OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Nos hemos metido en la boca del lobo, Moncloa, el lugar donde la JEC sostiene que hay abuso de poder"

Un saludo desde el Palacio de la Moncloa, que no es propiedad de Pedro Sánchez, aunque sea Sánchez quien lo habita y quien tiene aquí su despacho.

Carlos Alsina

Madrid | 31.10.2019 08:12

Hemos venido a la Moncloa para entrevistar al presidente (en funciones) y si es preciso para advertirle de que no haga declaraciones electoristas ni presuma de los logros obtenidos (lo que él considere logros) porque puede acabar de nuevo ante la Junta Electoral Central. Ayer le dio un aviso serio -–le abrió expediente sancionador— por la entrevista que hizo en uno de los salones de este edificio con Antonio García Ferreras el viernes pasado. Donde pidió la movilización del electorado para hacer posible un gobierno fuerte, entiéndase, para que él tenga el 10 de noviembre los 150 escaños esos con los que sueña Tezanos.

El expediente, en realidad, es doble. Uno a Sánchez –-que ya veremos en qué queda— y otro a la ministra portavoz, Isabel Celaá, por la rueda de prensa ¡también del viernes y también aquí! En el caso de la ministra es reincidente. Y otra vez le dice la Junta Electoral que está feo salir ante los periodistas con una chuleta preparada para decir que este país se merece un gobierno fuerte, porque no hay que ser un agudo observador para darse cuenta el tufo electoral que tiene la cosa: si en lugar de en la sala de prensa de aquí te imaginas a Celaá en un mítin del Partido Socialista de Euskadi la ves diciendo la misma frase: España se merece un gobierno fuerte, ahora sí, vota a Pedro, en fin, todo eso.

Como ven, esta mañana nos hemos metido en la misma boca del lobo. El lugar donde la Junta Electoral sostiene que se está produciendo abuso de poder. También les digo que la preocupación del PSOE por este asunto es cero patatero. Si el abuso de los gobiernos para hacer campaña en favor de sí mismos hubiera sido sancionado por los electores, habrían ido cayendo uno detrás de otro.

A las nueve conversaremos con Pedro Sánchez, antes del Consejo de Ministros de hoy –-mañana es fiesta—y después del viaje mitinero que hizo ayer a Viladecans, Barcelona. Municipio en el que gobierna el PSC y en el que se encontró con este grupito de personas maleducadas que le gritaban 'no te queremos aquí' como si ellos tuvieran derecho a decidir quién puede y quién no puede visitar esa ciudad o cualquier otra.

Que si fuera, fuera; que si las calles siempre serán nuestras…

La revolución de las sonrisas mutó pronto en esta exhibición diaria de prepotencia autoritaria.

Gritos contra Sánchez fuera del pabellón de Viladecans, escraches organizados a las sedes del PP y Ciudadanos en Barcelona, bolsas de basura contra la subdelegación del gobierno en Tarragona. El ministro Marlaska envía doscientos cincuenta policías nacionales más a Cataluña en previsión de que los montapollos indepes quieran amargarle la visita el lunes a la princesa Leonor. Más policía nacional que tendrá que coordinarse con los mossos de esquadra. Hasta hoy el gobierno ha dicho que no hay razones para tomar más medidas excepcionales, ni ley de seguridad nacional ni requerimientos al gobierno catalán para que cumpla su obligación de garantizar la movilidad y el orden público. Le preguntaré luego a Sánchez si sigue pensando que no hay por qué hacer nada más.

Y cómo de insistente se le puso Iceta para que, por Dios, metiera en el programa electoral del PSOE el comodín éste del federalismo: el banderín que siempre saca el PSC cuando le dicen que qué propone él para solucionar lo de Cataluña. Bueno, el banderín que saca desde que se borró del derecho a decidir, la autodeterminación marca blanca que se inventó el nacionalismo catalán hace seis o siete años y en el que el PSC se dejó enredar de mala manera. La forma de salir de aquel embrollo fue esto del federalismo que en Cataluña interesa lo justo y que en el resto del país, y en el resto del PSOE, deja al personal bastante frío.

Iceta debe de pensar que refrescar el estribillo de la España federal es imprescindible para poder darle a Sánchez los 14 escaños catalanes que le atribuye el CIS. Y aquí en Moncloa, se lo han concedido. Aquí en Moncloa, que es donde está de verdad el comité electoral socialista y donde habrían preferido que todo esto, federalismo, reforma constitucional, plurinacionalidad, nación de naciones, no se cruzara en la campaña electoral. Nada que pueda interpretarse, a una semana y pico de las urnas, como concesión o pasteleo con el independentismo. Hace un año estaba visitando Sánchez a Joaquim Torra en Pedralbes y ahora ni le coge el teléfono. Así se está escribiendo la historia.

Cincuenta mil personas manifestándose en una ciudad de doscientos mil habitantes. Ya sólo la proporción da idea de la magnitud que alcanzó anoche la marcha en defensa del Mar Menor en Cartagena.

Vecinos de la propia Cartagena, de Los Alcázares, de San Pedro del Pinatar, de Los Nietos, de La Manga, se juntaron bajo un mismo lema, el SOS, el mensaje de socorro dirigido a todas las administraciones para que actúen ya, actúen en profundidad, y consigan revertir el deterioro que desde hace veinte años se viene produciendo en la laguna salada de la costa murciana. Esta parte del manifiesto que leyó Celia Mora, ingeniera agrónoma y sorda desde niña.

El sentir de los manifestantes era claro: salvar el Mar Menor para que sus hijos, y los hijos de sus hijos, puedan disfrutar de él como lo hicieron antes ellos.

Hubo gritos de dimisión para el presidente regional, López Miras. Hubo abucheos a la llegada de Narbona y Conesa, los dos representantes socialistas. Ya dijimos ayer que estando, como estamos, en vísperas electorales, todos los partidos se muestran más receptivos que nunca al malestar ciudadano y todos los partidos están más predispuestos que nunca a tirarse los peces muertos a la cabeza. Ambas cosas sucedieron anoche mientras Cartagena acogía una de las mayores. manifestaciones de su historia.