Andrés Trapiello: "El Quijote tiene que ser una lectura placentera"
El escritor Andrés Trapiello presenta en 'Más de uno' una nueva edición de El Quijote cuando se cumplen diez años de su versión de este texto fundacional de la literatura moderna.
El maravilloso Quijote de Andrés Trapiello cumple diez años con una nueva edición. Una que no sólo incorpora la "lanza en ristre" sino que enfrenta al lector a una doble página: a la izquierda, la versión de Trapiello; a la derecha, la versión del Quijote que hemos leído durante el siglo XX, la de toda la vida.
Simplificar para entender
Cuando hizo la primera traducción hubo quien se escandalizó, pues El Quijote era intocable, "el texto sagrado, fundacional, de la literatura moderna y del español moderno" y "nadie podía tocarlo", recuerda el autor. Sin embargo, Trapiello se atrevió.
La evolución del español, sin embargo, obliga a que "si ahora don Quijote viviera entre nosotros, o lee El Quijote de Francisco Rico con 5.500 notas o no se entera". Algo que supone una gran dificultad para el lector hispanohablante.
En definitiva, para contar El Quijote a la gente, "hay que contárselo como una novela", con una traducción fiel y contemporánea. Las novelas, por tanto, no pueden tener "una lengua que continuamente te está tropezando o remitiendo a la nota, porque si no, no avanzas", considera Trapiello.
El Quijote tiene que ser "una lectura placentera"
El escritor insiste en la necesidad de simplificar novelas clásicas como El Quijote: "Tendría que ser una lectura placentera. En este libro no se puede emplear más de cuatro, cinco o seis días".
En esto mismo coincide Sergio del Molino, quien defiende que El Quijote es "una de las novelas más divertidas", llena de acción, humor, ironía y entretenimiento.
La traducción es un instrumento para acceder al Quijote original
Cuando salió El Quijote de Trapiello, necesitaba un prólogo que le avalase ante las duras críticas. Finalmente, tras mucho insistir, Paco Rico aceptó a escribir el prólogo. Su nueva edición cuenta con el prólogo de Mario Vargas Llosa, un "prólogo providencial" que explica al lector cuáles son las armas por si algún día quiere acceder al Quijote original.
Lo bueno de una traducción es que Trapiello no ha acabado con el original, sino que ha hecho "un instrumento para acceder a la lengua original, infinitamente más rica y bonita".