Monólogo de Alsina: "Justicia para Oltra"
Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el archivo de la investigación a Mónica Oltra por el caso de abusos cometidos por su exmarido y los riesgos que conlleva que los políticos emitan condenas de culpabilidad ante sus rivales sin que existan sentencias firmes.
Madrid |
Finos estrategas políticos tiene, seguro, el partido de Oriol Junqueras (será por asesores) pero si lo más ambicioso que puede presentar en esta campaña es un remake de Artur Mas con Pere Aragonés en el papel de Moisés separando las aguas del mar Rojo es natural que ande perdiendo escaños en todas las encuestas.
El raca raca independentista
Esta película ya la hemos visto. Se estrenó cuando Aragonés aún era veinteañero y fue un fracaso de crítica (y eso que el rey Artur aún tenía entonces su público). ¿Qué película es? Ah, ‘Don erre que erre’. El raca raca.
Gobernante que mira al horizonte y se pregunta cómo será recordado por la historia se responde a sí mismo que sus gobernados anhelan, por encima de cualquier otra cosa (qué te digo yo, mejores salarios, menos listas de espera, mejor formación en las escuelas) una buena tanda de urnas en las que poder introducir un papel que diga: resto de España, ahí te quedas.
Consumada la tarea, el gobernante convierte el tocho pagado con presupuesto público en su reclamo electoral y se presenta, solemne, ante el pueblo para mostrarle las tablas de la ley. Falsas, por supuesto
El gobernante, imbuido de la responsabilidad que le ha encomendado la Historia, tira de presupuesto público y recluta a un comité de juristas no sospechosos de afinidad con quien gobierna sino libres de toda sospecha -es decir, descaradamente partidarios- y le encarga que prepare unos papeles con mucha cita y mucha nota a pie de página para poder proclamar que lo blanco es negro y lo negro es blanco, es decir, que los residentes en Cataluña, ellos y sólo ellos, pueden decidir dónde empieza y dónde termina España.
Consumada la tarea, el gobernante convierte el tocho pagado con presupuesto público en su reclamo electoral y se presenta, solemne, ante el pueblo para mostrarle las tablas de la ley. Falsas, por supuesto. De cartón, como las urnas que puso Mas. Y a sabiendas de que son falsas pero confiado en que se le premia, al menos, la perseverancia. Erre que erre otra vez el raca raca.
El independentismo se ha quedado a vivir en el pasado
Corría el año de 2013 -con razón dice Salvador Illa que el independentismo se ha quedado a vivir en el pasado, a ver, ésa es su esencia-, corría el año de 2013 cuando el president Mas, recién subido a la ola independentista, montó una cosa llamada Consejo para la Transición Nacional. A saber: un grupo de sabios afines a la causa encargados de plantear todas las vías posibles para la autodeterminación. (Derecho a decidir, le llamaban entonces, con el PSC haciendo el primo y comprándoles el camuflaje).
Ahí metió el rey Arturo a su panegirista más conspicua, Pilar Rahola. Le redactaron unos informes larguísimos que en resumen decían que la única vía constitucional para la autodeterminación es cambiar de Constitución. Todas las demás son inconstitucionales con diferentes grados de descaro, digamos. La menos descarada es la que se acabó eligiendo: ir a las Cortes a pedir la cesión al Parlamento catalán de la competencia para convocar un referéndum. Y cuando ésta fracasó se pasó a la siguiente, ya con menos disimulo: hacer un referéndum por las bravas. O dos, uno en 2014 y otro en 2017.
Ahora Pere Aragonés se nos ha hecho un Artur Mas, ha montado otro grupo de expertos -presupuesto público- y se ha cargado de razones, falsas, para darle la turra a Sánchez con el referéndum pactado
Ahora Pere Aragonés, comprometido con el futuro, ¿verdad?, se nos ha hecho un Artur Mas, ha montado otro grupo de expertos -presupuesto público- y se ha cargado de razones, falsas, para darle la turra a Sánchez con el referéndum pactado. Que si el artículo 92 de la Constitución lo permite, que si pactado, que sin requisitos mínimos de participación ni de mayoría ni nada.
Le faltó decir que su propuesta es impecable, palabra de moda para felicitarse uno mismo por hacer historia. Dices: pues para este folleto tampoco han necesitado darle mucho a la pelota. Es verdad, pero al menos no han vuelto a disfrazar a Rahola de jurista.
Es un remake, casposo, que llega no sólo once años después sino con una sedición de por medio
Es un remake, casposo, que llega no sólo once años después sino con una sedición de por medio. Sofocada la sedición, por cierto. Juzgado, condenado -e indultado- su progenitor B, Junqueras, y sin juzgar, sin condenar y en puertas de ser amnistiado su progenitor A, Puigdemont. La única novedad, real, es que el gobierno central que hay ahora viene siendo más permeable al martilleo independentista que el que había cuando Artur Mas reinaba. Al de ahora le bastó ayer, para responder, una palabra.
Se le agradece al gobierno la contundencia
Se agradece la claridad y la contundencia. Se le agradece al gobierno la convicción con la que proclama que el referéndum ni es constitucional ni es deseable. Idéntica a la convicción con que aún decía hace un año que la amnistía ni era deseable ni era constitucional. Luego resultó que sí: constitucional, deseable, ¡e impecable!
Oltra no cometió ningún delito
Mónica Oltra no cometió delito alguno. Su marido sí, abuso de una menor tutelada. Pero ella, no. No había caso ni de ocultamiento ni de abandono de menores ni de prevaricación ni de nada. Ni siquiera indicios que merecieran tal nombre, a juicio de quien al final juzga, que es la jueza. Mónica Oltra, vicepresidenta del gobierno valenciano, dimitió hace año y medio al saberse imputada. Su partido, Compromís, la reivindica y se pregunta quién repara ahora el daño causado.
Es interesante que esta sentencia aterrice en la España de la fangosfera en la que andan los partidos exprimiendo al máximo los peores trucos de su actividad propagandera: la media verdad, la sospecha, la insinuación envenenada. El caso de Oltra evidencia que emitir alegremente sentencias políticas, suplantando el papel de los juzgados, lejos de contribuir a la higiene y la ejemplaridad a lo que contribuye es a la injusticia. Y también, que las acciones delictivas del marido de una gobernante son responsabilidad de él, no de ella por muy pareja suya que sea.
El caso de Oltra evidencia que las acciones delictivas del marido de una gobernante son responsabilidad de él, no de ella
Compromís, la izquierda valenciana, denuncia (y con razón) viendo en qué ha acabado el precio que hubo de pagar la vicepresidenta. Los adversarios políticos cargaron contra ella agitando primero informaciones de prensa -el clásico: se ha publicado en los periódicos-, exigiéndole explicaciones por el abuso que cometió su marido contra una menor tutelada por la administración autonómica -el clásico tiene que dar explicaciones- y presentando luego la existencia de una denuncia, de un sumario judicial y de una imputación como si fuera la prueba de que algo había. Ya estaba el caso en manos de una jueza, qué más hace falta para dar por hecha la implicación de alguien. Pues queda a la vista que hace falta todo lo demás: las pruebas -no los indicios- y la sentencia -no la denuncia por muy fiscalía que sea quien acusa-.
Oltra pagó el pecado de haber aplicado ella la misma medicina a sus rivales
En realidad, Oltra pagó el pecado de haber aplicado ella la misma medicina a sus rivales. Compromís exigió la cabeza de Rita Barberá por el caso aquel de los gastos de protocolo en el ayuntamiento valenciano. ‘Es insaciable’, dijeron de la alcaldesa, ‘se da la vida padre a costa de los ciudadanos’. Luego la fiscalía del Supremo archivó el caso con el mismo argumento que ahora la jueza ha archivado lo de Oltra, ausencia de indicio alguno de delito, pero para entonces Compromís ya la había juzgado y condenado.
En Valencia, y no sólo en Valencia, hay precedentes diversos de políticos condenados por sus adversarios (y por la prensa) que acabaron exculpados en los juzgados. De lo que no hay precedentes es de partido político que después de haber condenado públicamente a quien luego sale absuelto se haya disculpado por calumniarle. Mucho menos de partido político que habiendo sufrido la baja de uno de sus dirigentes por una sospecha que se reveló incierta se haya comprometido a no usar la misma táctica inculpatoria contra los dirigentes de los partidos rivales.
Sería más creíble la exigencia de reparación que está haciendo la izquierda a quienes condenaron sin pruebas a Oltra si pusiera hoy el grito en el cielo ante las sentencias de culpabilidad que sus dirigentes emiten respecto de Ayuso
Todo sigue como estaba. Sería más creíble la exigencia de reparación que está haciendo la izquierda a quienes condenaron sin pruebas a Mónica Oltra si pusiera hoy el grito en el cielo ante las sentencias de culpabilidad que sus propios dirigentes emiten respecto, por ejemplo, de Isabel Díaz Ayuso. A la que vienen imputando desde hace semanas lucrarse con la utilización del piso de su novio, denunciado (él que no ella) por fraude fiscal.
El caso del gobierno es llamativo
Se alegra el gobierno. Dice que respeta las decisiones judiciales. Y se alegra del archivo de la causa. Ocurre que lo del hermano de Ayuso (el hermano) ya fue archivado no por el juez, sino por dos fiscalías -ni siquiera llegó al juzgado- y, pese a ello, el presidente Sánchez sigue refiriéndose a ese asunto como un caso de corrupción del que hace responsable a Ayuso, que es una forma sutil de llamarla corrupta (no sé si al ministro Puente le parecerá insulto o sarcasmo).
Lo del hermano de Ayuso ya fue archivado no por el juez, sino por dos fiscalías -ni siquiera llegó al juzgado- y, pese a ello, el presidente Sánchez sigue refiriéndose a ese asunto como un caso de corrupción del que hace responsable a Ayuso
Ayer mismo se encaró Patxi López ante la prensa por preguntarle por la esposa del presidente. Hablad de. Cuando Patxi se enciende parece que esté dando órdenes.
¡Hablad de los que aparecen en los sumarios! ¿En qué sumario sale la mujer de Núñez Feijóo? La vicepresidenta uno, Montero, que acusó en público a la empresa Sargadelos de haber recibido trato de favor de la Xunta por tener empleada a Eva Cárdenas. ¿En qué sumario sale eso, Patxi? Se basaba la ministra en una información falsa fruto de una negligencia periodística. Y no consta que haya rectificado y sin haber rectificado a día de hoy. Por un momento pensé que Bolaños se estaba refiriendo ayer a su colega Montero cuando dijo esto.