Monólogo de Alsina: "El fiscal general entona el 'Resistiré'"
Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el anuncio del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, de que no dimitirá aunque el Supremo le impute por vulnerar la ley en su afán por desmentir los bulos del gobierno de Ayuso.
Madrid |
A la hora de cenar empezarán los gobernantes europeos -que son la mayoría del PP, cinco de izquierda y dos de extrema derecha- a repartir los cargos para los cinco años próximos. ‘Cena informal’ lo llaman porque lo de hoy es aún tanteo.
Cuatro sillones en el reparto: presidencia fija de la Unión, presidencia del gobierno europeo (la comisión), presidencia del Parlamento y Alto Representante para la Política Exterior (Borrell se está despidiendo). El gobierno español, en franca minoría ideológica en Europa, hace campaña por Antonio Costa, portugués y socialista, para presidente fijo. A sabiendas de que en Europa también hay reglas no escritas y una de ellas dice que no todos los cargos deben ser desempeñados por personas del mismo partido.
Sánchez da por hecho que Úrsula Von der Leyen va a seguir presidiendo el gobierno -es del PP y hace manitas con Meloni, pero a ella se lo disculpa porque disfrutan de una sintonía inmejorable, para desgracia de Feijóo- y por eso confía en sentar a un socialista en el sillón de presidente del Consejo.
Sánchez llegará a constructivos acuerdos con el Partido Popular Europeo pasando por alto que el PP español es la segunda fuerza más numerosa en el grupo de los conservadores europeos
Dado el páramo en que se ha convertido la socialdemocracia en Europa, es natural que Sánchez y Scholz, el alemán, hayan sido elegidos por el Partido Socialista Europeo como sus negociadores con el Partido Popular. A quién iban a elegir si no. Y en calidad de tal, negociador, Sánchez llegará a constructivos acuerdos con el Partido Popular Europeo pasando por alto -no queriendo enterarse mucho- de que el PP español es la segunda fuerza más numerosa en el grupo de los conservadores europeos.
"En ocasiones, veo ultraderechistas"
Conservadores, que no ultraderechistas, aunque nuestro presidente se haya abonado a la desinformación etiquetando a medio país como ultraderecha. ‘En ocasiones, veo ultraderechistas’.
Si hay que atender al resumen que hizo la todavía vicepresidenta Ribera, ministra en espera de destino y poseída por el espíritu de la pasionaria, en España las ultraderechas son tres. Es decir, que van a empezar a repartirse los cargos europeos con una de ellas, qué escándalo, Yolanda.
Nuestro presidente se ha abonado a la desinformación etiquetando a medio país como ultraderecha
Que se lo diga a Úrsula Von der Leyen la próxima vez que la vea, quien sabe si como ministra-comisaria de su nuevo gobierno europeo: es usted la candidata de la ultraderecha española, o sea, el PP. En ocasiones, veo ultraderechistas.
Confiemos en que la pasionaria abandone pronto su cuerpo y Teresa Ribera vuelva a ser una gestora apreciable especialista en cambio climático en lugar de una propagandista de este bulo según el cual el PP está en la ultraderecha. Qué fue de aquellos biológicos paseos por Doñana en compañía de Juanma Moreno, el famoso ultraderechista andaluz. O los no menos conmovedores paseos a la orilla del Mar Menor con López Miras, el famoso ultraderechista murciano.
Sánchez sigue engrasando su renqueante relación con Esquerra
En el tiempo que le deje el cortejo al PP europeo para hacer presidente de la Unión a Antonio Costa, el presidente Sánchez seguirá engrasando -a base de mimos y de euros- su renqueante relación con Esquerra Republicana de Cataluña, a la que ayer cubría de parabienes en su entrevista de La Vanguardia evocando los noventa años de historia de este partido y su contribución esencial a la normalización de Cataluña -indultos y vaciamiento del Código Penal mediante-.
Sánchez destapa sus cartas e invita a Esquerra a poner en pie un gobierno transversal con un sistema de financiación singularísimo.
Sánchez destapa sus cartas e invita a Esquerra a poner en pie un gobierno transversal con un sistema de financiación singularísimo
¿‘Tan importante’ significa que es más importante que otros territorios, presidente, y por eso merece una financiación específica? La respuesta es sí. Por eso no veremos al presidente entrevistado en el diario La Rioja y explicando lo necesaria que es una financiación singular para esta región. El sistema de financiación autonómico que está en vigor, por cierto, lo pactó Zapatero con Montilla. Tiene el adn del PSC, que gobernaba entonces en coalición con Esquerra Republicana, ¿ve usted cómo la historia rima?
Nueva semana de pasión para el fiscal general del Estado
Nueva semana de pasión para el fiscal general del Estado. Mañana se verá obligado de nuevo, qué penoso vía crucis, a escuchar a los fiscales de sala del Supremo -la cúpula- porque los cuatro fiscales de la causa del procés no se quieren enterar de que la malversación (también llamada corrupción) es perfectamente amnistiable. Emitirán criterio los fiscales y, digan lo que digan, lo que ocurrirá es que el fiscal general, qué penoso cargo, tendrá que persistir en que su postura es la buena y apartar a los fiscales del procés porque así no hay manera de que la Justicia prospere.
Entretanto, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (esto son jueces, no fiscales) habrá de decidir si hay motivos para investigar a García Ortiz por presunta revelación de secretos -es un delito-. En caso de que los haya, habrá de pasarle el asunto al Tribunal Supremo porque el fiscal general tiene fuero. O aforamiento.
Ya se sabe que ahora todos los asuntos judiciales han de verse en clave de conjuras y maniobras políticas
Ayer se ocuparon fuentes cercanísimas a García Ortiz de hacer saber que no dimitirá aunque el Supremo se haga cargo de la causa. O traducido: jueces del Tribunal Superior de Madrid que podéis estar tentados de pensar que si eleváis la causa al Supremo estaréis empujando al fiscal general a dejar su cargo, que sepáis que no será así. Le empujaréis, sí, pero no lo derribaréis. Y el Supremo, tampoco.
Ya se sabe que ahora todos los asuntos judiciales han de verse en clave de conjuras y maniobras políticas: al presidente Sánchez le preguntaba ayer La Vanguardia ‘¿tiene la sensación de que hay una campaña de linchamiento del fiscal general del Estado?’ Y respondía el presidente: ‘El fiscal general está haciendo su trabajo’. Hay avales que matan. También se le podía haber preguntado: ‘¿Tiene la sensación de que el fiscal general sobrepasó los límites al difundir datos reservados de una causa en su afán por desmentir una intoxicación?’ Preguntas, se pueden hacer muchas. Cada uno escoge.
Al fiscal general se le imputa por vulnerar la ley
El País titulaba ayer el aviso del fiscal general de que no dimitirá -perdón, de fuentes del entorno más próximo a García Ortiz- de este modo: ‘El fiscal descarta dimitir si el Supremo le imputa por desmentir los bulos del gobierno de Ayuso’. A ver, si el Supremo le imputa no será por desmentir bulos, sino por vulnerar la ley en su afán por desmentirlos, que es distinto. Desmentir bulos no es delito. Desmentirlos revelando correos electrónicos confidenciales igual sí, ya veremos en qué acaba el asunto.
Esto de "le imputan por desmentir" podría considerarse desinformación, si no bulo
Pero esto de ‘le imputan por desmentir’ podría considerarse desinformación, si no bulo. Añadía la crónica, bebiendo de fuentes proximísimas, que hacía tiempo que García Ortiz no se sentía tan querido, porque estuvo en el Congreso de Jueces para la Democracia y le arroparon con bravos y aplausos mientras él decía: ‘La vida nos coloca a veces en situaciones en las que hay que tomar decisiones y seguir la ley es lo que nos han enseñado, fuera de la raya de la ley está el vacío’. Aplausos. Y bravos. Resistiré.
Que el fiscal general lleva días metido en polémicas es un hecho. Pero tampoco cabe llamar linchamiento a que los fiscales de sala del Supremo, por abrumadora mayoría, vieran indicios de terrorismo en la causa del tsunami -y en Puigdemont- y él, no. O que los fiscales del procés no vean que la malversación sea amnistiable y él, sí. O que el Senado viera procedente que elaborara un informe sobre la ley de amnistía y él, no. O que la fiscal jefe de Madrid no viera muy legal difundir comunicaciones privadas entre un abogado y un fiscal y él, sí.
El fiscal está haciendo su trabajo
Nada de eso cabrá imputárselo ni a, ¿cómo es?, pseudomedios, tabloides o, expresión que ya empieza a parecer una parodia a base de meterla, venga o no venga a cuento, hasta en la sopa, la máquina del fango. Son gajes del oficio.
Como dice el presidente, el fiscal está haciendo su trabajo. Es el que manda en la fiscalía y es su criterio el que se impone al de la fiscal de Madrid, los fiscales del procés y la mayoría de los fiscales del Supremo. Ordeno y mando. Así funciona la fiscalía, jerárquica. Bien es verdad que tampoco existe obligación de que el jefe desatienda por sistema el criterio de sus subordinados y coincida, por sistema, con el criterio que ansía el gobierno que lo nombró. Pero también hay gajes del oficio en las coincidencias.
Sánchez, legislador supremo del reino de España
El presidente persevera en hablar no como gobernante sino como legislador supremo del reino de España. Si hay un hecho diferencial en el actual presidente frente a los que le precedieron -además de cambiar de opinión constantemente- es la ingeniería legislativa en que tiene ocupado a su equipo. Y la legislación a la carta orientada a satisfacer intereses concretos de personas con nombres y apellidos.
No es un secreto que se derogó la sedición para aliviarle la vida a Oriol Junqueras y que se ha fabricado una amnistía para aliviársela a Carles Puigdemont. Ingeniería legislativa. Lo mismo para vaciar de delitos incómodos el Código Penal que para maniatar a los vocales del Poder Judicial que para hacer pasar por constitucional la amnistía que no lo era.
Si hay un hecho diferencial en el actual presidente frente a los que le precedieron -además de cambiar de opinión constantemente- es la ingeniería legislativa en que tiene ocupado a su equipo
De los creadores de ‘las circunstancias cambian’ llega ahora la reforma de la ley sobre el derecho al honor y a la rectificación. Cosecha propia del presidente que ha detectado que la legislación actual es defectuosa. Lo ha detectado, ya es mala suerte, justo ahora que su esposa, objeto de informaciones que le han disgustado, ha ejercido su derecho de rectificación con varios medios con resultados insatisfactorios para ella. Y para él.
De la residencia familiar de la Moncloa surge un clamor social que proclama que la ley debe ser endurecida. Una mayoría parlamentaria asumirá que el clamor existe y que es urgente atenderlo. Faltaría más.