Historia de un duelo entre dos que quisieron ser rey de España
Sucedió hace 150 años. Dos infantes, dos primos, dos aspirantes a la corona española se situaron a diez metros de distancia, se dieron la vuelta, apuntaron con sus pistolas…y dispararon. Hoy, historia de un duelo.
Esta es la historia de un Borbón republicano llamado Enrique, Enrique de Borbón y Borbón Dos Sicilias, que fue nieto del Rey Carlos IV, infante y duque de Sevilla. Enrique fue hijo de Francisco de Paula. Francisco de Paula de Borbón fue aquel niño sacado de Madrid por las tropas napoleónicas durante la invasión. El trato que los franceses le dispensaron fue el detonante del levantamiento del dos de mayo.
Aquel desafío del pueblo español a Napoleón terminó suponiendo la llegada al trono de Fernando VII. Tiempo después, las trazas del culebrón se entreveran más aún en la historia de España. La madre de Enrique de Borbón mantuvo intensas diferencias con la Reina María Cristina, la viuda de Fernando VII y la regente del reino en nombre de su hija Isabel II. Así que Enrique de Borbón terminó desterrado en París, con su madre. Y fue en la ciudad de la luz donde Enrique de Borbón empezó a simpatizar con los republicanos y a enemistarse con un primo suyo. Con su primo Antonio de Orleans, uno de los diez hijos que tuvo el último Rey de Francia.
En 1840 fue expulsada la Reina regente. Unos salían, y otros regresaban. Enrique de Borbón volvió a España, calibrando incluso la posibilidad de casarse con Isabel II y tocar la corona del reino. Pero, resultó que Isabel II, la de los Tristes Destinos, se casó con un hermano del propio Enrique, la reina se casó con un primo carnal por doble vía sanguínea.
Mientras a la hermana de la reina la casaron con aquel primo con el que Enrique ya se había enemistado en Francia. Así que Enrique de Borbón, despechado de los apaños entre tanto primo, y sintiéndose más primo que ninguno, marginado de los matrimonios de Estado, se echó en brazos del republicanismo. Perjurando rencor eterno hacia el Orleans, un día…le insultó. Fue un insulto que hoy habría sido una caricia en Twitter. Le llamó truhán y pastelero. Y las diferencias acabaron a diez metros de distancia.
El duelo fue en la llamada dehesa de Carabanchel. Ambos vestían chisteras y levitones. Enrique de Borbón quedó situado con el sol a su izquierda. Enrique de Borbón que siendo cuñado y primo carnal de la reina llegó a postularse a presidir la república. Al otro lado, Antonio María de Orleans, hijo del último rey de Francia, y cuñado de Isabel II de España de la que también fue pretendiente. Tres padrinos acompañaban al Orleans, eran los generales Alaminos y Fernández de Córdoba, y el coronel Solís; mientras, al Borbón, le apadrinaban los diputados republicanos Rubio, Santamaría y Ortiz. Había además otro trío pendiente del desenlace: tres médicos; porque entonces no había ambulancias. Los duelistas empezaron a errar. Los dos fallaron su primer tiro. Enrique tampoco acertó con el segundo.
El segundo disparó del Orleans anduvo más cerca. Enrique llegó a encogerse como si estuviera herido.
Enrique volvió a disparar de nuevo. Ni rozó a su adversario. La tercera bala del Orleans perforó el cráneo de Enrique de Borbón. Pese a vencer, el Orleans Montpensier perdió su oportunidad de reinar. Enrique de Borbón había dicho a sus cercanos, antes del duelo. Le mate o me mate, seré yo el que gane. Si le mató no será rey y si me mata no lo será tampoco. El duelo pasó factura a quien sobrevivió.