Monólogo de Alsina: "Junts marca la senda"
Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el poder de Carles Puigdemont y sus siete diputados para obtener el objetivo que deseaban: que el gobierno se abra a cambiar de senda y de objetivos.
Madrid |
La única forma de no perder el partido era no jugarlo. Dar la espantada. Decirle al árbitro que el equipo entero se ha lesionado. El gobierno no perderá mañana una nueva votación en el Congreso porque él mismo ha elegido darla por perdida. Que es una forma de perderla por adelantado.
El principal objetivo político del gobierno de la semana ha naufragado
El principal objetivo político que el gobierno tenía marcado para esta semana -la votación de los objetivos de estabilidad, esto que se ha dado en llamar la senda, es decir, cuánto déficit puede tener cada administración los dos próximos años, porque superávit aquí hace tiempo que no se plantea tener nadie-, el principal objetivo político de la semana ha naufragado. Gatillazo antes incluso de llegar al Hemiciclo.
Nos damos más tiempo, predican los ministros, fieles al salmo responsorial que les ha sido repartido, una oportunidad al diálogo. Traducido, significa que mañana su propuesta perdía pero que ahora probarán con otra a ver qué pasa, a ver si así le vale al socio que les marca el paso. La única negociación pendiente es con el siempre, el hacedor de presidentes que hace un año escogió para dirigir el gobierno de España a Pedro Sánchez en lugar de a Núñez Feijóo, o sea, el inextinguible Carles Puigdemont, la historia interminable.
La única negociación pendiente es con el siempre, el hacedor de presidentes que hace un año escogió para dirigir el gobierno de España a Pedro Sánchez en lugar de a Núñez Feijóo, o sea, el inextinguible Carles Puigdemont
Gobernar de prestado, por la gracia de este ciudadano, es lo más parecido a la tortura de la gota malaya. Pero entre soportar la tortura y jugarse el poder en las urnas, el presidente siempre elige lo primero. La votación de la senda de estabilidad ya la ha perdido porque si quiere ganarla tendrá que presentar una senda distinta.
Traduzcamos, de nuevo, de la mano de la señora Nogueras, siempre exigiendo, siempre insatisfecha, siempre enfadada. ¿Qué tiene que hacer el gobierno?
Te la redacta Puigdemont y luego tú la haces pasar como tuya
Lo que tiene que hacer el gobierno es presentar como senda de estabilidad la senda que le diga Junts. Oye, a la manera en que se hizo la ley de amnistía. Te la redacta Puigdemont y luego tú la haces pasar como tuya.
Sin los siete peones de Junts, no hay manera de que el gobierno saque adelante nada en el Parlamento
Por supuesto, para la señora Nogueras lo único que tiene que cambiar es el objetivo de déficit para Cataluña, el margen fiscal de Cataluña, de los catalanes, de la Generalitat y de los ayuntamientos catalanes. El resto de España… que se busque la vida. Es lo que tiene negociar la estabilidad con quien nunca ha pretendido que España sea estable.
A Puigdemont se van a verle a Suiza y a Feijóo ni siquiera le han llamado
Una situación como ésta no requiere de politólogos avezados que la examinen. No da para análisis muy alambicados. Hay lo que hay. Y es lo que es. Sin los siete peones de Junts, no hay manera de que el gobierno saque adelante nada en el Parlamento.
El contraste entre el tono meloso que se gastan los portavoces gubernativos con Junts y la saña, un poco cómica, con que atizan cada jornada a Feijóo es revelador
No mientras el grupo mayoritario, que es el PP, vote en contra. El contraste entre el tono meloso que se gastan los portavoces gubernativos con Junts y la saña, un poco cómica, con que atizan cada jornada a Feijóo es revelador. A Puigdemont se van a verle a Suiza y a Feijóo ni siquiera le han llamado. (Tampoco es que Feijóo esté por perdonarle a Sánchez una sola oportunidad de hacerle morder el polvo).
Puigdemont sabe cómo apretar al gobierno de España
Hay lo que hay. La expedición mendicante del fontanero Cerdán a Suiza obtuvo el resultado que deseaba Puigdemont: que el gobierno se abra a cambiar de senda y de objetivos. Vienen a Suiza a pedirte favores y eres tú el que consigue que te los hagan. Puigdemont ha ganado el primer tiempo sin bajarse del autobús. Y sin moverse de Suiza. O de Waterloo. O de donde ahora pare, tan expatriado y tan prófugo como los últimos siete años.
Hay que reconocerle al personaje que para estar desahuciado, naufragado en su doble empeño de presidir Cataluña oportunamente amnistiado, cuestionado (dicen) por algunos de los suyos que ven llegada la hora de ir haciéndole la cama, reducido a caricatura de un profeta que promete coraje y al final pisa Barcelona un instante y se larga a lo Dencás (pero sin alcantarilla), para estar este hombre en las últimas sabe cómo apretar al gobierno de España y cómo obligar a María Jesús Montero a rehacer su famosa senda de déficit después de haber proclamado la conveniencia de no tocarla.
Puigdemont ha ganado el primer tiempo sin bajarse del autobús. Y sin moverse de Suiza. O de Waterloo
Cambie de opinión, vicepresidenta, que así es como se gobierna en estos tiempos. Ahora la senda es intocable, ahora la senda es de goma. Si al final hay senda nueva, cantará las bondades de tenerla, gracias, Carles. Si al final no hay senda, nos contará que tampoco era tan importante, sin dramas, como dice Puente, no me sean como un cuñado triste de esos que conoce Esther Peña, que habiendo fondos europeos todo el monte es orégano y aquí, paz, y después, gloria.
Zapatero, a la vez, está solucionándole una papeleta a Maduro
Habló Zapatero, dos meses después de las elecciones presidenciales en Venezuela. Habló y dijo lo que aquí intuíamos ayer que diría. Primero, la confirmación de que fue él quien gestó la salida de Edmundo González hacia su exilio en España. En qué orden te lo digo.
Solución es como lo llama el presidente. Solución, habrá que entender aunque él no vaya a utilizar nunca estas palabras, a la persecución política de que ha sido víctima el candidato de la oposición. Solución a la situación de acoso en que se encontraba Edmundo, no a la falta de democracia real en Venezuela. No parece que la represión vaya a solucionarse a base de enviar opositores en calidad de refugiados políticos a España.
Zapatero es útil para el perseguido que desea encontrar la paz en España y es útil, a la vez, para el perseguidor que se ahorra así tener otro preso político
Pero Zapatero explica lo que suponíamos ayer. Que lo primordial, para un mediador, o facilitador, como él es dar una salida a quien está en la situación en que estaba Edmundo, dicho sea lo de dar salida sin segundas y sabiendo, porque eso también lo sabe el presidente, que a la vez está solucionándole una papeleta a Nicolás Maduro.
Meter en prisión a quien ha merecido el voto de más de cinco millones de venezolanos -según el escrutinio oficialista- o siete millones -según las actas de la oposición- no ayuda a que seas visto como un campeón de las libertades. Zapatero es útil para el perseguido que desea encontrar la paz en España y es útil, a la vez, para el perseguidor que se ahorra así tener otro preso político.
El silencio se puede interpretar como una ausencia de actitud crítica
El silencio es necesario para que la mediación sirva pero el silencio puede interpretarlo quien así lo desee como una ausencia de actitud crítica a un régimen que impide que los dirigentes de la oposición hagan vida normal, de oposición al poder, en Venezuela.
Acepta Zapatero que esa interpretación se haga y regresa a su silencio. Ojalá llegue alguna vez la transición democrática a Venezuela y la solución que Zapatero viene profetizando, sin que termine nunca de llegar, hace años. Y años. Y años. Y años.