¿Cómorrr?
Les voy a decir una cosa.
Nueve de cada diez ciudadanos reaccionaron esta tarde a la noticia con un ¿qué?, ¿perdón?, ¿mande?, ¿cómorrrr? El décimo era Francisco Álvarez Cascos, presidente autonómico reciente que ha optado por jugarse el todo por el todo. O saca la mayoría absoluta que ahora no tiene (hipótesis una), o pierde las elecciones -y el gobierno de Asturias- en favor del PP (hipótesis dos). Asturias irá a las urnas el 25 de marzo,mismo día que eligió Griñán para las elecciones andaluzas. Domingo, 25, elecciones andaluzas y asturianas.¿Se puede convocar elecciones ocho meses después de haber celebrado las últimas? En efecto, se puede. Se llama “elecciones anticipadas”, y en este caso van a ser súper anticipadas, porque tocaban en mayo de 2015.
¿Y se debe a? Pues se debe a que el gobierno Cascos no logró sacar adelante sus presupuestos para 2012. Entre las dos opciones que se le presentaban, funcionar con los presupuestos anteriores prorrogados o negociar un acuerdo parlamentario con el PP o con el PSOE, Cascos ha elegido ninguna de las dos: disuelve el Parlamento y convoca elecciones anticipadas. De las que puede salir reforzado (hipótesis una) o escaldado (hipótesis dos). Hay una tercera hipótesis, que sería la opción marmota: que el resultado de las urnas fuera el mismo que ya salió en mayo, sin mayoría absoluta para ningún grupo y repetición, por tanto, de la jugada.
Es probable que a Mariano Rajoy, cuando le hayan dado la noticia de la inusitada convocatoria electoral, haya dicho también ¿cómorrr? Claro que si a Cándido Méndez y a Fernández Toxo les han dado, a su vez, la noticia de que Rajoy prevé una huelga general antes del verano habrán reaccionado de idéntica forma: emulando a Chiquito. De la cumbre europea organizada por Van Rompuy para preguntar a los socios cómo generar empleo ha salido la inesperada noticia de que Rajoy calcula que su reforma laboral le costará una huelga. No lo ha dicho el presidente en rueda de prensa, o en declaraciones a los medios, sino en conversación -intérprete mediante— con los primeros ministros de Holanda y de Finlandia. Que dirá usted: no son pesos pesados de la UE. Bueno, pero son los más firmes aliados de la señora Merkel. Y a los que Rajoy ha comentado que la herencia que ha recibido es peor de lo que temía, que las previsiones nos lo ponen crudo y que va a hacer una reforma laboral que le va a costar una huelga.
Habrá quien diga que esto es ponerse la venda antes de la herida, pero más parece un esfuerzo de Rajoy por decir a sus colegas europeos lo que estos desean escuchar, la prueba de que es un dirigente al que no le tiembla la mano con las reformas. Si la unidad de medida de la profundidad de una reforma laboral es que te convoquen una huelga –a Zapatero le hicieron una—Rajoy quiere pensar (o quiere que sus colegas piensen) que le convocarán una. Tiene que cultivar esta imagen de líder firme en la ejecución de las reformas con más determinación que los demás, puesto que es él quien, a la vez, está sugiriendo la conveniencia de aplazar los objetivos de déficit público.
De esto va la nueva cumbre decisiva que se celebra hoy en Bruselas y que es como la cara B de la última que celebraron los líderes. Si en aquélla, mediados de diciembre, se conjuraron todos menos Cameron para desterrar el déficit público y levantarle un dique a la deuda -nuevos compromisos, regla de oro del equilibrio presupuestario en las Constituciones, sanciones a quienes no cumplan, etcétera, etcétera, etcétera y otro etcétera- ésta de ahora es la cumbre del “sí, pero”. Sí a todo lo anterior, bendito sea el equilibrio presupuestario, pero con letra pequeña (en tiempo de recesión no es tan bendito y por eso cabe hacer una excepción y apostar por politicas de gasto); ahora que ya hemos dejado claro lo decididos que estamos a ajustarnos, vamos a darnos un poco de cuartelillo porque tanto recorte, con la economía menguando y el consumo en mínimos, no hay quien lo aguante.
La cumbre, formalmente, está convocada para hablar de empleo, en concreto del empleo juvenil (la tasa de paro juvenil en Europa está en el 21 %, en España el doble), pero como, en realidad, ninguno de los gobiernos allí presentes tiene recetas milagrosas que enseñar a los demás -tampoco el gobierno de Rajoy, recién llegado- en realidad de lo que están hablando es del “sí, pero”, sí, Angela, sí, ajustarse está muy bien, nadie reniega de sanear las cuentas, pero a este ritmo, chica, nos asfixiamos. Sobre todo Rajoy, que tiene que recortar un dos por ciento adicional de déficit porque, en lugar del seis, el gobierno anterior (con la inestimable colaboración de algunos gobiernos autonómicos) lo dejó en el ocho. Los partidarios de revisar la doctrina Merkel subrayan que, al menos, ésta es la primera cumbre convocada para hablar de crecimiento y empleo, en lugar de déficit y deuda.
Menos da una piedra. Y Zapatero debe de estar pensando que lo suyo es mala suerte. Justo ahora que Europa se plantea aflojar un poco, él ya es historia. Él, que tuvo que tragar con aquellos ajustes impuestos e impopulares -hasta pasar de converso a más papista que el Papa- comprometiendo su coherencia política y extraviando el poco crédito que, para entonces, ya le quedaba. Cuánto dirigente de su partido que en aquel momento le llamó “estadista” y elogió su sacrificio por España (la bobada aquella tan extendida de que se había “inmolado” por su país), cuanto dirigente que entonces se afanó en hacerle la pelota señala ahora en conversaciones privadas que aquel fue el error mayúsculo de un dirigente errático al que siempre le vino grande el cargo. “Mira cómo nos ha dejado”, dicen ahora los críticos que nunca hubo, “qué destrozo de partido, qué solar ayuno de poder, cómo estará de chunga la cosa que tenemos que elegir, ya ves tú, entre Chacón y Rubalcaba, ilusionistas frente a ilusos”.
Al PSOE, las elecciones de 2011 (primero, municipales y autonómicas, después, generales) lo han dejado tiritando. En expresión de Emiliano García Page, alcalde de Toledo y aspirante diferido, el partido ha pasado del coche oficial a la UVI móvil. Para austeridad, la del PSOE. En estado de shock, con la hemorragia aún abierta y con un postoperatorio que se adivina largo y con rivalidades internas que pueden acabar en desgarro. Los chaconistas sostienen que Rubalcaba es un señor mayor que estaba bien para el felipismo, pero que no para encarnar una nueva etapa. Oye, no les falta razón. Los rubalcabistas sostienen que Chacón es una herencia del zapaterismo cuyas capacidades están, en gran medida, inéditas y cuyo carisma no termina de aflorar. Y oye, tampoco les falta razón.
Ambos bandos dicen que van ganando. Puede que acabe ganando Chacón, pero hoy por hoy es Rubalcaba quien lo tiene más al alcance de la mano. Por la mínima, eh, por eso El País se ha metido en faena para poner a caer de un burro a la candidata y a eso que se llama “su entorno”, es decir su marido y los amigos de Zapatero. Lo primero que habrán de hacer los delegados, en todo caso, es votar la gestión del secretario general saliente, es decir, ponerle nota a Zapatero. Es en este voto en el que más divergencia va a haber entre lo que dicen los delegados en privado y lo que acabarán diciendo con su voto. A Zapatero lo ponen de vuelta y media, pero su gestión saldrá respaldada. No quieren hacer sangre. Se le aplaude para que se vaya y se acabó. The end. Fin de estapaa.
Vamos a tomarnos un carajillo, no por esto, sino por las mujeres conductoras...y por la justicia poética. Por fin un estudio demuestra lo que, entre las mujeres, era un clamor: que ellas aparcan mejor, aunque se tomen más tiempo. El estudio lo ha hecho una empresa de aparcamientos británica y lo hoy publica el Daily Telegraph. La mujer hace más maniobras porque le gusta colocar el coche bien, ordenado y sin molestar a nadie. Al hombre le preocupa menos: como entre en el hueco, así se queda. Desvela también el estudio que, al entrar al parking, el hombre va tan deprisa que se salta plazas libres. La mujer, sin embargo, va despacito y mirando bien. A ella no se le escapa ninguna.
Es probable que a Mariano Rajoy, cuando le hayan dado la noticia de la inusitada convocatoria electoral, haya dicho también ¿cómorrr? Claro que si a Cándido Méndez y a Fernández Toxo les han dado, a su vez, la noticia de que Rajoy prevé una huelga general antes del verano habrán reaccionado de idéntica forma: emulando a Chiquito. De la cumbre europea organizada por Van Rompuy para preguntar a los socios cómo generar empleo ha salido la inesperada noticia de que Rajoy calcula que su reforma laboral le costará una huelga. No lo ha dicho el presidente en rueda de prensa, o en declaraciones a los medios, sino en conversación -intérprete mediante— con los primeros ministros de Holanda y de Finlandia. Que dirá usted: no son pesos pesados de la UE. Bueno, pero son los más firmes aliados de la señora Merkel. Y a los que Rajoy ha comentado que la herencia que ha recibido es peor de lo que temía, que las previsiones nos lo ponen crudo y que va a hacer una reforma laboral que le va a costar una huelga.
Habrá quien diga que esto es ponerse la venda antes de la herida, pero más parece un esfuerzo de Rajoy por decir a sus colegas europeos lo que estos desean escuchar, la prueba de que es un dirigente al que no le tiembla la mano con las reformas. Si la unidad de medida de la profundidad de una reforma laboral es que te convoquen una huelga –a Zapatero le hicieron una—Rajoy quiere pensar (o quiere que sus colegas piensen) que le convocarán una. Tiene que cultivar esta imagen de líder firme en la ejecución de las reformas con más determinación que los demás, puesto que es él quien, a la vez, está sugiriendo la conveniencia de aplazar los objetivos de déficit público.
De esto va la nueva cumbre decisiva que se celebra hoy en Bruselas y que es como la cara B de la última que celebraron los líderes. Si en aquélla, mediados de diciembre, se conjuraron todos menos Cameron para desterrar el déficit público y levantarle un dique a la deuda -nuevos compromisos, regla de oro del equilibrio presupuestario en las Constituciones, sanciones a quienes no cumplan, etcétera, etcétera, etcétera y otro etcétera- ésta de ahora es la cumbre del “sí, pero”. Sí a todo lo anterior, bendito sea el equilibrio presupuestario, pero con letra pequeña (en tiempo de recesión no es tan bendito y por eso cabe hacer una excepción y apostar por politicas de gasto); ahora que ya hemos dejado claro lo decididos que estamos a ajustarnos, vamos a darnos un poco de cuartelillo porque tanto recorte, con la economía menguando y el consumo en mínimos, no hay quien lo aguante.
La cumbre, formalmente, está convocada para hablar de empleo, en concreto del empleo juvenil (la tasa de paro juvenil en Europa está en el 21 %, en España el doble), pero como, en realidad, ninguno de los gobiernos allí presentes tiene recetas milagrosas que enseñar a los demás -tampoco el gobierno de Rajoy, recién llegado- en realidad de lo que están hablando es del “sí, pero”, sí, Angela, sí, ajustarse está muy bien, nadie reniega de sanear las cuentas, pero a este ritmo, chica, nos asfixiamos. Sobre todo Rajoy, que tiene que recortar un dos por ciento adicional de déficit porque, en lugar del seis, el gobierno anterior (con la inestimable colaboración de algunos gobiernos autonómicos) lo dejó en el ocho. Los partidarios de revisar la doctrina Merkel subrayan que, al menos, ésta es la primera cumbre convocada para hablar de crecimiento y empleo, en lugar de déficit y deuda.
Menos da una piedra. Y Zapatero debe de estar pensando que lo suyo es mala suerte. Justo ahora que Europa se plantea aflojar un poco, él ya es historia. Él, que tuvo que tragar con aquellos ajustes impuestos e impopulares -hasta pasar de converso a más papista que el Papa- comprometiendo su coherencia política y extraviando el poco crédito que, para entonces, ya le quedaba. Cuánto dirigente de su partido que en aquel momento le llamó “estadista” y elogió su sacrificio por España (la bobada aquella tan extendida de que se había “inmolado” por su país), cuanto dirigente que entonces se afanó en hacerle la pelota señala ahora en conversaciones privadas que aquel fue el error mayúsculo de un dirigente errático al que siempre le vino grande el cargo. “Mira cómo nos ha dejado”, dicen ahora los críticos que nunca hubo, “qué destrozo de partido, qué solar ayuno de poder, cómo estará de chunga la cosa que tenemos que elegir, ya ves tú, entre Chacón y Rubalcaba, ilusionistas frente a ilusos”.
Al PSOE, las elecciones de 2011 (primero, municipales y autonómicas, después, generales) lo han dejado tiritando. En expresión de Emiliano García Page, alcalde de Toledo y aspirante diferido, el partido ha pasado del coche oficial a la UVI móvil. Para austeridad, la del PSOE. En estado de shock, con la hemorragia aún abierta y con un postoperatorio que se adivina largo y con rivalidades internas que pueden acabar en desgarro. Los chaconistas sostienen que Rubalcaba es un señor mayor que estaba bien para el felipismo, pero que no para encarnar una nueva etapa. Oye, no les falta razón. Los rubalcabistas sostienen que Chacón es una herencia del zapaterismo cuyas capacidades están, en gran medida, inéditas y cuyo carisma no termina de aflorar. Y oye, tampoco les falta razón.
Ambos bandos dicen que van ganando. Puede que acabe ganando Chacón, pero hoy por hoy es Rubalcaba quien lo tiene más al alcance de la mano. Por la mínima, eh, por eso El País se ha metido en faena para poner a caer de un burro a la candidata y a eso que se llama “su entorno”, es decir su marido y los amigos de Zapatero. Lo primero que habrán de hacer los delegados, en todo caso, es votar la gestión del secretario general saliente, es decir, ponerle nota a Zapatero. Es en este voto en el que más divergencia va a haber entre lo que dicen los delegados en privado y lo que acabarán diciendo con su voto. A Zapatero lo ponen de vuelta y media, pero su gestión saldrá respaldada. No quieren hacer sangre. Se le aplaude para que se vaya y se acabó. The end. Fin de estapaa.
Vamos a tomarnos un carajillo, no por esto, sino por las mujeres conductoras...y por la justicia poética. Por fin un estudio demuestra lo que, entre las mujeres, era un clamor: que ellas aparcan mejor, aunque se tomen más tiempo. El estudio lo ha hecho una empresa de aparcamientos británica y lo hoy publica el Daily Telegraph. La mujer hace más maniobras porque le gusta colocar el coche bien, ordenado y sin molestar a nadie. Al hombre le preocupa menos: como entre en el hueco, así se queda. Desvela también el estudio que, al entrar al parking, el hombre va tan deprisa que se salta plazas libres. La mujer, sin embargo, va despacito y mirando bien. A ella no se le escapa ninguna.