Marta García Aller: "Reducir la jornada laboral, entre el teatrillo y la promesa electoral"
Marta García Aller reflexiona sobre el posible acuerdo entre PSOE y Sumar para la reducción de la jornada laboral a 37 horas y media.
Andan ultimando el pacto. Acercando posturas, dicen, tanto PSOE como Sumar. Y teniendo en cuenta que se presentaron a las elecciones prometiendo reeditar la coalición, como ticket, ya están tardando. Es difícil saber cuánto tiene esto de negociación y cuánto de teatrillo. Llevan desde agosto mareando la perdiz.
El último escollo en el que no se han puesto todavía de acuerdo los socios es en la reducción de la jornada laboral. Sumar quiere que baje, por decreto, primero a 37,5, es decir, que salgamos media hora antes de trabajar todos los días. La idea es llegar luego hasta las 35 horas, una hora menos al día pero con mismo sueldo y, claro, más productividad.
Teniendo en cuenta que España es uno de los países en los que más horas se trabaja y menos productivos somos por hora trabajada no está nada mal que le den una vuelta a esta cuestión. La jornada laboral de 8 horas se estableció hace más de 100 años, cuando el mundo era otro, por qué no revisarla.
Claro, que si la idea del Gobierno con la escenificación de estas negociaciones es cambiar de tema y que no hablemos tanto de la amnistía no sé si está funcionando. Porque verlos negociar sobre la reducción de la jornada laboral nos recuerda la diferencia, la enorme diferencia, entre negociar un programa de Gobierno para mejorar la vida de la gente y negociarlo para mejorar la vida de Puigdemont.
Sirve también para que nos quede clara la diferencia entre pactar algo que llevabas en el programa y algo que no, y entre una negociación transparente y otra que no lo es. En la de la jornada laboral sabemos lo que piensan Yolanda Díaz y Nadia Calviño. Las dos vicepresidentas han defendido públicamente qué tipo de jornada prefieren y por qué. Con los tipos de amnistía no hay tanta claridad. Ninguna, de hecho.
Además, cuanto más hablan PSOE y Sumar de ultimar el pacto, que dicen que están a punto de ponerse de acuerdo, más obvia es la pérdida de tiempo en estos meses. Y más claro queda que para la investidura, en realidad, todo sigue dependiendo de Junts.
¿Moraleja?
Reducir la jornada laboral, entre el teatrillo y la promesa electoral.