La gente aprende de sus errores
Les voy a decir una cosa.
¡Ya era hora de que viniéramos a Zaragoza! Teníamos una deuda con todos ustedes que hoy, por fin, podemos saldar: hacer La Brújula con ustedes, los oyentes de Onda Cero Zaragoza, para que pudiéramos ponernos cara y comprobar cuánto mejoramos en persona.
En realidad, ya hicimos La Brújula en Zaragoza hace tres o cuatro años, pero sin público. Me acuerdo que estaba de presidente autonómico Marcelino Iglesias (oye, soy de los pocos que, en Madrid, aún se acuerdan de Marcelino Iglesias, con el impulso decisivo que le dio a su partido cuando le hicieron secretario de organización y lo poco que se lo han agradecido; bueno, le han hecho senador para darle alegría a la cámara alta, ¡ahora es una fiesta el Senado! Es un tipo divertido el señor Iglesias, ya lo creo, hoy recibió la medalla de Aragón como corresponde a quienes han sido presidentes.
Estaba Marcelino de presidente y Belloch de alcalde, lo que pasa es que
Belloch lleva de alcalde ya tantos años, ¿verdad?; Belloch ya era alcalde cuando Agustina de Aragón aun no sabía disparar cañones. Un veterano. Total, que hicimos el programa pero sin público, sin ustedes. Y muchos de ustedes me lo reprocharon, por correo, con mensajes: “como es posible, para una vez que vienes; déjate ver, aunque seas feo; como vuelvas a hacerme esto, me marcho a la Ser”, mensajes así que uno recibe y que te hacen reflexionar. Y yo hice examen de conciencia y pronuncié una frase que luego otros me han copiado. Dije: “Lo siento mucho. Me he equivocao. No volverá a ocurrir”. Quedé como un rey.
Así que aquí estamos, en Zaragoza. Donde el Ebro detiene su paso para disfrutar de la vista y donde la virgen tiene su Pilar. Como dice la jota: “Nace santanderino / y muere catalán / pero el Ebro es maño y bien maño / cuando reza ante el Pilar”.
Uno que no era de aquí y pretendía chinchar a un zaragozano le preguntó una vez: “¿pero vosotros tenéis catedral?” Y el maño respondió: “¿Que si tenemos catedral? ¡Tenemos dos y media!” La Seo, la Basílica y San Pablo, que no es catedral pero como si lo fuera. Durante mucho tiempo tener dos catedrales era motivo de orgullo para una ciudad. Ahora se consideraría “duplicidad” de organismos espirituales. Dos catedrales. Si se entera Montoro privatiza una. Y si se entera Rubalcaba las cierra todas.
Está la cosa...¿verdad? Vaya mes llevamos: suben los fármacos, suben los impuestos, suben las tasas universitarias, a ver si lo único que va a bajar este año es el Real Zaragoza. La Pilarica no lo quiera. Está el equipo en zona de peligro. Otra vez este año están sufriendo mucho los zaragocistas. Y hasta el último minuto estarán peleando la permanencia. Se le está poniendo a Manolo Jiménez cara de mortaja, o de Cuéntame, de cosa del pasado. Claro, a este paso, el nuevo estadio de San José va a acabar siendo el estadio que nunca existió. Ya pueden cuidar ustedes bien la Romareda. He leído que la única posibilidad de que se retomara el proyecto del nuevo estadio sería que Zaragoza fuera subsede de los Juegos Olimpicos de 2020, o sea, que Madrid organizara esos Juegos Olímpicos. Pues qué quieren que les diga, amigos, no es por desanimarles, pero que Madrid consiga unos Juegos Olimpicos es como ver a Bisbal con el pelo liso, un imposible.
Y tampoco creáis que en Madrid ahora está la gente como loca por organizar unas olimpiadas, porque cuesta un porrón de millones y Rajoy acaba de decir que estamos pelados, ¿no? Yo creo que a los madrileños se les han quitado las ganas, pero no se atreven a decirlo muy alto por si se entera Gallardón. Dices: bueno, pero si ya no está de alcalde. Ya, pero es ministro de Justicia. Puede cambiar el código penal para meter en la cárcel a todo el que no tenga espíritu olímpico. Dile tú a Rajoy que tenemos que montar unos Juegos y verás lo que te dice. Bueno, probablemente no te dirá nada porque él es de hablar poco. Reservón.
Pero la frase que lo explica todo ya la dijo el otro día: tres palabras: NO-HAY-DINERO. ¿Para qué? Para nada. Mañana hay debate de Presupuestos en el Congreso. Puede ser un debate muy corto. Sube Montoro, dice: “No hay dinero”. Y se baja. Van subiendo los portavoces de los demás grupos: “el gobierno debería subir las becas, bajar las tasas, hacer carreteras, terminar los Aves, regalar los fármacos”. Y cuando han terminado todos vuelve a subir Montoro y dice: “Repito: no-hay-dinero”. Fin del debate.
“No hay dinero”: esto es un cambio de actitud del gobierno que yo creo que no ha sido suficientemente valorado. Porque antes el gobierno se esforzaba en camuflar la realidad y convencernos de que jamás se le ocurriría hacer todo lo que ha terminado haciendo.
. Recurría a esta chuleta que llevan consigo todos los gobernantes que les recuerda cómo se dice en lenguaje político lo que la gente corriente decimos de otra manera, ¿no? Y así no se les olvida que...
· En lugar de “recortar” se dice...“ahorrar”.
· En lugar de “impuesto” se dice...“pedir un esfuerzo”.
· En lugar de “vamos a cobrar por todo lo que antes no se cobraba”...se dice” vamos a modernizar el modelo”.
· A la bajada se le llama “crecimiento negativo”, luego a la subida, en justa correspondencia, se le llamará entonces “decrecimiento positivo”.
Por eso cuando sube la luz se dice que “experimenta un decrecimiento positivo”. Y cuando baja la luz...bueno, la luz nunca baja. Cuando los gobernantes dicen “explicaremos las medidas a los ciudadanos” lo que quieren decir es “os vais a enterar, amigos”. Y cuando dicen “recuperaremos la confianza de los mercados” lo que quieren decir es “nos van a crujir”.
· ¿Cómo se dice “iremos improvisando”? “Tenemos un plan”.
· ¿Cómo se dice “no tenemos ni idea de cómo arreglar esto”? “Sabemos lo que hacemos”.
Éste es el ABC del camuflaje de los discursos. Por eso que salga Rajoy a decir “no hay dinero” pues sorprende. Y acongoja, sobre todo acongoja. Porque si no hay dinero, ya sabemos de dónde lo van a sacar.
Pero de eso ya tendremos ocasión de ir hablando, que tampoco es cuestión de iniciar el programa cortándonos las venas. Hoy he leído la portada del Heraldo que decía:
“Aragón intenta olvidarse de la crisis por un día”. Digo “pues no se lo vamos a poner fácil, me temo”. Pero queremos celebrar que estamos en Zaragoza, capital de Aragón, tierra de ofrendas florales, de jotas, de gigantes y de cabezudos (y no miro a nadie). De robaculeros. Tierra, dicen, de gente testaruda. No será verdad. Que no hombre, que no será verdad. Bueno, de acuerdo, sí es verdad. Si ustedes se empeñan. Aragón, cuna de Francisco de Goya y tierra de acogida de Mari Cruz Soriano. Aragón, que festeja hoy a San Jorge, caballero cristiano y mártir.
Quién no conoce la leyenda del caballero y el dragón, ¿verdad? Unos la sitúan en Capadocia, otros en Silca. Un dragón tenía aterrorizado a un reino. Cada día había que ofrecerle un sacrificio para que no subiera la prima de riesgo (perdón, para que no les atacara, destruyendo las casas e incendiando las calles). Primero le fueron entregando ovejas, corderos, terneras, pero se terminaron los animales y hubo que empezar con las personas. ¿Algún voluntario? Claro, nadie quería. Pero era susto o muerte, así que empezó el susto porque cada día le tocaba a alguien.
Semanas y semanas y semanas. Mientras los enviados al sacrificio fueron gente corriente -asalariados, funcionarios, pensionistas, universitarios-, el dragón se los merendaba y a otra cosa. Ah, pero un buen día en el sorteo de “quién pringa hoy” le tocó a la princesa. Ay, la princesa, tan dulce, tan bien vestida, tan delicada. Y tan suertuda, porque según iba la pobre al matadero mira tú por dónde se encontró con un valeroso caballero que le dijo: “aparta guapa y déjamelo a mí”. Y en estas, sacó la espada y mató al dragón de una estocada, así, con un par y un pis pas. Y se salvó la princesa. (Os dais cuenta de que hasta en las leyendas hay clases, eh. ¡Si eres princesa te salvas, Letizia!)
De la sangre que manaba de la herida mortal del bicho se formó una rosa que el caballero, Jorge, regaló a la dama. Ésta, agradecida, le regaló un libro porque se dio cuenta de que al caballero le sobraba valor pero igual le faltaba cultura, digo yo. En Palacio, naturalmente, se alegraron mucho porque una princesa viva siempre es más útil que una princesa devorada, pero en el pueblo la gente lo que empezó a decir es: “esta caballero ya podía haber aparecido antes, ¿no?, con la cantidad de plebeyos que hemos sido triturados”. Y el caballero, que era muy bueno y por eso acabarían haciéndole santo, admitió que debía haber estado más despierto y pronunció una frase que en el pueblo nunca han olvidado: A lo mejor os suena. Dijo: “Me he equivocado. Lo siento. No volverá a ocurrir”. Él también quedó como un rey.
La gente aprende de sus errores. Un señor que se llama Echániz ha pedido disculpas por decir que los ocho euros que van a pagar los pensionistas por sus fármacos, total, equivale a cuatro cafés, bah, calderilla. Y un señor que se llama Beteta ha pedido disculpas por decir que los funcionarios tienen que olvidarse de andar tomando cafelitos y leyendo el periódico. El café es una bebida letal para los políticos. Siempre derrapan en el mismo producto. Acordaos de Zapatero cuando le preguntaron cuánto costaba un café, ¿no? Bueno, fíjate si aprenderá la gente de sus errores que Zapatero está dando conferencias sobre cómo prever las crisis económicas. ¿Por qué? Porque él también aprende. Y si por cada error que cometió ha aprendido una lección, ahora debe de tener una cultura enciclopédica.
La historia de San Jorge ha sido muy investigada. Recientes estudios han descubierto que el dragón, en realidad, era alemán. Y dragona. Se llamaba Ángela y estaba todo el día echando fuego por la boca. Por eso media Europa quiere creer que ha aparecido nuestro San Jorge en la persona de un socialista francés tirando a soso que se llama Fancois Hollande y que puede convertir a Sarkozy en un presidente corto. No bajo, sino breve. Sarkozy aprendió ayer lo que el Barça aprendió el domino: que no siempre ganas.
Hemos dicho que hoy es el Día de esta comunidad...pero también es el día de Castilla y León. El día de Sant Jordi en Catalunya. Y el día del libro, claro. Porque tal día como hoy falleció William Shakespeare, dramaturgo magnífico, y fue enterrado Miguel de Cervantes, que tampoco era manco. Bueno, sí era manco. Pero con la mano que le quedaba escribía como los ángeles. El día del libro. Como dice mi amigo Celso del Río, está muy bien regalar libros, pero lo suyo es leerlos. Brindamos con Magno por los escritores y por quienes los leemos.