José Ramón de la Morena: "Es un horror querer edulcorar el fútbol español con falso sonido de ambiente"
Los alemanes han comenzado de nuevo a jugar al fútbol. El sábado reiniciaron su liga, que quieren terminar en el mes de junio. Les faltan 8 jornadas.
Han comenzado con las medidas de seguridad requeridas: campos sin público, los jugadores reservas, que ahora son 9, sentados en las gradas detrás del entrenador, y guardando tres asientos libres entre ellos, y el entrenador en el banquillo con médicos y utilleros, siendo el entrenador el único al que se le permite estar sin mascarilla.
Es otro fútbol, porque tiene otro color, otro ambiente y sobre todo otro sonido, el sonido del vacío, con el que todo se oye más y con más nitidez.
El golpe seco del cuero cuando golpean el balón, las voces de los jugadores advirtiendo peligro o pidiendo la pelota, los gritos desesperados de los entrenadores en el banquillo y el pitido del árbitro, que suena con alarmante nitidez.
En la liga española estaban preocupados por ese sonido en la retransmisión de los partidos en televisión, y están barruntando en darle alguna solución postiza, poner un falso sonido de ambiente, o los ¡uys!, o los goles enfervorizados del público cuando se produzcan.
Me parece un horror, porque es edulcorar, es falsear una realidad, es hacer escuchar lo que no suena. Este es otro fútbol, y así queremos verlo, con su soledad, su vacío, su intimidad….pero sobre todo con su verdad.
Porque añadirle falsos sonidos es quitarle verdad, y bastantes mentiras rodean al fútbol, como para que encima lo vayan a querer disfrazar ahora con esos falsos sonidos de ambientes de goles.
Espero que no nos lo disfracen y lo dejen al natural, con su actual verdad, salvo que no quieran que se escuche lo que se dice desde los banquillos o lo que hablan los jugadores y el árbitro, porque eso ahora en algunos momentos se escuchará, y evidentemente puede ocasionar problemas, pero eso no es querer darle ambiente a las transmisiones, eso es querer quitarle realidad al partido, y mentir a los espectadores, que son los que pagan a las televisiones.