La ínsula: ¿Apoyar los indultos es de izquierdas y estar en contra es de derechas?
Borja Sémper y Eduardo Madina comentan en La ínsula de Más de uno la obsesión nacional por la etiqueta de izquierdas o de derechas.
El periodista Ignacio Varela publica hoy en El Confidencial un artículo sobre el debate producido en torno a los indultos. En definitiva, parece que si uno está a favor de los indultos es considerado de izquierdas, mientras que si está en contra de esta figura, se le considera de derechas. Varela explica estar en el lado de los que consideran que la decisión del gobierno es nociva, "pero rechazo que esa opinión crítica a los indultos me haga buena gente, en contraposición a quienes defienden lo contrario, que serían la mala gente".
Eduardo Madina critica que a menudo la gente dispare "etiquetas de izquierdas y derechas con mucha facilidad", y recuerda que hasta hace unos meses había personas dentro del PSOE y Podemos que estaban en contra de los indultos. Por ello, duda que el ejercicio del indulto tenga una naturaleza de izquierdas o de derechas, sino que hay posiciones de todo tipo dentro de cada ideología. "Vivimos en tiempos de etiqueta rápida donde los patrones de la izquierda y derecha van oscilando", comenta y añade que las etiquetas sirven para cubrir los vacíos argumentales del debate político.
Por su parte, Borja Sémper considera que las etiquetas ayudan a hacer "una simplificación burda del debate que provoca la anulación de la posibilidad de opinar sobre si las ideas son acertadas o no". Por ello, esta distinción busca imposibilitar el debate donde importa más quién propone la idea en lugar de poner el foco en la idea en sí, lo que empobrece el debate.
El pasado lunes, Juan Espadas, alcalde socialista de Sevilla, explicó durante su entrevista en Más de uno que apoyaba al gobierno en la decisión sobre los indultos. Lo destacable es que Espadas fue honrado al decir que apoyaba los indultos no por opinión propia, sino por lealtad al gobierno. Sobre su experiencia en el partido socialista, Madina cuenta que el debate interno siempre era bienvenido porque alimentaba al partido. Sin embargo, también se recomendaba que, cuando el partido tomaba una decisión, se apoyase conjuntamente, aunque no tuviera la convicción de todos los cargos socialistas.