Aquí nos cogió el relámpago del rumor que luego se hizo trueno cuando se confirmó la noticia de que ese segundo partido de la final de la Copa Libertadores se jugará en el Bernabéu el domingo 9 de diciembre a las 20.30 de la tarde.
El presidente del Real Madrid en esta ocasión accedió y no puso problemas, porque no hay obras en los baños. Poco después el presidente Pedro Sánchez dio el visto bueno garantizando la seguridad del estadio y sus calles, y es ahora cuando comienzan las discusiones. ¿Por qué el Madrid cede el estadio para esta final y no lo cede para una final de la Copa del Rey? Pues fundamentalmente porque cada uno en su casa ejerce el derecho a su libertad de abrirla o cerrarla. Porque los socios del Madrid se manifestaron con rotundidad contra aquella final del Athletic y el Barça en el Bernabéu, porque es su estadio, y no aceptaban el ambiente que venía arrastrando aquel partido donde se repartían pitos y esteladas a la entrada del estadio, y donde se abroncaba al Rey y al himno.
Podría haber sido de otra forma. Seguro que sí, si hubiésemos sido todos capaces de entendernos y respetarnos de una manera cordial. Pero no lo hicimos. Y así nos vemos.
Aun así anoche Valdano y Carlos Ares, desde Argentina, nos advirtieron de los muchos seguidores que hay en Europa y en España de River y Boca, y que sus peligrosas y violentas Barras Bravas se desplazan por el mundo sin problemas económicos. Es decir, el peligro está ahí… Con lo cual, no estoy yo demasiado seguro de que después de ese partido no tengan que volver a alicatar los baños del Bernabéu.