Monólogo de Alsina: "Scholz parecía Merkel"
Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre las discrepancias entre Pedro Sánchez y el canciller alemán Olaf Scholz en relación a las políticas económicas de la Unión Europea cuando pase la pandemia.
Madrid | 18.01.2022 08:55
Otra conjunción planetaria que corre riesgo de quedarse en gatillazo. El mundo aún no se ha repuesto de lo de Leyre Pajín --Obama y Zapatero juntos iban a cambiar el mundo para siempre, y no pasó— y ahora se encuentra con este nuevo disgusto. La conjunción de Pedro Sánchez y Olaf Scholz iba a cambiar Europa para siempre y, a las primeras de cambio, lo que se ha visto es que la sintonía entre ambos es manifiestamente mejorable.
La sintonía de Sánchez y Scholz es mejorable
Los dos son socialdemócratas. Bueno, Sánchez ha tenido sus fases. Hubo un tiempo en que decirse socialdemócrata le sonaba blando y prefería reivindicarse como socialista muy, muy de izquierdas. A la vuelta del último verano, rehecho su gabinete y absorbido el sector crítico de su partido, agarró la bandera de la socialdemocracia y ya no la suelta.
Scholz tambien es socialdemócrata, de toda la vida, pero eso no le ha impedido gobernar a pachas con Angela Merkel y defender, como hizo ayer en Madrid, el pacto de estabilidad. ¿El pacto de qué? De estabilidad. ¿No se acuerda usted de cuando allá por el 2011, crisis financiera mundial, había países europeos en riesgo de quiebra porque su pésima situación económica disuadía tanto a los inversores de comprarles la deuda que había primeros ministros que se despertaban cada día con el corazón en un puño por la prima de riesgo? Exacto: Zapatero.
Ahora el debate en Europa es cuándo debe pasarse página de esta política económica de emergencia para volver a las reglas fiscales de antes: tijera al déficit, tijera al endeudamiento
Pues los gobiernos europeos pactaron entonces sanear sus cuentas y equilibrar sus presupuestos. O traducido: ponerle tope al déficit público y obligarse todos a armonizar los ingresos y los gastos. La lata que dimos los medios de comunicación con eso: objetivos de déficit para cada año, objetivos de deuda, medidas de ajuste, en fin, todo aquello. Había un calendario y había unas metas volantes que ir cumpliendo.
Pero llegó la pandemia y obligó a parar porque las economías, unas más que otras, se desplomaron. No estaban los gobiernos para recortar el déficit y la deuda sino para meterse en gastos extraordinarios. Y de ahí que acabaran pactando los fondos de recuperación que España ha sido la primera en recibir porque es, con Italia, la nación europea que peor aguantó la embestida de 2020.
Pues bien, enero de 2022, el debate que está abierto ya en Europa es cuándo debe pasarse página de esta política económica de emergencia para volver a las reglas fiscales de antes: tijera al déficit, tijera al endeudamiento.
Lo que Sánchez presenta como un error, Scholz lo ve como acierto
Pedro Sánchez sostiene que aún no toca. Que hay que seguir con el pacto fiscal suspendido porque esas reglas hoy no hay quien las cumpla. No quiere el presidente enfrentamientos. Pero sí quiere que su criterio prospere. Y de momento, con el alemán, agua. Será socialdemócrata como él, pero a Scholz le parece que las reglas fiscales son un instrumento necesario.
No está mal para ser la primera discrepancia que ambos gobernantes constatan. Lo que Sánchez presenta como un error, la política de ajuste que se aplicó en Europa en la crisis anterior, Scholz lo ve como el acierto que ha hecho posible que ahora la Unión pueda disponer de este manguerazo de dinero para reflotar países.
Sánchez, empeñado en que la pandemia ya va siendo pasado, aboga por mantener aparcadas las reglas fiscales con el argumento de que aún estamos en la tormenta pandémica
Donde Sánchez predica contra lo que llama el austericidio de 2010, Scholz sostiene que los fondos de que nos estamos beneficiando hoy son el fruto de haber saneado las cuentas entonces.
La barra libre que hoy tienen los gobiernos para disparar el gasto e incurrir en más déficit tiene fecha de caducidad. Ahora se trata de saber cuál será esa fecha. No parece que Alemania esté por eternizarse ni en la discusión ni en los desajustes. Y hombre, es paradójico que el mismo presidente, Sánchez, que está empeñado en convencernos a todos de que la pandemia ya va siendo pasado abogue por mantener aparcadas las reglas fiscales con el argumento de que aún estamos metidos en la tormenta pandémica.
El PSOE se ha metido en un charco del que ha salido doblemente perdido
Quince días después, el Gobierno –--sector PSOE--- cambia el paso y aspira a convencernos de que, en esencia, siempre ha estado muy de acuerdo con lo que dijo al Guardian Alberto Garzón. Lo que hace dos semanas era una opinión personal del ministro, hoy es la postura en la que los socialistas están de acuerdo con Garzón.
En lo sustancial, dice la ministra portavoz. En lo sustancial lo que ha pasado es que el PSOE se ha metido en un charco del que ha salido doblemente perdido. Por un lado teme haber perdido votos en favor del PP, por otro teme haber perdido votos en favor de Podemos.
Repudiar a Garzón fue la reacción en caliente que sirvió para que una polémica menor alcanzara rango de enorme polémica política y de crisis del Gobierno de coalición
Repudiar a Garzón fue la reacción en caliente que sirvió para que una polémica menor alcanzara rango de enorme polémica política y de crisis del Gobierno de coalición. El PSOE arrastra ahora esa polémica como un fardo en la campaña electoral mientras que para Podemos ha supuesto un flotador.
De oca a oca, en campaña electoral le incomoda al PSOE castellano que resurja, como tema diario, el independentismo catalán y la mesa de negociación. Pero habiendo una parte del Gobierno, la morada, partidaria de la autodeterminación y partidaria de recordarlo justo ahora, va a tener que lidiar el señor Tudanca también con eso.
Oriol Junqueras reivindica a su partido libre de corrupción
Anoche entrevistó Juan Ramón Lucas al líder supremo de Esquerra Republicana,Oriol Junqueras. Que a diferencia del Gobierno no da por terminado el procés (porque dice que depende de a qué se llame procés), no descarta nada en el futuro, dependiendo de si consigue, o no, lo que él quiere (porque dice que aquí no hay más salida que la autodeterminación), y se reinvindica como el partido que busca el bienestar de todos y que jamás incurre en corrupción.
Es curiosa la doble vara de medir del pope independentista. A todos los demás partidos les reprocha que hayan incurrido en corrupción, menciona las decisiones judiciales que afectan al PSC, al PP, a Convergencia, como prueba de cargo: mira el ex alcalde de Sabadell, dice, que ha ingresado en prisión para cumplir condena.
Sánchez nunca va a indultar al ex alcalde de Sabadel. Porque para él, como para usted, el tráfico de influencias es más grave que la sedición
¡La corrupción! Oiga, que usted está condenado por sedición. Y desobediencia. Y malversación. La corrupción es grave, pero la sedición no es una falta menor. Ah, pero es que ahí las decisiones judiciales no valen porque fueron políticas. Los delitos de los demás, gravísimos. Los delitos propios, nunca existieron. Hombre, Oriol, así cualquiera.
Al ex alcalde de Sabadell, tres años de cárcel por tráfico de influencias (diez menos que usted), Sánchez nunca le va a indultar. Porque para él, como para usted, el tráfico de influencias es más grave que la sedición.