OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Pite a mi favor, colegiado"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el "penoso espectáculo" de los dirigentes del PP y PSOE tirándose el Tribunal Constitucional a la cabeza siempre cuando no están conformes con una decisión.

Carlos Alsina

Madrid | 20.06.2024 08:38

En la cuenta atrás para que acabe la primavera -quedan catorce horas y cincuenta y un minutos para que empiece el verano-; en la cuenta atrás para el España-Italia de la Eurocopa -para eso queda menos, trece horas-; en la cuenta atrás para que Tezanos vuelva a otorgar al PSOE la victoria electoral que lleva cinco años sin conseguir en las urnas -para esto quedan cuatro horas: engañarse uno mismo suele ser gratis, pero esta autoficción nos cuesta dinero a todos, dinero público dilapidado-; y en la cuenta atrás, en fin, para que los catalanes sepan si sus diputados electos les enmiendan la plana y los obligan a votar de nuevo para que salga un resultado distinto al que salió hace cinco semanas -esta cuenta atrás durará dos meses, y otros dos si acaba habiendo elecciones, Pere Aragonés aún puede perpetuarse en el cargo, en funciones, pero perpetuado-.

Ya ve la de acontecimientos que tenemos a la vista y la cantidad de relojes que están en marcha: el meteorológico, el del fútbol, el de la democracia, el de Tezanos.

Afrontemos con buen humor el nuevo día, por la cuenta que nos trae. Es verdad: hay que tomarse con humor la caricatura en que se ha convertido el debate público en España; la sobreactuación, embarazosa, de nuestra tropa política. En días como hoy -homenaje a Juanra Lucas-, en días como hoy hay que reirse.

Acto de homenaje y rehabilitación política de Magdalena Álvarez

Hace trece días en Benalmádena. Extrañó que el presidente del gobierno mitinero ensalzara a Magdalena Álvarez, ex consejera andaluza condenada por los ERE. Es que es de Málaga, dijeron. Ya, pero no acostumbra un partido a aupar como reclamo electoral a una condenada por prevaricación. Raro, raro. Y mucho menos presenta una condena de hace cinco años como ejemplo de la persecución que dicen sufrir en carne propia el presidente Sánchez y su esposa. (Éste fue el mitin al que acudió Begoña Gómez con tan buena suerte que había una silla libre en primera fila aunque ella no sea ni dirigente del partido, ni candidata, ni nada). Acto de homenaje y rehabilitación política de Magdalena Álvarez.

Trece días después se entiende todo un poco mejor. Sólo un poco. El Constitucional ha enmendado la plana a la Audiencia de Sevilla (y de rebote, al Supremo) y ordena rebajar el reproche penal a la ex consejera. Rebajarlo, no tumbarlo del todo. Se precipita la señora Álvarez, me temo, cuando interpreta que el Constitucional ha proclamado su absolución.

Se precipita la señora Álvarez, me temo, cuando interpreta que el Constitucional ha proclamado su absolución

Lo que el Constitucional ha dicho es que no cabe atribuir prevaricación en los hechos de 2002, 2003 y 2004,pero sí por los hechos correspondientes a 2000 y 2001. En esos dos años, confirma el Constitucional, sí pudo infringirse la norma presupuestaria. Y pudo haber prevaricación.

La Audiencia tendrá que emitir nuevo fallo. Que será condenatorio. Un poco menos condenada, pero condenada. Por prevaricar. O Sánchez había oído campanas sólo a medias, o pretende cultivar, una vez más, la desinformación haciendo creer que la ex ministra ha sido exonerada de cualquier responsabilidad cuando no es el caso. Mucho menos dice el Constitucional que haya sido víctima de una campaña de la ultraderecha -en ocasiones, veo ultraderechistas- ni nada parecido.

El penoso espectáculo del PP y el PSOE tirándose el Tribunal Constitucional a la cabeza

Pero digo que hay que reirse no por esto, sino por el penoso espectáculo de los dirigentes del PP y el PSOE tirándose un Tribunal Constitucional a la cabeza. El PP reincide en esto de desacreditar al árbitro cuando la decisión no le gusta: adelante, señora Gamarra.

Ya derrapó en enero González Pons cuando dijo que el cáncer de nuestro Estado de Derecho era el Tribunal Constitucional presidido por Pumpido -luego plegó velas y se disculpó-. Si te cargas al árbitro, o lo tachas de casero o de vendido, a ver a quién vas a recurrir para que interprete las reglas.

El gobierno que se ha pasado la campaña electoral satanizando al juez Peinado por imputar a Begoña, se rasga ahora las vestiduras porque el PP cuestiona al Constitucional

El PP reincide. Y el gobierno no nos toma en serio. A sus gobernados. El gobierno que se ha pasado la campaña electoral satanizando al juez Peinado por imputar a Begoña, que antes demonizó a García Castellón por ver terrorismo en el tsunami, se rasga ahora las vestiduras porque el PP cuestiona al Constitucional. Adelante, ministro Bolaños.

Oir para creer. Adelante, de nuevo, ministro Bolaños pero no de ayer sino de diciembre de 2022, cuando el Constitucional resolvió en contra del deseo del gobierno.

El gobierno se empeñó en presentar al Constitucional como un peligro para la democracia

Al lado de esto, lo del PP de ayer es como de solteros contra casados. En diciembre de 2022 el Constitucional aún no tenía mayoría de izquierdas ni lo presidía Pumpido. Resolvió que la votación de una reforma legal en el Senado debía aplazarse. Y no parece que entonces al ministro de Justicia, ni a su presidente, les resultara tan peligroso para la democracia atacar al Tribunal.

Al revés, lo que el gobierno -este gobierno- se empeñó en presentar como un peligro para la democracia fue al Tribunal Constitucional. El presidente Sánchez, contrariado por la actuación del tribunal, llegó a hablar de complot para enmudecer al Parlamento, palabras mayores.

Cambiaron las mayorías en el Tribunal, fue elegido Pumpido como presidente y desde entonces sus resoluciones son inobjetables para el gobierno

Puso toda su energía el gobierno en explicar que nada volvería a ser igual, que habría un antes y un después, que el Constitucional había quebrado la lealtad entre instituciones. Pura desinformación. Hoy nadie se acuerda de aquel episodio. Cambiaron las mayorías en el Tribunal, nombró el presidente dos magistrados de su cuerda, fue elegido Pumpido como presidente y desde entonces sus resoluciones son inobjetables para el gobierno. Como las del fiscal general. Como las de la UCO.

Qué pertinente recordar, en estos tiempos, el valor de la coherencia, de los principios, los compromisos y la palabra dada.

Hecha la ley, hecha la trampa

Quien hizo la ley hizo la trampa. Cinco semanas después de que los catalanes eligirán nuevo Parlamento, ninguno de los ciento treinta y cinco diputados electos quiere intentar que los demás lo invistan presidente de la Generalitat. Ni Salvador Illa, que prometió que daría el paso en cuanto estuviera constituida la cámara, ni Carles Puigdemont, que decía tener más apoyos que Illa, están por la labor de que el presidente del Parlamento les proponga. Y hecha la ley, hecha la trampa: el presidente del Parlamento hace la vista gorda sobre lo que dice la norma y recurre a esto de la vía excepcional para que empiece a correr el plazo de los dos meses.

El presidente del Parlamento hace la vista gorda sobre lo que dice la norma y recurre a esto de la vía excepcional para que empiece a correr el plazo de los dos meses

El Estatut dice lo que dice: que los dos meses transcurren desde la primera votación de investidura. Que es justo lo que no va a haber. Pero como ya pasó en 2020 que ningún candidato quería y se aceptó, entonces, el truco de interpretar la ausencia de aspirantes como investidura fallida pues se vuelve a utilizar el mismo truco para eludir cumplir lo que dice el Estatuto.

La norma en vigor está clara: diez días después de constituirse la Cámara hay que votar la investidura de alguien, para que prospere o para que fracase, pero hay que debatir una investidura y votarla. Porque se entiende que la prioridad de los nuevos diputados es darle un gobierno a sus representados.

La prioridad es que el candidato de su partido no pierda una votación

Ahora ya sabemos que no. La prioridad es que el candidato de su partido no pierda una votación: como hay un colchón de dos meses, pues pasapalabra. Que lo intente otro y a seguir negociando con calma y de forma perfectamente opaca.