Monólogo de Alsina: "El bloqueo y la memoria selectiva"
Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el cambio de opinión en el PSOE para facilitar la investidura al partido más votado, pues ahora es Felipe González quien entona lo mismo que Pedro Sánchez en 2019, cuando pedía al PP que le apoyasen para evitar que entrase en el gobierno Podemos.
Madrid | 04.07.2023 08:41
No es por darles envidia, pero el equipo de este programa lo hace al pie de la Sierra de Guadarrama y a la orilla del embalse de Santillana. Es decir, en un castillo. No uno cualquiera. El castillo en el que Aurora Bautista perdía el juicio en ‘Locura de amor’ -mi pobre reina Juana-, el castillo de Jeromín, de El Cid y de La Caída del Imperio Romano. El castillo de Manzanares el Real.
Real por ser propiedad del rey, no el de ahora -que aquí Felipe sólo viene como yo, de turista- sino Alfonso X, que al atribuirse estas tierras demostró que, en efecto, era sabio. Por esta villa han pasado Curro Jiménez, Conan el Bárbaro y los Mosqueteros de Oliver Reed y Michael York, que a punto estuvieron de no terminar la película porque hubo que hacer un foso para una escena y al cavar se encontró un hueso que obligó a pararlo todo porque si fuera el resto de un homínido que pudiera cambiar la historia de la palentología. No la cambió porque el hueso era de perro. Y gracias a eso hubo película. Otra película de la larga lista de rodajes que se han hecho en Manzanares El Real. Que lo mismo ha sido Nazaret que Molokai. Y que el único rodaje que no ha debido de acoger hasta hoy es el de Juego de Tronos.
La emancipación fue obligada porque Castilla La Mancha no quiso que Madrid formara parte de ella, y de no haber sido por eso hoy no existiría Isabel Díaz Ayuso
¿Y por qué estamos en Manzanares esta mañana? Pues para celebrar la existencia de esta villa, para agradecer a los manzanariegos su histórica hospitalidad y para recordar que hace cuarenta años se juntó aquí un grupo de madrileños -es decir, de personas nacidas en cualquier sitio- para alumbrar el proyecto de Estatuto de Autonomía de esta región inesperada, que siempre había sido Castilla la Nueva hasta que se tuvo que emancipar acogida a la nueva organización territorial de España.
La emancipación fue obligada porque Castilla La Mancha no quiso que Madrid formara parte de ella, así se escribe la historia, y de no haber sido por eso pues hoy no existiría Isabel Díaz Ayuso. O sí existiría, pero se llamaría Isabel García-Page. La Isabel madrileña que hoy reina con mayoría absoluta pertenece al ancestral linaje de los conservadores madrileños. Antepasadas suyas son la casa de Cifuentes, la casa Aguirre, la casa Gallardón y casi casi la casa Leguina, que aunque fue la primera en reinar y profesaba la fe izquierdista acabó entregando su corazón, y su voto, a la casa Ayuso.
El reino conservador de Madrides tan longevo que son dos las generaciones de madrileños que han nacido bajo este signo político, sin que las casas rivales -los García, los Lobato- hayan conseguido hasta ahora hacerle sombra. Quizá porque seguir el linaje de la familia socialista es subirse a una montaña rusa en la que pasas de los Leguina a los Serrano, a los Lissavetsky, a los Simancas, los Gómez, las Sara Hernández y los Franco pasando por jinetes tan fugaces como Jiménez, Gabilondo, Maroto o Pepu Hernández. Si es que así no hay manera de consolidar un proyecto, Juan Lobato. A quien envío un saludo porque el pueblo de al lado es el suyo, Soto del Real. Real porque perteneció al señorío del Real de Manzanares.
Y tras esta rápida excursión por la historia de la Comunidad Autónoma que más atragantada tiene el presidente Pedro Sánchez, procedamos con la historia de estos días, que es la campaña electoral. Y lo que sucederá no sólo el 23 de julio sino en los días siguientes.
La historia de España se versiona a sí misma
Feijóo estuvo ayer conferenciando en La Razón, abogando por la mayoría absoluta, claro, y repitiendo esto que ya no sabe cómo decir, que es que está en manos de los votantes cuánto peso tiene el PP y cuánto Vox el 23 de julio. En esta idea de que si obtiene ciento cincuenta diputados habrá poca duda de que será él quien gobierne, y ya se verá en qué actitud estará Abascal.
La historia de España, si no se repite, a veces sí se versiona a sí misma. Tras las primeras elecciones de 2019 Sánchez no conseguía amarrar diputados suficientes para ser investido. Pero, a la vez, era el único candidato capaz de obtener más síes que noes. Y entonces protagonizó uno de sus cambios de criterio, o contorsionismos, más sonados: habiendo sido él el autor del no es no a la investidura de Rajoy -no es no, aunque eso suponga el bloqueo y fuerce nuevas elecciones- se reconvirtió en el profeta del sí es sí: faciliten mi investidura para que no haya nuevas elecciones.
Ahora es Felipe González quien entona lo mismo que Sánchez en 2019, pero en contra del Sánchez de ahora y de Zapatero
Cuatro años después, ni se han cambiado las reglas ni han firmado pacto alguno los partidos para facilitar las investiduras. Y cuatro años después, vuelve el mismo debate. Con protagonistas veteranos. Ahora es Felipe González quien entona lo mismo que Sánchez en 2019, pero en contra del Sánchez de ahora y de Zapatero.
¿Qué dice Felipe? Pues que si sólo hay un candidato viable, los demás le faciliten las cosas para que no haya bloqueo. Ejemplo: si a Sánchez no hay manera de que le den los números, ni con todo el independentismo apadrinándole, se facilite la investidura de Feijoo garantizando las abstenciones necesarias para que no tenga que entregarse de hoz y coz a Vox. Insisto: es lo que defendía Sánchez cuando en 2019 la derecha advertía del infierno de meter a Podemos en el gobierno.
Zapatero es la estrella rutilante de la campaña electoral socialista
Digo que la historia de España se versiona a sí misma porque mire lo que está sucediendo ahora. Zapatero es la estrella rutilante de la campaña electoral socialista. A falta de otros tenores, él actúa cada día allí donde puede. Zapatero estuvo mucho tiempo proscrito por la actual dirección del PSOE porque representaba, fíjate tú, la traición al electorado progresista. ¿Por qué? Porque se pasó meses negando la crisis de 2008 y luego prometió una salida sin recortes, pero acabó rebajando el sueldo a los funcionarios, congelando las pensiones y modificando con Rajoy la Constitución para santificar el pago de la deuda. Cielos, un presidente traicionando su palabra. Sánchez no quería saber nada de aquella etapa. Zapatero era innombrable. Y encima había hecho todo lo posible para que él perdiera las elecciones internas en el PSOE.
Sánchez no quería saber nada de aquella etapa. Zapatero era innombrable. Pues hoy es quien ejerce de mentor y agente electoral de Pedro
Bueno, pues hoy es Zapatero quien ejerce de mentor y agente electoral de Pedro y justifica su falta de palabra y sus bandazos. Se revuelve ZP cuando se le atribuye a Sánchez la costumbre de engañar y proclama que no es mentir, es cambiar de opinión. Zapatero se ha hecho un hueco estos años en el consejo aúlico de Sánchez y, más aún, en el consejo aúlico de ahora Sumar y antes Podemos. Hoy rivaliza con su pupilo en omnipresencia mediática. Y en TV3 descartó ayer que el PSOE pudiera facilitar una investidura de Feijóo si sólo él pudiera ser investido. Es decir, descartó que Sánchez haga lo que Sánchez reclamaba a los demás hace cuatro años. Portavoz Zapatero, adelante.
Distorsionar se parece mucho a mentir
No distorsionemos la historia reciente porque distorsionar se parece mucho a mentir. Sostiene Zapatero que el PP nunca le reconoció aquel paso al PSOE. Me temo que no es verdad. Esto tampoco es verdad. Rajoy se lo reconoció aquel mismo día. Lo hizo tímidamente, es verdad, para no echar sal en la herida interna del Partido Socialista, como seguro que recuerda el portavoz socialista en aquel pleno, y hoy empleado de Sánchez en Moncloa, Antonio Hernando.
Lo que olvida Zapatero es que la mayoría de la dirección socialista de entonces consideró que había que facilitar la investidura de Rajoy no por hacerle un favor a Rajoy, sino por el desastre que para España (y para el PSOE) sería forzar unas terceras elecciones. Esto no lo digo yo. Esto lo dijo él.
Aquellos tiempos en que Zapatero hacía cuanto estaba en su mano para coronar a Susana Díaz y alertaba del peligro de que el PSOE siguiera en manos de Pedro Sánchez
Como el ex presidente anda estos días pleno de memoria selectiva, recordemos lo que él mismo nos explicó a todos sobre aquella abstención del PSOE: ‘No es fruto del cariño a Rajoy’, dijo, ‘ni de la voluntad política, es fruto de tener 85 escaños y no poder sumar, es fruto de que no existe otra alternativa, salvo ir a otras elecciones y que Rajoy saque mayoría absoluta’. Esto sí es la verdad de lo que sucedió entonces.
En aquellos tiempos en que Zapatero hacía cuanto estaba en su mano para coronar a Susana Díaz y alertaba del peligro de que el PSOE siguiera en manos de Pedro Sánchez. Quién nos ha visto, claro, y quién nos ve. Qué engorro es, en ocasiones, tener memoria.