Daniel Aquillué, historiador: "Nadie esperaba que Zaragoza supusiera un problema para las tropas napoleónicas"
Hablamos con Daniel Aquillué, autor de 'Guerra y cuchillo', un libro sobre la defensa de Zaragoza frente a las tropas de Napoleón y que recorre el levantamiento a través de la experiencia de civiles y combatientes.
La semana pasada se cumplió el bicentenario de la muerte de Napoleón Bonaparte, que falleció en la isla de Santa Elena el 5 de mayo de 1821, donde había sido desterrado por los británicos después de derrotarle, seis años antes, en la batalla de Waterloo. Años antes, en 1808, Napoleón aprovechó la inestabilidad monárquica en España para nombrar a su hermano, José Bonaparte, como rey español. De esta manera, "en apenas unos meses, de marzo a mayo, Napoleón pasó de ser aliado de España a ser el mayor enemigo", explica Daniel Aquillé en Más de uno.
Daniel Aquillué, es doctor en Historia Contemporánea por la Universidad de Zaragoza y autor del libro 'Guerra y cuchillo', sobre los sitios de Zaragoza durante la guerra de la Independencia durante 1808 y 1809. 'Guerra y cuchillo' recorre y explora el levantamiento y revolución a través de la experiencia de civiles y combatientes, y supone una nueva versión de la historia gracias a archivos hasta ahora inéditos.
Historia de los sitios de Zaragoza
Tras el levantamiento del Dos de Mayo en Madrid contra las tropas napoleónicas, comenzaron a organizarse militares y civiles de Zaragoza, que era una zona clave para garantizar las comunicaciones del noreste y controlar Aragón. El primer sitio de Zaragoza tuvo lugar en 1808 cuando la ciudad apenas contaba con 50.000 habitantes. En aquella época era un pequeño casco urbano delimitado por las tapias de varios grandes conventos y cuarteles, pero carente casi por completo de murallas y fortificaciones, excepto el viejo castillo de la Aljafería. La guarnición militar era apenas de 1.463 hombres.
Durante el segundo asedio del invierno 1808-1809, se desató una epidemia de Tifus por la cual murieron muchos militares y civiles. En menos de dos meses, durante ese asedio, cayeron 32.000 bombas y balas de artillería napoleónica, según explica Daniel en su libro.
Lo asombroso de los sitios de Zaragoza es que la ciudad no es una plaza fortificada ni un puerto, por lo que, en principio, no suponía una zona complicada para ser conquistada por los franceses. Sin embargo, "Napoleón destinó ingentes recursos militares para someter a Zaragoza", explica Daniel sobre el asedio a la ciudad, lo que explica que su defensa se convirtiera en un mito heroico.
Héroes y heroínas de la historia
Daniel defiende que "la historia real es mucho más compleja e interesante que los héroes que a veces se nos presentan". Por ello, en su libro trata la historia a través de las experiencias de militares y civiles, quienes vivieron unos hechos muy complejos. Durante los asedios se produjo una espiral de violencia y una gran radicalización en defensa de la ciudad y, aunque muchas personas pensaban resistir hasta el final, llegó un momento en que "esa resistencia se convirtió en un infierno", comenta Daniel.
Repercusión del mito del sitio de Zaragoza
En 1809, momento en el que se estaba produciendo el asedio, un estadounidense creó una canción en honor al general Palafox, considerado como héroe de la resistencia de Zaragoza. También en esa época se estrenó en Inglaterra una obra donde se trataba de la defensa de Zaragoza. El mito del sitio de Zaragoza, por tanto, ha trascendido fronteras y épocas, puesto que en la guerra civil de 1936 ambos bandos también hacían referencia a la actitud de los maños en defensa de su ciudad.