Objetos cotidianos: Los moños
Con Marta García Aller conocemos en Más de uno el origen de los objetos cotidianos, en esta ocasión nos habla del moño, que ha ido evolucionando muchísimo a lo largo de la historia.
Marta García Aller nos cuenta en Más de uno cuál es el origen del moño, que según explica "también es innovación". Asegura que tiene una historia muy interesante, ya que dan mucho de sí los 2.500 años que separan La dama de Elche del moño de Pablo Iglesias.
Inicialmente el moño era un símbolo masculino y no se volvió mixto hasta la antigua Mesopotamia. El moño alto, así como lo lleva Iglesias, era un símbolo de status en la antigüedad. Los atenienses eran muy de llevar moño. Además, recuerda que cada ciudad tenía su propio peinado, que era algo así como una matrícula para saber de dónde era cada uno.
Por otro lado, tal y como descubrió una peluquera de Baltimore, Janet Stephens, cuando visitaba un museo con estatuas de la antigua Roma, aquellos moños no se hacían con horquillas, sino cosiendo el pelo.
¿Cuándo pasó a ser femenino el moño?
Hay un momento de la historia en el que la cosa del moño ya se queda como algo sólo femenino, en Europa ocurrió con la llegada del cristianismo. Entonces el moño se queda como un peinado exclusivamente femenino, aunque con todo el recato religioso imaginable.
Y si saltamos a la Revolución Francesa, encontramos por fin el momento en el que las mujeres se empezaron a soltar la melena. Se habla mucho de la guillotina, pero poco de cómo iban peinadas esas cabezas. El pelo largo era entonces símbolo de nueva salud e higiene y se recomendaba lavarlo al menos una vez al mes.
Sin embargo, fue en el siglo XIX cuando vuelven los moños altos y con raya en medio. En el siglo XX también se llevarán mucho los moños con cardados.