Marta García Aller: "Crece la indignación mientras se aclara la responsabilidad de la tragedia"
Marta García Aller reflexiona sobre las responsabilidades en la tragedia del incendio en una discoteca de Murcia.
Cuando se da una tragedia como la del incendio en la discoteca de Murcia conviene ser prudentes. Todavía se desconocen muchas cosas. Se desconocen las causas y el origen del fuego. Sí se conocen sus mortales consecuencias. Sabemos que son al menos 13 los fallecidos. Se desconoce todavía la identidad de 8 víctimas. Conocemos el dolor de las familias.
Lasresponsabilidades tampoco se han identificado todavía. Pero ya se están identificando las primeras negligencias. Porque de todas las cosas que se desconocen, lo que no esperábamos era escuchar al concejal de Urbanismo del ayuntamiento asegurando que desconocían que estas dos discotecas estuvieran abiertas. Ninguna de las dos tenía licencia. Tenían, de hecho, una orden de cierre desde el año pasado. Orden que nadie ejecutó. Cómo iban a ejecutarla, vienen a decir desde el consistorio, si no les constaba que estuvieran abiertas.
A los concejales de antes, socialistas, y los de ahora, populares, no les consta nada. No les consta que dos locales con orden de cierre celebrasen fiestas con miles de personas todas las semanas y las publicitaran por toda la región. Hay que esforzarse mucho para desconocer algo así.
Al ayuntamiento solo le consta que una vez un inspector fue a echar un vistazo una vez pero lo vio cerrado. No les consta a qué hora se pasó a comprobarlo ni el contenido de la inspección. No sería a la hora que hacían las fiestas porque nadie precintó el local.
Al empresario responsable de la sala tampoco le constan muchas cosas. No le consta ni que tuviera orden de cierre. Consta, sin embargo, que ya había gestionado otra discoteca que también operaba sin licencia y que también se incendió hace unos años. Debía constarle, imposible que no le constara, que su local estaba decorado con madera y materiales inflamables. Debe constarle también la angustia de los familiares de las víctimas mientras se identifican sus restos mortales.
¿Moraleja?
Crece la indignación mientras se aclara la responsabilidad de la tragedia, pero el dolor de las familias nada lo remedia.