OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Deje de criticar, que la amnistía es para usted"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la perseverancia de Sánchez en su empeño de reescribir la historia y convencer al personal de que la impunidad de Puigdemont es lo que estábamos todos.

Carlos Alsina

Madrid | 27.11.2023 08:30

Netanyahu con el casco puesto, el chaleco anti proyectiles, alentando a los militares israelíes en Gaza. La imagen del día. El primer ministro en un lugar no revelado de este territorio palestino, aprovechando la tregua y examinando los planes para cuando la tregua termine. Y reafirmando la determinación de su gobierno para eliminar por completo a Hamás, como quiera que se haga eso. Erradicar Hamás y cegar hasta el último de los túneles de Gaza; garantizar que la franja no puedan seguir siendo arsenal, campo de adiestramiento y santuario de terroristas, todo en uno.

"Netanyahu ha aceptado una tregua que no estaba en sus planes iniciales"

Netanyahu no ha cambiado una coma del discurso que viene haciendo en público desde las matanzas cometidas por Hamás el siete de octubre. Pero, entre medias, ha aceptado una tregua que no estaba en sus planes iniciales, ha aceptado negociar rehenes por reclusos y se ha dejado conducir por Estados Unidos en la relación con Qatar y con Egipto. Hamás tampoco se ha movido una coma de su discurso de siempre ---objetivo: exterminar el Estado de Israel con toda su población dentro--- pero entre medias ha aceptado una tregua que no estaba en sus planes iniciales y no consta que haya cumplido aquella amenaza de ejecutar a un rehén por cada bombardeo no avisado previamente que realizara el Ejército de Israel. Una de dos: o es que Israel ha avisado de todos, o es que Hamás ha renunciado a ejecutar rehenes. De momento.

Sánchez no apoya el terrorismo y no apoya a Hamás. Afirmarlo es mentir

Que una banda terrorista te dé las gracias no debe de resultar cómodo cuando eres un gobernante que quiere acabar con ésa y con todas las bandas terroristas. Entiendo que el presidente del gobierno de España habría preferido que Hamás se metiera su comunicado del sábado por donde le cupiera. Que el gobierno de Israel te lea la cartilla mientras Hamás te celebra genera la falsa impresión de que vas con Hamás, terrorismo, y contra el Estado de Israel, país amigo (con el que tienes provechosas relaciones). El agradecimiento de Hamás parece dar la razón a Netanyahu cuando acusa a Sánchez de apoyar el terrorismo. Y no es verdad. El presidente del gobierno de España no apoya ni el terrorismo de Hamás ni ningún otro. Lo más que se le podrá reprochar en ese ámbito es su tierna actitud con la señora de Bildu en el Congreso, a sabiendas de que sigue considerando que el terrorismo estuvo justificado en España. Sánchez no apoya el terrorismo y no apoya a Hamás. Afirmarlo es mentir. Expresamente condenó, ante el presidente del Estado de Israel, y en repetidas comparecencias el último mes y medio, los atentados del siete de octubre. Cosa distinta es que su forma de describir lo que viene sucediendo desde ese día en Gaza esté más próxima al relato de Hamás que al de Israel, que eso sí es también evidente. Es natural que a Netanyahu le irritara que un gobernante al que ha invitado a visitarle reprobara abiertamente su forma de encarar la crisis con Hamás (como a Sánchez le habría irritado que cualquier primer ministro le hubiera visitado en la Moncloa para reprobar su forma de gobernar España).

Lo que ocurre es que Sánchez ha dado un paso más estos últimos días. En Tel Aviv lo que dijo es que la respuesta proporcionada a un ataque terrorista debe incluir la protección de la población civil que nada tiene que ver con el terrorismo. En Egipto añadió luego, lo reiteró ayer en el mítin que se organizó a mayor gloria de su investidura, que la matanza indiscriminada de civiles es inaceptable, es decir, dando por hecho que la matanza se ha producido porque el gobierno de Israel así lo ha elegido.

Y aquí es donde al presidente del gobierno de España, líder de turno de la Unión Europea, hay que pedirle que saque consecuencias. Si afirma que Israel tiene derecho a defenderse de forma proporcionada, habrá de concretar qué es aceptable hacer y qué no, bajo su punto de vista. Eliminar físicamente a los líderes de Hamás, como Obama hizo con Bin Laden, ¿es aceptable o no lo es? Entrar militarmente en Gaza, territorio autónomo, ¿es aceptable o no lo es? Disparar misiles contra objetivos seleccionados, a riesgo de equivocarte y llevarte por delante un hospital, ¿es aceptable o no lo es? Cuál es la doctrina Sánchez para la lucha correcta contra la organización terrorista Hamás en Gaza. Las preguntas valen también para Úrsula Von der Layen, para José Borrell y para Feijóo (nadie dijo que la política fuera fácil). Y en segundo lugar, si el presidente afirma que el gobierno de Israel ejecuta ya una matanza planificada e indiscriminada de palestinos sólo por el hecho de serlo, lo siguiente que habría de hacer, en coherencia, es defender que Netanyahu tiene que ser llevado ante el Tribunal Penal Internacional. Quiero decir que hasta el viernes parecía que en el gobierno de España había una discrepancia respecto de Israel: la parte socialista defendía su derecho a defenderse con unas líneas rojas; la parte yolandista acusaba de crímenes contra la Humanidad y matanza indiscriminada. Pero desde el viernes la diferencia se ha esfumado. Sánchez ha empezado a decir lo mismo que ya decía Belarra. Le falta lo de sentar a Netanyahu en el banquillo y romper relaciones diplomáticas. La duda es si le falta porque no lo comparte o porque hay que darle tiempo a se suelte del todo.

El homenaje de Sánchez a Zapatero

Agradecido por los servicios prestados ---de bien nacido es ser agradecido--- le organizó Sánchez ayer a Zapatero un homenaje en forma de automítin para ensalzar, en realidad, las virtudes de Sánchez como corajudo estratega. Hizo Zapatero uno de sus célebres pronósticos históricos (en ocasiones, alguno se cumple). La España mejor y la Cataluña normalizada ---defina usted normal--- que se abrirá camino, al fin, en cuanto Puigdemont esté amnistiado. Es verdad que Zapatero tiene un porcentaje de acierto en los pronósticos inferior al cincuenta por ciento; y es verdad que cuando no se cumple olvida rápidamente lo que profetizó (ahí están la sentencia del Estatut o la victoria de Susana Díaz como ejemplos más incómodos) pero todo sea por el perpetuo canto al optimismo que practica el ex presidente, celebrado ayer por la militancia socialista como padre adoptivo de Sánchez (perdón, como padre adoptado, es el primer caso de político adoptando un padre que en otro tiempo le repudiaba).

Zapatero interpretó su dúo con Sánchez para martillear este nuevo salmo que dice que incluso quienes critican hoy la amnistía se beneficiarán de ella, bienaventurados sean. Como ya es imposible refutar la evidencia de que la impunidad es el precio para que hubiera investidura, pasamos a este nuevo intento que es predicar que quienes la critican ---setenta por ciento del país--- también serán beneficiados. En un solo día lo dijeron Sánchez y Zapatero en el mítin, María Jesús Montero en 'El País' y Jordi Hereu en La Vanguardia. ‘Dejan de quejarse, hombre, que la amnistía es también para ustedes. Si me queréis, celebrarlo’. Declaró la vicepresidenta palito uve, o sea, cuarta: ‘Es radicalmente falso que la amnistía se hiciera para sacar la investidura’. A ver, lo que es radicalmente falso es decir que sea falso. Que está en los papeles, firmado. (Al menos esta vez no ha dicho eso de que era inconstitucional la amnistía que propuso Esquerra, no ésta que tiene, por cierto, exactamente las mismas consecuencias que aquella).

Los dos beneficiados de la amnistía: Puigdemont y Sánchez

Oye, igual a base de repetir que los beneficiados somos todos se nos olvida que aquí beneficiados son, sobre todo, dos. Puidgemont, primer huído de la justicia de nuestro tiempo que se irá de rositas después de haber cometido actos que a sus colegas les supusieron condena de hasta trece años de cárcel (de trece a cero, eso sí que es un benecifio); y Sánchez, beneficiado con los siete votos que marcaban la diferencia entre seguir o caerse. ‘Dejen de quejarse, que beneficiados somos todos’.

Sánchez persevera en su incansable empeño de reescribir la historia y convencer al personal de que la impunidad de Puigdemont es lo que estábamos todos. Hace días que hemos entrado en la fase de ‘consecuencias prometedoras de la amnistía’ para tapar la fase anterior, que es ‘cómo lo que era contraproducente se volvió de pronto deseable’. Ahora ya hemos llegado a la amnistía como factor de unidad. Seremos un país más unido. Hasta ahora cómo estábamos, presidente, poco unidos, ¿poco unidos por culpa de que no hubiera amnistía. Un país más unido que nunca. Menos mal que no concreta que entiende por unido y qué entiende por más que nunca. España, una.

Pues es imperdonable, entonces, que haya impedido usted, durante cinco años, la plena unidad de los españoles privándonos de la virtuosa amnistía. Podíamos llevar ya cinco años más unidos que nunca. Pero se ocupó el presidente de mantenernos divididos contándonos el cuento chino de que la amnistía era ilegal y, por tanto, imposible. Cinco años hurtándonos la piedra filosofal.