibilidad de que los accidentes sucedan.
Llamamientos de las autoridades, consejos, instrucciones, los que usted quiera. Broncas, qué quiere que le diga, empezamos a estar ya saturados. Más desplazamientos significa más transmisión, eso es un hecho. Por eso dice el ministro Illa, el Salvador, que esto de Filomena nos ha venido bien.
Desde el punto de vista de la pandemia no poder moverse de casa por la nevada es muy positivo. Hombre, ministro, en ese caso, y desde el punto de vista de la pandemia, no salir de casa también será muy positivo. Si lo mejor que nos ha podido pasar, para frenar la incidencia, evitar hospitalizaciones y, en última instancia, evitar fallecimientos por covid es el enclaustramiento en casa, tendría que ser usted quien estuviera defendiendo la conveniencia de mantenernos a todos el mayor tiempo posible en casa. Pero no es eso lo que está ocurriendo. Al revés. Es el ministro de Sanidad el que, a la vez que celebra el efecto Filomena, descarta ir a un confinamiento mayor porque con las medidas que ya se aplican es suficiente.
Sabemos lo que hay que hacer y lo estamos haciendo. Y entonces, ¿por qué se ha disparado la incidencia, ministro? Que por cierto, ahora que el gobierno dice estar evaluando los daños del temporal para tener listo el examen en cuanto la alerta pase, confiemos en que esta evaluación no acabe siendo como la auditoría que prometió el ministro Illa de la gestión de la pandemia. El examen independiente que, por supuesto, se iba a hacer y que a este paso cesará Illa como ministro y, por supuesto, no se habrá realizado.
Del precio de la electricidad usted no se preocupe porque estos días está subidito (el precio) pero llegarán otros días en que adelgace.
El gobierno nos invita a confiar en que cuando hagamos la media de todo el año nos salga que hemos pagado menos que el año anterior. Y por supuesto, nos invita a atribuir esa bajada, si en efecto se produce, a los buenos oficios del gobierno con su incansable aplicación de medidas y más medidas.
Esto es lo principal: que cuando el precio baje sepa usted que ha de agradecérselo a Sánchez (y a su ministra portavoz) pero cuando pague el IVA del 21 % sepa que ha de quejarse a la comisión europea. Que es quien no le deja al gobierno aflojar con el IVA.
Los impuestos, culpa de Europa. La competencia, mérito del gobierno. Hasta el ministro Garzón, que está orgulloso de su condición de comunista, exige que la competencia entre las compañías privadas sea real y que el consumidor pueda elegir entre distintas ofertas. Debe de ser porque también en él ha calado que la competencia es el primer paso para el abaratamiento de un producto.