Historia de la gripe rusa, la gran desconocida
Hay una pandemia perdida en el tiempo. Borrada casi por completo de la memoria colectiva e incluso de los registros. Fue la que sucedió entre 1889 y 1890. En realidad, no hace tanto.
Este es el sonido del año 1890. El Paseo de la Castellana se llamaba entonces Paseo de las Delicias de la Princesa, y así es como sonaba. Por todo su ancho circulaban al mismo tiempo carruajes tirados por caballos y caminantes. No había asfalto en 1890. Y en aquel año… pasó lo que en ocasiones posteriores volvería a suceder. En España ocurrió que a la llamada gripe rusa no se la vio venir. No se la vio venir cuando llegó con forma de pandemia, dando collejones en cada calle o callejón. Estamos hablando de la primera pandemia de la historia.
Se propagó con enorme rapidez. Y fue en el siglo XIX, cuando la mayoría de los habitantes del mundo no iban más allá de su comarca de nacimiento. Se transmitió por toda Europa en tan sólo seis semanas, y por todo el globo en no más de seis meses. En aquella ocasión también se cerraron los colegios. Y hubo que instalar hospitales de campaña, y se agotaron los médicos en todos los sentidos, mientras había colas en las morgues. Aunque, ya saben, en las morgues nadie protesta por la demora.
Se sospecha que fue de Siberia de donde vino el patógeno. Aunque, al respecto, no haya consenso definitivo por indicios contradictorios. Sí, se da por hecho que el virus viajó en ferrocarril.
Fue en tren como logró expandirse hasta el viejo continente. Rastreando las publicaciones de la prensa internacional de aquellos días, encontramos lo siguiente. Se da por hecho que el virus penetró en Europa desde Rusia, sin embargo, los periódicos parisinos dan cuenta de la presencia de la gripe tres días antes de las informaciones que aparecen en los diarios de Berlín, Viena o Estocolmo. Esto, hace pensar en la existencia de vías de difusión simultáneas, a través del continente meridional. Lo que sí se sabe es que el contagio fue masivo. En periódico vespertino La Correspondencia de España publicó "había ciudades en las que era más sencillo contar las personas que no habían sido invadidas".
Este sonido es el de los cascos de los caballos de carruaje junto al Big Ben. Es sonido de 1890. El 5 de enero de aquel año, la Agencia Fabra informaba: "la pandemia se propaga por Londres de una manera extraordinaria, el número de atacados es considerable, sobre todo en los barrios pobres de la orilla derecha del Támesis"
La prensa es clave para contar la historia de la pandemia más desconocida. En los periódicos de París se escribía: "las defunciones por enfermedades inflamatorias de los órganos respiratorios son tres veces superiores a las del año pasado". ¿No les parece que todo esto nos suena demasiado? Las pandemias son previsiblemente impredecibles, todo lo que no está pasando ya estaba escrito en el pasado. La investigadora española Sara García Ferrero calcula que durante el tiempo que duró aquello, en Madrid, el 65% de los muertos que hubo fueron por causa directa o indirecta de aquella enfermedad a la que, aquí, en España se la conoció como el trancazo.