Monólogo de Alsina: "Cuba se mueve y el gobierno español no se inmuta"
Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre las protestas de los ciudadanos de Cuba al grito de "Patria y vida" y critica que el Gobierno de España no se posicione sobre estas manifestaciones inéditas.
Madrid | 13.07.2021 08:48
El papa de la concordia, la reconciliación y la convivencia, que no es Pedro Sánchez, sino Joe Biden ---icono del progresismo--- ya lo ha hecho: alinearse con los manifestantes que, en Cuba, exigen libertad y progreso e instar al gobierno del régimen a escucharles en lugar de perseguirles.
El ex ministro de Exteriores de España, Josep Borrell, que hoy ejerce de máxima autoridad diplomática europea, también lo ha hecho. Con el pueblo que pide libertad frente al gobierno que desde hace sesenta años se la niega.
El nuevo ministro de Exteriores evitó el asunto cubano
A quien todavía no se le ha escuchado decir esto mismo es al nuevo ministro de Exteriores del gobierno de España. José Manuel Albares. Pudo haberse estrenado ayer, en la toma de posesión del cargo, haciendo una declaración como ésta de Josep Borrell. Pero evitó el asunto cubano y prefirió fijar su atención en otros temas: como la pandemia que castiga nuestro turismo. O como Marruecos, este canto de amistad al gobierno marroquí que envió a menores de edad a desestabilizar Ceuta.
Nuestro gran amigo. Compare usted esta declaración con cualquiera de las que pronunció Pedro Sánchez en los días de choque abierto con Marruecos y entenderá hasta qué punto pliega velas el gobierno en aras de retomar la conllevanza (por emplear un término de moda) con el rey Mohamed y su gobierno.
Sobre Cuba le tocará hablar esta mañana a la nueva portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez. La pregunta periodística caerá, seguro. Qué valor le da el Gobierno a estas manifestaciones inéditas que se están produciendo en Cuba. Los gritos de "Patria y vida", frente al "Patria o muerte" de Fidel, de "Libertad" en las calles de La Habana, o en San Antonio, o en Camagüey.
Qué le parece al gobierno español que el presidente dictatorial de Cuba, Díaz Canel, que una vez se presentó como aperturista, envíe a la policía a detener manifestantes, anime a los cubanos adictos al régimen a combatir en la calle a los que protestan y recurra a la coartada de siempre, el enemigo estadounidense, para sacudirse sus íntimas responsabilidades.
Entre el régimen que reprime y el pueblo que se defiende, el Partido Comunista de España siempre estuvo del lado del primero. Y lo sigue estando
El discurso castrista del hijo político de los Castro lo hace suyo ---siempre lo hace suyo--- elPartido Comunista de España, que entre el régimen que reprime y el pueblo que se defiende siempre estuvo del lado del primero. Y lo sigue estando.
Al cabo de veinticuatro horas de sepulcral silencio del gobierno de España, sólo anoche se animó a difundir medio párrafo el ministerio de Exteriores. ‘España sigue con interés lo que sucede (etcétera), está a la expectativa de cómo evoluciona el asunto (etcétera), reconoce el derecho de la gente a manifestarse (menos mal) y desea que el clima sea pacífico (amén). Y después de eso, que hay crisis económica, que hay carestía y que se ha agravado la pandemia.
Estudiaremos cómo ayudar para ofrecer alivio. Y ya está. No es mentira todo esto que dice el ministerio: hay crisis, hay pandemia y no hay turismo. Pero olvida premeditadamente esta parte de la reclamación de los cubanos en la calle.
La libertad que nunca termina de llegar a Cuba. Seguro que el ministro nuevo, y la portavoz nueva, incluso el Presidente que de nuevo ya no tiene nada, apoyarán hoy de manera expresa la demanda de libertad de los cubanos.
De los relevos ministeriales
De los relevos, ayer, en los ministerios ya sabrá usted. Que se escucharon cosas que hoy se interpretan como señales inequívocas de lo mal que han encajado algunos defenestrados la decisión sumarísima de Pedro.
Iceta, que no es tonto, tiene claro que levantarle el ministerio de Política Territorial para darle Cultura y Deportes no es una promoción sino un arrinconamiento.Ábalos, subrayan las crónicas, agradeció todo a su equipo y nada a Pedro.
Hay que ver, Pedro, con lo que hemos sido. Y con el esfuerzo que ya hizo este ministro para simular su inquebrantable fe en los indultos. Por la tarde comunicó Ábalos que lo deja todo, es decir, que ya tampoco es secretario de organización del PSOE. Dicen las crónicas que ahora se ocupará Adriana Lastra. A ver, que Lastra es la vicesecretaria general, ya estaba por encima de Ábalos. Y que el trabajo de verdad lo hará Santos Cerdán, uno de los discípulos más queridos de San Pedro. (Perdón, de Pedro).
En el nuevo gabinete el favorito todo el mundo sabe quién es: Félix Bolaños. El colaborador leal y discreto (hasta ahora) cuya afinidad con el jefe, y cuya soltura para escribirle los discursos, se percibe en cuanto él mismo abre la boca. Dice exactamente lo mismo que Sánchez y con las mismas palabras, sin duda porque son más suyas que de Sánchez. Es el único ministro que ayer se acordó de repetir en voz alta el eslogan éste de ‘somos el Gobierno de la recuperación’.
Félix Bolaños se encargará, en adelante, de la labor de persuasión política y de encontrar la manera de frenar la subida del PP
Queda claro quién se ocupa, en adelante, de la labor de persuasión política. Y de encontrar la manera de frenar la subida (demoscópica) del PP y la caída del PSOE. Escuchando a algunos socialistas ahora parece que Iván Redondo siempre lo hizo todo mal. Algunas elecciones ganó Sánchez con Iván de Rasputín. Ahora son los nuevos encargados los que han de demostrar que ellos también saben hacerlo.
Sigue aumentando el número de contagios
Seguimos sin frenar la ola de contagios. Los indicadores vuelven a empeorar y alejan la posibilidad de que sea visto sólo como un bache. Desde hace tres semanas la tendencia es clara, es mala, y se va agravando. Cataluña sigue en cabeza pero es Castilla y León la comunidad que peor evolución presenta ahora. Le recuerdo los datos que venimos contando: en lo que se refiere a todo el país ---media nacional--- la incidencia supera ya con creces los 350 casos por cien mil, riesgo extremo.
Pero es que empeora también la hospitalización, aún muy lejos de los peores días de febrero o marzo pero subiendo ya de forma constante. Y ahi también es Cataluña quien presenta una situación más apurada, con primeros aplazamientos de intervenciones quirúrgicas y preocupación creciente entre médicos y enfermeras. Y en las autoridades sanitarias. De pésimo calificó ayer este escenario el consejero de Sanidad catalán. Y de dramático el portavoz del ministerio de Sanidad.
En Castilla y León entre los menores de treinta años hay una incidencia de 3.000 casos por 100.000, cuatro veces la media española
El único tramo de edad en el que no sube la incidencia es el de los mayores de ochenta años. Si nos fijamos en los menores de treinta, es Castilla y León quien peor evoluciona. Por encima de los tres mil casos por cien mil, cuatro veces la media española. La consejera de Sanidad de esta región defendió en este programa la semana pasada el regreso a la mascarilla obligatoria y el toque de queda.
Pero ha sido la Comunidad Valenciana, cuyo Tribunal Superior de Justicia ya se significó en primavera como el más dispuesto a reconocerle al gobierno autonómico la potestad de limitar los movimientos, quien ha decretado el toque de queda en más de treinta municipios, entre ellos Requena, o Gandía, o Paterna. Cataluña, sin llegar a eso, sí adelanta ---como ya hizo Navarra--- el cierre de las actividades de ocio: más allá de las doce y media de la noche no podrá estar ningún local abierto.
De los países con los que nos comparamos, sólo el Reino Unido está peor que nosotros.Portugal va a la par de España. Y Francia, que tiene cinco veces menos incidencia acumulada, se previene exigiendo certificado Covid para viajar en tren y en avión y para entrar en los restaurantes, los cines y los teatros.
El mensaje que ahora más reiteran los gobernantes es éste: estar vacunado te protege pero no te garantiza no contagiarte. Personas vulnerables y mayores, aunque estén vacunadas, extremen (otra vez) las precauciones.