El cojín, un objeto que empezó siendo de piedra y se quiso prohibir en la Edad Media
Marta García Aller nos cuenta el origen del cojín, un objeto cotidiano que se quiso prohibir en la Edad Media, pero que durante el siglo XIX recuperó su buena fama.
En el origen de las palabras se esconde a menudo la historia de los objetos. Por ejemplo, la palabra 'cojín' tiene su origen en el término en latín 'coxa', que significa 'cadera'. Sin embargo, el origen de este objeto no se remonta a la época romana. Debió de haber una vez, en la antigua Mesopotamia, que estaba más o menos donde está hoy Irak, hace unos 7.000 años, alguien a quien se le ocurrió recostar la cabeza sobre algo que no fuera el suelo. Gran momento evolutivo.
Y ahí nació la primera almohada, que como tantas otras cosas en Mesopotamia, empezó siendo de piedra. Y esto es lo bonito: almohada viene del árabe, de la palabra ‘khadd’ que significa mejilla. Así que antes de almohadones para sentar las caderas, coxa-coxae, los hubo para apoyar las mejillas: almukádda. Lo curioso es que las primeras almohadas no se hacían para dormir más cómodos, sino, para que al tumbarse a dormir los bichos no entraran en la boca y la nariz.
Debió de haber una vez, en el Antiguo Egipto, hace unos cuantos miles de años menos, que un egipcio muy fino y muy rico pidió que le hicieran un apoyo para la cabeza que fuera más cómodo. Y empezaron a hacerse almohadones de madera, que hombre, algo más blando que la piedra sí era. Se han encontrado en las tumbas de algunos faraones. Y como lo que llamamos Antiguo Egipto duró casi 3000 años, pues tuvieron mucho tiempo para ir perfeccionando los cojines. Poco a poco se fueron haciendo más esponjosos, de paja, algodón... y se fueron popularizando en Oriente para sentarse en el suelo. En China hacían almohadas hasta de cerámica.
Pero los cojines no siempre fueron objetos bien recibidos. En la Edad Media tenían mala prensa y hay quien cuenta que incluso trataron de prohibirlos. En esa época, se había popularizado su uso para las personas enfermas, porque vieron que recostando la cabeza los enfermos podían respirar mejor. Y entonces se empezaron a asociarse a personas débiles. Se dice que Enrique VIII incluso quiso prohibirlos, pero esto no está muy claro.
Por suerte para los cojines, tanto en Francia como en la España del siglo XVIII y XIX los cojines se pusieron muy de moda en las altas esferas. Y cuando llegó la Revolución Industrial, como pasó con los pijamas, empezó a ser más barato fabricarlos en grandes cantidades. Y hasta hoy.