monólogo de alsina

Alsina señala el debate al que se resiste Pedro Sánchez: "Por qué la derecha le está comiendo al PSOE las opciones de gobernar"

Carlos Alsina critica la reacción del Gobierno a la debacle socialista en Extremadura y que en vez de debatir sobre la difícil situación del PSOE se dediquen a ridiculizar a los críticos, como Jordi Sevilla, Madina o Page.

Carlos Alsina

Madrid |

ondacero.es | ondacero.es

Ocurrió que quien mandaba entonces, Augusto, promulgó un edicto. Un edicto era un decreto. Gobernaba Augusto por decreto, como nuestro gobierno de ahora. Decretó que había que empadronarse porque si uno no sabe cuántos gobernados tiene tampoco puede cobrarles impuestos a todos. Y Roma ni paga traidores ni deja de cobrar a los pueblos que absorbe. Obligados a empadronarse (él y María), José, que era quien lo decía todo porque Galilea era heteropatriarcal, entendió que lo suyo era empadronarse no allí donde residían sino en Belén, la ciudad de David, con el argumento (un poco peregrino) de que allí estaban sus raíces.

Para allá que se fueron, como cuenta Lucas. Ella, embarazada de nueve meses y en un viaje de varios días que hoy habría desaconsejado cualquier médico. Es que no había tren, ni autobús, ni abono transporte. Había sandalia. Y borrico, en el mejor de los casos. Cabe imaginar en qué estado de agotamiento llegó María a la ciudad de David, mucho David pero poco alojamiento.

Ni José había planificado como dios manda el viaje (en algún sitio habrían de dormir, y de parir), no tenía reserva en la posada, no tenía familia a quien pedir cobijo (las raíces debían de ser francamente antiguas), ni contó con la ayuda de la población local, carente, a todas luces, de esto que hoy llamamos empatía. No lo digo yo, lo dice Lucas: que llegados allí, María dio a luz y acostó al niño en un pesebre porque no había lugar para ellos en la posada. Ni lugar ni humanidad: era una mujer embarazada.

El ángel se apareció, entonces, a los pastores que velaban el sueño de sus rebaños. Y les dijo: 'No temáis', porque ver a un ángel luminoso en plena noche sobresalta, 'no temáis porque vengo a daros una buena noticia'. '¡Eso no existe!', replicaron los pastores (porque oían cada mañana las tertulias). '¡Sí que existe, sí!', insistió, tozudo el ángel, exhibiendo la autoridad que te da estar por encima de los mortales. La buena noticia es que os ha nacido el salvador al que hallaréis envuelto en pañales y acostado en un pesebre.

Gloria a dios en las alturas, paz en la tierra y buena voluntad para todos los hombres. Y mujeres.

Y ésta es la historia del día de hoy. La historia de un nacimiento (a estas alturas ya da igual si real o imaginado) que hace que esta próxima noche se considere la noche de la bondad por excelencia, o sea, la buena, y que mañana, para celebrarlo, sea fiesta. La historia de hoy es la del niño que nace en Palestina (un niño en Judea) para cambiar el curso de la Historia (más de Occidente que de su pueblo judío).

Hoy es día de celebraciones, de tardeo, de agitación en las cocinas de España, de apretarse en los hogares, y de desplazamientos

Hoy es día de celebraciones, de tardeo, de agitación en las cocinas de España, de apretarse en los hogares, y de desplazamientos. El gran día del transporte, no en borrico sin en los autocares, los trenes y los coches. Y un poco menos, pero también, los aviones.

Total, que hemos llegado a la Nochebuena y ya casi, al día de Navidad. Se aparecerá esta noche en la radio y la televisión el rey Felipe para compartir desinteresadamente con nosotros cómo lo ha visto él. ¿El qué? El año. El año en que la restauración de la monarquía cumplió cincuenta años, aunque aquella del 75 fuera una monarquía instaurada por el régimen que inventó aquello del reino sin rey, o sea, Franco, y aunque aún le faltaran tres años, y una Constitución de verdad, para mutar de monarquía ejecutiva en monarquía parlamentaria, despojado el monarca del poder ejecutivo y transformado en moderador de las demás instituciones del Estado.

Árbitro y moderador, no confundir con moderadito. En esa condición, de moderador, se expresará de nuevo el rey esta noche.

Si se cumple la tradición (que para eso está las tradiciones, para cumplirse) ensalzará las virtudes del entendimiento y la concordia entre ciudadanos con posiciones distintas (que no se entere Óscar Puente), subrayará el imperativo de higiene en la vida pública que rige para todos (Ábalos no se dará por aludido en su celda preventiva) y recordará que es la Constitución del 78 la que garantiza la convivencia entre españoles que aunque hay días que parece que se odien entre ellos y que si pudieran, se matarían, afortunadamente no se matan, sólo discuten. Aunque puede que, de un tiempo a esta parte, algunos le hayan cogido el gusto a odiarse.

Llegamos a Navidad con nuestras tradiciones de siempre. Es tradición que el gobierno termine el año decretando medidas económicas: pensiones, ingreso mínimo vital, cotizaciones de autónomos.

A falta de nuevos Presupuestos (cómo era aquello de que los iba a presentar el gobierno antes de fin de año, pero seguro, segurísimo) sudando, sudando, tira el Ejecutivo de lo de siempre, los decretos, y deja para enero la convalidación parlamentaria.

Ayuno de mayoría, sabedor de que hoy perdería la cuestión de confianza, se agarra el gobierno a una previsión de PIB para regalarse a sí mismo un poco de esperanza. El Banco de España, gobernado por el ex ministro Escrivá, mejora su estimación para el año que viene: ahora calcula un 2,2 %. Buena noticia, pastores, que el crecimiento vaya a ser cuatro décimas mayor de lo que parecía.

Mejorar previsiones es alentador. Aún lo sería más que la previsión para el año que viene fuera mejor que el crecimiento de éste

Mejorar previsiones es alentador. Aún lo sería más que la previsión para el año que viene fuera mejor que el crecimiento de éste. Pero ahí es donde la cosa pincha. En 2024 nuestro PIB creció un 3,5%. En 2025 se prevé un 2,9%.

Para 2026, mejorada y todo, es del 2,6%. Crecer, seguiremos creciendo, pero a menos velocidad. Y con el personal echando en falta que su poder adquisitivo también remonte.

Se cumplió la tradición en Moncloa

Es tradición que el gobierno utilice los recursos de la Moncloa para atacar a los gobiernos autonómicos, al PP, a Vox, a los críticos y, en general, a todo el que no comulgue con sus planteamientos. Y se cumplió la tradición. ç

Ha batido un récord la nueva portavoz Elma Saiz: en su primera rueda de prensa, ya confundió su papel y en lugar de informar opinó y mitineó contra el PP, contra Guardiola y contra la última convocatoria electoral.

E innova el gobierno. Mientras el secretario general del PSOE, que es parte afectada por el resultado electoral, se hace el loco, o el sordo, o el sueco, el gobierno de España, que nada tiene que ver en un proceso electoral autonómico, se auto adjudica el papel de analista interesado (y mal perdedor) e innova con este argumento: los ciudadanos no se enteran de los terribles efectos que tienen para ellos haber dado el gobierno de sus comunidades autónomas a la derecha.

A ver si se entiende, como diría Oscar Puente: los votantes, que son quienes han dado los gobiernos autonómicos a la derecha, no sufren, no ven lo perjudicial que es para ellos lo que han votado gracias a las políticas benéficas del gobierno central que palían el desastroso efecto y mantienen a los votantes ciegos. Ahora se entiende qué era de eso de que a los ciudadanos les renta. Ciudadanos votantes, ¿qué os pasa, que no lo veis?

¡No estáis entendiendo nada! Votáis a vuestro enemigo y es el gobierno sanchista el que es os salva. Y eso tampoco lo queréis ver. Bueno, es una táctica novedosa e interesante. Decirle al elector que no se entera.

Eso, y seguir con el martilleo de que el problema gordo lo tiene el PP porque va a necesitar a Vox en todas partes. Guardiola necesitará a Vox. Azcón necesitará a Vox o a Aragón existe. Mañueco necesitará a Vox. Moreno, igual también. Perdón por la pregunta, pero el PSOE ¿a quién necesitará para gobernar? Respuesta: a nadie porque con nadie alcanzaría el mínimo de escaños necesario para gobernar ni Extremadura, ni Aragón, ni Castilla y León, ni Andalucía. Ni Galicia. Ni Madrid. Ni la Comunidad Valenciana. Ni la Región de Murcia. Pero ya dijo la portavoz del PSOE que el sanchismo está más fuerte que nunca.

Y ya le ha dicho Oscar Puente a Jordi Sevilla, en el tono sobrao que se gasta en tuiter (qué pena) que vaya a las sedes socialistas a recoger firmas para su manifiesto crítico porque no las pisa desde la primera comunión.

Como dice Sánchez, elevemos el debate. Ir a las sedes socialistas estos días debe de ser un ejercicio interesante. A la de Badajoz, por ejemplo, donde Vox se les ha puesto por delante. El sobradismo igual ayuda a ganarse el aplauso de la parroquia más cafetera, o más tuitera, pero desmerece a quien recurre a él para rebatir cualquier postura crítica.

En Ferraz se resisten a admitir que el debate pendiente no es si Madina es un resentido, Sevilla un ovni o García Page una mosca cojonera, sino por qué la derecha le está comiendo al PSOE las opciones de gobernar en casi todo el país. Es el debate que ya fue abortado una vez, junio de 2023, por el secretario general convocando unas elecciones generales.

Regodearse en que el PP necesita a Vox es resignarse a que quien no gobierne sea el PSOE

Sánchez disolvió las Cortes anticipadamente porque la izquierda había sido descabalgada del gobierno de siete comunidades autónomas y no había logrado recuperar el gobierno de ninguna de las que ya gobernaba la derecha. Dos años y medio después, las encuestas reflejan que sigue sin opción de recuperar ninguno de esos gobiernos (bueno, en Extremadura no han sido encuestas, han sido urnas y han sido aún peores) pero en Ferraz no quieren saber por qué.

Regodearse en que el PP necesita a Vox es resignarse a que quien no gobierne sea el PSOE. Le dijo el ángel a los pastores.

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