Marta García Aller: "La bebé es el símbolo de la supervivencia en las condiciones más extremas"
Marta García Aller reflexiona sobre la historia de la bebé recién nacida rescatada con vida entre los escombros de un edificio tras el terremoto en Turquía y Siria.
El terremoto en Turquía y Siria se ha convertido ya en uno de los desastres más mortíferos del siglo. Miles de personas han muerto y hay docenas de ciudades totalmente destruidas. Y entre todo el horror que vemos en las imágenes del terremoto aparecen también algunos momentos para la esperanza. La esperanza de cómo la vida puede abrirse paso entre tanto horror.
De todos los supervivientes que los rescatistas sacan desde el lunes entre los escombros conmocionados y llenos de polvo, seguramente la historia más conmovedora sea la de un bebé que creo que no tiene nombre todavía. Nació ayer entre los escombros de Jindarys. La rescató su tío, que estaba excavando entre los escombros del edificio de su hermano. Encontró las piernas de su cuñada y ahí estaba la niña aún unida todavía a ella por el cordón umbilical cubierto de polvo. Cuando lo cortó, el bebé se puso a llorar. Estaba viva. La niña está en el hospital pero su madre, que logró dar a luz entre los escombros, no sobrevivió. Su padre y sus cuatro hermanos tampoco.
No sé quién pondrá nombre a la bebé, pero ya es el símbolo de la supervivencia en las condiciones más extremas. Nació atrapada entre los escombros de un terremoto en un país que lleva 12 años destruyéndose por la guerra. A los servicios de emergencia el tiempo se les acaba y miles de personas siguen bajo los escombros.
La ONU ha pedido que no se politice la entrega de ayuda humanitaria cuando tanta gente la necesita desesperadamente. No solo por el terremoto. Ya antes, más de 4 millones de personas en el noroeste de Siria, la mayoría mujeres y niños, ya dependían de la ayuda humanitaria para sobrevivir. No sabemos cuántos muertos dejará el terremoto en total, pero sí que esos daños del desastre natural se unen a los de la guerra, que ha dejado medio millón de muertos y más de seis millones y medio de refugiados.
Por eso esta historia de la bebé sin nombre es tan poderosa en medio del desastre. Da esperanza, pero también nos recuerda el horror que viven los sirios y que empezó mucho antes de que la tierra temblara.
¿Moraleja?
Cuando vemos nacer un bebé en medio del terremoto, el desastre sirio parece menos remoto.