OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Sánchez no da con la tecla"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el fallo en la estrategia del PSOE durante la campaña electoral, que se ha demostrado dañada y agotada después de convertirla en una campaña reputacional sobre la imagen y persona de Pedro Sánchez.

Carlos Alsina

Madrid | 13.07.2023 08:39

Diez días le quedan al comité central de la campaña socialista, con sede en la oficina de la presidencia del gobierno, para dar con la tecla que permita reconstruir una estrategia seriamente dañada. Agotada. Naufragada.

El victimismo como piedra angular del argumentario oficial

Concebir una campaña de elecciones generales, en la que el presidente pide la confianza de la sociedad para seguir gobernándola otros cuatro años, como una batalla del gobernante en defensa de su reputación, su imagen y su persona,dispara el riesgo de que si falla la persona toda la campaña de persuasión que ha diseñado se venga abajo.

El Partido Socialista no ha concurrido a esta campaña electoral como organización descentralizada que se trabaja cada voto en cada pueblo. Han concurrido Sánchez y sus ministros. A cantar los méritos de Sánchez y denunciar las injusticias que sus rivales y la prensa hostil han cometido con el desvalido presidente. No hay precedentes de una campaña como ésta: el victimismo como piedra angular del argumentario oficial. Durante cinco semanas. Ésta es una campaña reputacional.

Más que seguir gobernando pareciera que aspira a que el pueblo le dé su bendición para callar la boca a la oposición marrullera, los medios hostiles y los malditos entrevistadores

Es el presidente-candidato quien ha elegido, por segunda vez, que las urnas sean un plebiscito no ya sobre su gestión como gobernante, sino sobre su forma de conducirse en la acción política. Más que seguir gobernando pareciera que aspira a que el pueblo le dé su bendición para callar, así, la boca a la oposición marrullera, los medios hostiles que han sembrado el país de bulos y los malditos entrevistadores que no le preguntan por la inflación de la zona euro.

Una campaña en la que el monotema es la personalidad del candidato entra en crisis aguda cuando la personalidad del candidato queda expuesta durante cien minutos de debate televisado. Expuesta con pésimo resultado.

El titán de los platós se convirtió en un candidato aturullado y enfadado

Por segundo día consecutivo -hoy puede ser el tercero- todo lo que aportó el Partido Socialista (perdón, los ministros socialistas) a la campaña electoral ayer fue una embarazosa justificación del por qué el titán de los platós que habían anunciado para la noche del lunes se convirtió en un candidato aturullado, confuso y, sobre todo, enfadado.

Si el martes la consigna era atribuir el naufragio a la impotencia ante la montaña de mentiras de Feijóo, ayer la consigna era atribuir los gestos, las frases a medio hacer, los ojos que ponía Sánchez el lunes a la rebelión. No era un presidente incrédulo ante su propia impotencia para dar réplica al peso pluma, era un hombre de principios que se rebelaba. Sánchez explicando a Sánchez.

No era un presidente incrédulo ante su propia impotencia para dar réplica al peso pluma, era un hombre de principios que se rebelaba

Y los suyos estarán diciendo que rebelarse está muy bien, pero si no podría haberse rebelado de una forma más profesional, más eficaz, menos atropellada. Si es que acaso una persona de principios no puede ganar un debate en televisión.

Sánchez se define como una persona de fuertes principios

Que el presidente se defina como persona de fuertes convicciones, de principios, es relevante. Teniendo en cuenta que muchas de las posiciones políticas -o compromisos- que ha expresado en los últimos cuatros años, y que después ha cambiado -o incumplido- las formuló como principios y como convicciones.

El presidente alega que él no ha mentido nunca. No ha mentido nunca porque ha cambiado de posición siempre

Desde el lunes 19 de junio, cuando Sánchez se personó en este programa, toda la campaña ha girado en torno a la verdad y la mentira en la política. No es poca cosa. El presidente alega que él no ha mentido nunca. No ha mentido nunca porque ha cambiado de posición siempre. Pero uno cambia de opinión, y en su derecho está, cuando lo que ha emitido es una opinión. Cuando lo que ha hecho es una afirmación categórica, cuando ha expresado un principio -qué te digo yo, un político no puede indultar a otro político- puede cambiar también, pero entonces está cambiando de principios. Y si uno cambia de principios cada dos por tres es razonable pensar que justo es eso de lo que carece.

¿Una forma de alimentar la sospecha de fraude en el voto por correo?

La Junta Electoral sacó ayer tarjeta amarilla, apertura de expediente, a Sánchez por usar una rueda de prensa en sede de España ante la UE para hacer un discurso electoralista. Ayer, en la cumbre de la OTAN, muy neutral tampoco estuvo al hablar fuera de España del partido que, según las encuestas, goza del mayor apoyo social en España.

Admitió el presidente que no había escuchado la declaración de Feijóo sobre los empleados de Correos que, según su partido, busca sembrar la sospecha sobre el voto por correspondencia. Feijóo alienta la conspiración, han titulado algunos medios afines a Sánchez, entiendo que queriendo decir que Feijóo alienta la teoría de la conspiración.

La declaración en cuestión fue ésta que vamos a escuchar ahora (y cada cual que juzgue). Venía de recordar Feijóo que hoy es el último día para solicitar el voto por correo. Y que una vez que el votante lo solicita, en la oficina o en la web, la Oficina del Censo toma nota y pone una marca en el nombre de ese votante para que no pueda votar el domingo 23 en la urna, porque estaría votando dos veces. Si has solicitado el voto por correo, el domingo ya no votas. Por eso es fundamental que el procedimiento se complete, es decir, que te llegue la documentación a tiempo para rellenarla y entregarla, y certificada, en la oficina de Correos.

Y entonces dice Feijóo: "Por eso le pido a los carteros de España que trabajen mañana, tarde y noche. Y aunque no tengan los refuerzos suficientes, que sepan que custodian algo sagrado de los españoles, su voto. Por eso les pido a los carteros, con independencia de sus jefes, que repartan todos los votos antes de que venza el plazo, para que los españoles podamos votar y ejercer nuestros derechos constitucionales".

La presidenta del Congreso acusa a Feijóo de cuestionar el sistema democrático, poca broma

Esta declaración la interpreta -o más bien, la quieren interpretar- el PSOE y algunos medios como una forma de alimentar la sospecha de fraude en el voto por correo. Abiertamente, ha acusado a Feijóo de ello la presidenta del Congreso de los Diputados -que lo sigue siendo-, delegada del gobierno en las Cortes y candidata por el PSC, Meritxell Batet. Bueno, la presidenta del Congreso acusa al senador Feijóo de cuestionar el sistema democrático, poca broma.

Juzgue usted si Feijóo está jugando sucio o el PSOE se apunta a la tinta de calamar

Tres líneas rojas que eran dos. Y el trumpismo que no falte. Recuérdese que así empezó la campaña: con el presidente perorando ante sus diputados en el Congreso sobre el trumpismo que tenía la culpa de la debacle de los gobiernos de izquierdas en las elecciones autonómicas de mayo. Se supone, entonces, que Feijóo alienta la sospecha sobre el voto por correo para poder atribuir al fraude en ese voto un mal resultado en la noche del 23 de julio, ¿es eso? En cada mesa electoral, el interventor del PP echará de menos más votos para su partido y lo achacará a que han llegado pocos votos en la saca de Correos, ¿es eso? Por concretar un poco en qué consiste la conspiración.

A ver, si Feijóo hubiera dicho: ‘id a las urnas a votar, no lo hagáis por correo’ claramente habría cuestionado la limpieza del voto por correspondencia. Pero lo que dijo fue: carteros, esforzaos a pesar de la falta de medios para que toda la documentación le llegue al votante a tiempo. A partir de ahí, usted juzga si Feijóo está jugando sucio o el PSOE se apunta a la tinta de calamar.