Historia de Lady Tóxica
Javier Cancho nos cuenta en Más de uno la historia de 'Lady Tóxica', el caso de una mujer que llegó a urgencias por lo que parecían unos dolores asociados a un cáncer cervical y acabó en una situación límite.
Lo que vamos a contar a continuación sucedió en el año 1994. Ocurrió en el Hospital Riverside de California. Una doctora de urgencias gritó: ¡cerrad las puertas del hospital, que no entre ni salga nadie. Esto es muy grave! Horas antes del momento crítico, una mujer entraba por su propio pie en urgencias. Se llamaba Gloria Ramírez. No mucho después de que se le tomaran sus datos fue pasada precipitadamente a reanimación. Lo que parecía un ingreso por dolores asociados a un cáncer cervical, había devenido rápidamente en una situación límite. Con 31 años, la paciente apenas podía respirar, los latidos del corazón estaban descompensados y la presión arterial había sucumbido.
Le dieron varios sedantes, además lidocaína y bretilio para controlar el corazón. Pero, tras un empeoramiento precipitado se decidió usar el desfibrilador. Al abrirle la camisa para ponerle los electrodos, uno de los médicos preguntó: ¿Qué es eso que brilla sobre su piel? Era como un aceite que olía a ajo. Una enfermera añadió que el olor a ajo parecía proceder de la boca de la paciente.
Las descargas del desfibrilador la mantuvieron con vida. Después, cuando la estaban sacando sangre, una enfermera alertó de que la sangre de aquella mujer parece oler a amoniaco. Mirando en el tubo sanguíneo se veían como unas partículas flotando. Justo nada más mencionarlo, la enfermera dijo que se estaba mareando. Uno de los médicos la sostuvo porque la enfermera perdía el equilibrio, se desplomaba. Entre varios la tumbaron en el suelo. Decía que le quemaba la cara, decía que era insoportable.
Mientras, la doctora residente Gorchynski había salido al control de enfermería a tomar aire, pero no llegó, porque cayó redonda en el pasillo. La doctora Gorchynski tenía dificultades para respirar y presentaba con convulsiones. Fuera lo que fuera lo que la paciente tenía parecía altamente contagioso. Fue la doctora Sally Balderas quien corrió hacia la entrada del hospital gritando: ¡Cerrad las puertas, que no entre ni salga nadie!, esto es muy grave! Mientras tanto, en el box de reanimación, la paciente cero había entrado de nuevo en parada, y pese al riesgo que comportaba atenderla, cuatro profesionales seguían intentado salvarla. Aunque, no fue posible. Un celador y un doctor llevaron el cuerpo de Gloria a una sala que fue precintada. A los pocos minutos, aquel médico empezó a toser y cayó de golpe al suelo.
La situación era crítica. Tres horas después del ingreso de Gloria en urgencias un equipos especial provisto de EPIs empezó rastrear toda la zona sellada buscando algo tan volátil como tóxico. La primera hipótesis, en función de los síntomas, es que podía tratarse de sulfuro de hidrógeno. Pero no se encontró ni rastro. Mientras la búsqueda se volvía más desesperada los sanitarios que habían ido sucumbido fueron mejorando.
En total 23 de los 37 trabajadores del área de urgencias presentaron diversos síntomas. ¿Qué era lo que había sucedido? Lo asombroso es que no se encontró nada. Incluso se llegó a contemplar como hipótesis que el fenómeno fuera consecuencia de un episodio de histeria colectiva, a pesar de que la doctora Gorchynsky pasó dos semanas en la UCI con hepatitis, pancreatitis y necrosis avascular.
La teoría más extendida dice que la paciente habría estado utilizando dimetilsul-fóxido, que es un disolvente orgánico, que empleó como remedio casero para el dolor del cáncer. Esa sustancia podría haberse acumulado en el cuerpo de Gloria Ramírez debido a una obstrucción urinaria. De modo que el oxígeno administrado en urgencias a la paciente se habría unificado con el dimetil-sul-fóxido formando lo que se conoce como dimetil-sulfona. Con las descargas eléctricas -de la desfibrilación- la dimetilsulfona se habría convertido en sulfato de dimetilo que es un gas tóxico. Aunque esa explicación solo es una teoría que no pudo ser corroborada