Monólogo de Alsina: "Explicaciones, ¿de qué?"
Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el reencuentro de hoy en Zarzuela entre el rey Juan Carlos y el rey Felipe VI, visita marcada por la falta de explicaciones del rey emérito sobre los motivos de su marcha y su progresiva vuelta a España.
Madrid | 23.05.2022 09:03 (Publicado 23.05.2022 08:45)
Explicaciones, ¿de qué? La frase de don Juan Carlos, ayer, en Sanxenxo. Los periodistas preguntándole qué le dirá hoy a don Felipe y él haciendo ver que esto de hoy no pasa de ser la visita que el padre jubilado le hace al hijo y a la nuera. No es eso, como bien saben su majestad emérita y su majestad la otra. No es eso, no es eso.
"Explicaciones, ¿de qué?"
Explicaciones, ¿de qué? Caben dos interpretaciones a esta pregunta que se hace el rey: o tiene tantas cosas sobre las que explicarse que no sabe por cuál de todas le están preguntando o se hace el loco sobre su propia peripecia de estos dos últimos años.
En rigor, ni el rey ha explicado todavía qué le empujó a abandonar su país hace dos años -se fue, sin destino conocido, alegando que su dignidad y su legado así se lo exigían- ni ha explicado por qué no se viene a vivir ahora a su país.
Caben dos interpretaciones a esta pregunta: o tiene tantas cosas sobre las que explicarse que no sabe por cuál le están preguntando o se hace el loco
Cuando hizo saber, por vez primera, su voluntad de viajar a España le dijo a Raúl del Pozo aquello de que estaba esperando a que doña Dolores terminara de cerrar el caso. Como si el obstáculo que le impedía volver fuera la investigación abierta por la Fiscalía.
Ahora ha vuelto pero sólo para un rato. Cuatro días contados. Llegó el jueves por la tarde a Vigo y partirá el lunes a mediodía de Madrid.
Un grato fin de semana para el rey Juan Carlos
Ha pasado un fin de semana muy grato, celebrado por quienes le aprecian, criticado -sin más consecuencia- por quienes le detestan (que de todo hay), y pudiendo reencontrarse con muchos amigos, con su hija Elena y con su nieto Pablo, a quien fue a ver jugar un partido de balonmano el sábado.
Probablemente haya sido esa imagen, el nieto acercándose hasta el abuelo para abrazarle, besarle y compartir con él un minuto de charla, lo mejor que le haya pasado a don Juan Carlos este fin de semana. El momento abuelo-nieto que humaniza a un hombre de ochenta y cuatro años que sabe que su vida -la que le quede- nunca volverá a ser pacífica. No, al menos, en su relación con la vida pública española.
El momento abuelo-nieto que humaniza a un hombre de 84 años que sabe que su vida -la que le quede- nunca volverá a ser pacífica
Es el Gobierno quien le está pidiendo explicaciones. Explicaciones, ¿de qué? Ya se ha visto que don Juan Carlos no se da por aludido.
A las diez y media se espera hoy su llegada a la Zarzuela. Ese palacete del monte de El Pardo que una vez fue su casa -durante décadas fue su casa- pero que hoy ya no lo es. Ni vive allí ni va a volver a vivir. Él mismo lo dijo en la carta que le envió al hijo en marzo: su residencia permanente y estable la seguirá teniendo en Abu Dabi. ¿Hasta cuándo? Pues no ha fijado límite de tiempo. De modo que hay que pensar que pretende pasar en Emiratos el resto de su vida. Y si usted se pregunta qué explicación tiene no residir en su país pudiendo hacerlo… pues eso, que explicaciones de qué.
La Zarzuela podrá querer transmitir que la frialdad entre el rey y su padre es máxima
Le recibirá esta mañana el hijo, verá al resto de la familia real (se supone que también la reina Letizia), verá a su esposa, que nunca dejó de ser doña Sofía, y se acabó. En cuanto hayan echado un rato -ni demasiado corto, para no parezca que nada tienen que decirse, ni demasiado largo, para que no parezca que han tratado sus asuntos espinosos- se volverá don Juan Carlos para casa. Es decir, Emiratos.
La Zarzuela pretende darle un perfil tan bajo a la visita de hoy que cualquiera diría que es una audiencia más de las que a diario realiza el rey. O aún menos, porque ha llegado a publicarse -no puede ser verdad-que ni siquiera habrá cámara de televisión o fotógrafo que inmortalice el reencuentro. Raro, raro, raro sería.
Lo de hoy podrá ser una reunión familiar, pero no es una cuestión privada porque la familia es la que es, la familia real de una monarquía parlamentaria. Esto de hoy es otra cosa.
Por mucho malestar que exista, no cabe despacharlo como si fuera un breve en el 'Hola'
La Zarzuela podrá querer transmitir, apagando los focos, que la frialdad entre el rey y su padre es máxima. Que la visita que ha hecho estos días, regata incluida, no fue pactada ni consultada. Que el empeño de don Juan Carlos por hacer creer que es su hijo, en alianza con Sánchez, quien no le deja vivir aquí tiene a los aludidos francamente hartos.
Pero por mucho malestar que exista, cuando el jefe del Estado se reencuentra dos años después, en la sede de la jefatura del Estado, con su predecesor, expatriado no por razones familiares sino de conveniencia legal, no cabe despacharlo como si fuera un breve en el 'Hola'.
Éramos pocos y llegó la viruela
Éramos pocos y llegó la viruela. Del mono. Si el jueves nos estábamos preguntando si esta vez tendría que arrepentirse Fernando Simón de haber dicho que podría haber algún caso más... hoy sabemos que somos líderes mundiales en casos confirmados de viruela del mono. O aquí detectamos antes y mejor que nadie, o es que nos han echado un mal de ojo.
Más de cuarenta casos confirmados -algunos más sospechosos- convierten a España en el país europeo con mayor número de contagiados. Por delante, también, de los Estados Unidos. Donde ha dicho Biden que esta enfermedad nos tiene que preocupar. Bueno, en rigor lo que ha dicho es que a él le han dicho, sus asesores, que es preocupante.
Somos líderes mundiales en casos confirmados de viruela del mono. O aquí detectamos antes y mejor que nadie, o es que nos han echado un mal de ojo
La Organización Mundial de la Salud da por hecho que el número de casos va a aumentar, pide reforzar la vigilancia y establecer los brotes y los focos de contagio.
En España ya tenemos dos: la Sauna Paraíso de Madrid, clausurada temporalmente desde el viernes, y una fiesta que se celebró a primeros de mes en Maspalomas. El Maspalomas Pride.
Personas que han sido diagnosticadas en Madrid estuvieron también en esa fiesta. No fue pequeña la fiesta. Asistieron ochenta mil personas.