OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "La medio baja"

Carlos Alsina

Madrid |

Se apareció la señora de Bildu en el Congreso y anunció a los periodistas que el gobierno va a enterrar la ley mordaza, da igual cuando leas esto.

Lo meritorio es que al escuchar el anuncio ayer, en boca de la señora, no les entrara la risa floja a los periodistas que la escuchaban. Como Bildu todo lo anuncia como si estuviera haciendo, cada día, historia de la Democracia, mención especial para Arnaldo Otegi, doliéndose del daño que sufren las personas a las que alcanza una pelota de goma (él tiene un doctorado en daños infligidos a personas), como Bildu perfecciona nuestro estado averiado y represor cada día, es natural que el personal presente no quisiera arruinarle el acto de autobombo a la señora de Bildu recordándole las otras veces que, en los últimos diez años, el PSOE prometió enterrar la ley de Seguridad Ciudadana.

Digo diez y no seis y medio, que son los que lleva gobernando Sánchez, porque ya hizo la promesa cuando era Just Peter, sólo el aspirante a gobernar España. O recordándole a la señora que fue a ella misma a quien el PSOE le firmó un papel que decía ‘derogación íntegra de la reforma laboral’ y luego sólo retocó cuatro cosas en un caso legendario de timo político o cómo tangar a un socio entregado (ahí siguen los treinta y tres días por año trabajado sin que el gobierno progresista haya querido cambiarlos).

Que dice Bildu que ellos han pactado con el gobierno, ahí, de tú a tú. Como se han abierto las puertas, gentileza de Junts, del gran bazar de la negociación presupuestaria, pues aquí cada grupo exhuma sus asignaturas pendientes a ver si, en una de éstas, va el gobierno y cumple algo de lo pactado. Tiene razón Podemos cuando dice que éste es un acuerdo modelo PSOE, dime qué quieres que te firme, venga, te lo firmo, que ya haré luego yo lo que me convenga según la coyuntura en que me encuentre. O sea, que a saber en qué quedará la reforma. Prohibir pelotas de goma a la policía, prohibir devoluciones en caliente en la frontera.

A ver quién le explica ahora a todos los devueltos en estos seis años y medio que el gobierno ha descubierto ahora, urgido por su precariedad parlamentaria, que no era presentable esta forma de proceder con los inmigrantes que entran sin los papeles en regla (y que al PSOE de antes de 2018 le parecía una indignación propia de gentes de derechas). Hay que ver, Pedro, qué de derechas hemos sido todos estos años.

Al ministro Marlaska aún no se le ha escuchado una opinión, su ministerio dice que está bien que se cumpla el compromiso de reformarla pero no se pronuncia sobre los puntos concretos que Bildu dice que se van a cambiar, y a la vicepresidenta Montero le preguntaron los periodistas y salió por peteneras: que llevan meses negociando esta reforma y que sí, que si Bildu lo anuncia pues será que ya hay acuerdo. Pero que faltan otros grupos para que esto salga.

Hace dos semanas estábamos contando cómo Sumar instaba a la parte socialista del gobierno a meter el desmontaje de la ley mordaza en el Plan de Acción para la Democracia, pelotas de goma y devoluciones en frontera, precisamente, y como el PSOE se resistía a ser tan concreto. Lo que no concedió a Sumar se lo deja anunciar ahora a Bildu, sabiendo que aún podrá volver a anunciarse varias veces la misma cosa. La ley mordaza se aplicó tres años gobernando Rajoy. Lleva aplicándose seis años y medio gobernando Sánchez. Y, de momento, hoy, mañana, pasado mañana se va a seguir aplicando.

"La baja flexible, digamos, o la medio baja"

Propone la ministra de la Seguridad Social, señora Sáiz, una suerte de baja laboral que ni sea baja ni deje de serlo. La baja flexible, digamos, o la medio baja.

Es una propuesta. En la España que reprueba el ruido, el barro y la falta de propuestas, habrá que celebrar que alguien lance ideas aunque luego le lluevan piedras. Para una vez que una ministra, o ministro, habla de su ministerio y no de lo menguante y mediocre que es Feijóo, habrá que hacerle un hueco en el debate público.

Dice la ministra que hay casos en los que un trabajador puede estar incapacitado temporalmente para una tarea física, por ejemplo, pero no para otra, y es verdad; y dice que, por supuesto, esto de la medio baja no sería obligatorio sino voluntario, sólo si el trabajador quiere medio reincorporarse, sólo faltaba. Pero como Elma Sáiz lleva militando en la izquierda toda la vida, ya estaría advertida de que es lo primero que se le iba a objetar.

Porque es lo primero que el PSOE habría objetado al gobierno de Rajoy si hubiera sido él quien lo propusiera: que hablar de voluntariedad del trabajador es creer en las hadas porque el empresario siempre tiene formas de coaccionarle. Que no es una relación entre iguales. Y que, en última instancia, tendrá que ser el médico quien determine si una persona está, o no, en condiciones de desempeñar su trabajo. La ministra Sáiz quiso poner un ejemplo y mencionó, atención, peligro, a los enfermos de cáncer.

Atención, peligro, no para los pacientes sino para la ministra: mencionar el cáncer es tocar un asunto sensible, delicado, doloroso. Después de las ocho y media podremos preguntarle a Elma Sáiz directamente. Por qué abrir este debate ahora y sabiendo que en su círculo político más próximo no ha cosechado, por ahora, encendidos apoyos.

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, conocida por su amor al debate de propuestas, a la negociación, al consenso, ha despachado la propuesta de su colega con un portazo. Primero dijo en twitter: 'Ni flexibilidad ni parcialidad, con la salud no se juega'. Y luego, de viva voz, añadió esto.

Por encima de mi cadáver. Ojo con dar ideas. El ministerio de Trabajo no va a consentir que esto se toque. Consentir. A ver, el ministerio de Trabajo llega hasta donde llega y tiene las competencias que tiene. Algo podrá decir la Seguridad Social, que a quien compete las bajas y tiene ministerio propio.

Trabajo podrá defender su postura, claro que sí, pero el poder de vetar a los demás o impedir que haya reformas que prosperen si alguna vez llegaran a tener el apoyo necesario no parece que haya ley que se lo atribuya.