LA PRIMERA DE LA MAÑANA

Marta García Aller: "La caída de Al Asad pone fin a este martirio, pero continúa la incertidumbre del pueblo sirio"

Marta García Aller reflexiona en 'Más de uno' sobre la crisis en Siria que ha llevado a la caída del régimen de Al Asad.

Marta García Aller

Madrid |

Cuando ayer saltó la noticia de que el sanguinario Bashar Al Asad había huido de Siria y los rebeldes celebraban la victoria sorpresa, después de una guerra civil terrible, me acordé de un chico sirio que conocí en Berlín hace unos años. Madwar era un estudiante de ingeniería en Damasco que huyó de la guerra. Era de los jóvenes que en la Primavera Árabe se manifestaba contra Al Asad pidiendo democracia, pensando que podía caer el tirano y que el mundo no permitiría que una Siria próspera entrase en guerra.

Le conocí en el Museo de Pérgamo. Delante de una estatua gigante, de tres metros, un Ave Fénix que los arqueólogos alemanes tardaron 70 años en reconstruir porque la encontraron hecha pedazos. La estatua recuerda que es posible renacer de las cenizas. Y son muchas las cenizas sirias tras 13 años de guerra, con más de 500.000 muertos y millones más, como Madwar, que han huido de un país asolado por la hambruna y la guerra en la que han metido baza Rusia, Estados Unidos, Irán e Israel.

Al ver a tantos sirios celebrar que el tirano que ha estado tantos años torturando a su pueblo tuviera que huir, me acordé de otra cosa que me dijo Madwar. Me impresionó lo claro que tenía que su museo favorito no era ese lleno de vasijas y relieves asirios, sino el Museo de Historia de Berlín. Era en el que más tiempo pasaba, esperando a que la burocracia alemana le diera entonces su permiso de trabajo como refugiado. “Al ver fotos de Berlín totalmente devastada por los bombardeos… aquello sí que me recuerda a Siria”, me dijo Madwar. Había elegido Alemania como refugio porque los alemanes fueron capaces de reconstruir un país totalmente destrozado por la guerra. Le daba esperanza de que Siria también podría resurgir cuando terminara la guerra. No sé dónde andará ahora Madwar. Sé que su sueño era volver a Siria a trabajar como ingeniero para poderla reconstruir.

¿Moraleja?

La caída de Al Asad pone fin a este martirio, pero continúa la incertidumbre del pueblo sirio.