El asalto al Banco Central de Barcelona, un episodio de psicosis general
En 'Más de uno' repasamos la historia del asalto al Banco Central de Barcelona junto a Mar Padilla, autora del libro 'Asalto al Banco Central', una crónica y reportaje de aquel episodio de la historia de España.
Hace 42 años, el 24 de mayo de 1981, unos individuos asaltaron la sede del Banco Central en pleno centro de Barcelona. Durante los primeros minutos se pensó que se trataba de un atraco convencional, pero al poco las sospechas cambiaron.
Cuando la policía encontró una nota de los asaltantes pidiendo la liberación de Tejero y de otros militares responsables del golpe de Estado del 23-F -perpetrado ese mismo año, tres meses antes-, se desató la psicosis general.
48 horas de psicosis generalizada
Mar Padilla acaba de publicar en la editorial Libros del KO 'Asalto al Banco Central', una crónica y reportaje sobre los hechos de que se produjeron durante esas 48 horas que tuvieron en vilo a toda España durante el asalto a la sede del Banco Central en Barcelona.
En aquel contexto, existía un fuerte miedo a un nuevo golpe de Estado, que se acrecentaba con la tensión del momento y la vulnerabilidad de una democracia recién nacida. "Con esa carta juegan los asaltantes y desde el primer momento que piden la liberación se genera esa confusión", explica Padilla, mientras matiza que en ningún momento los asaltantes dijeron que eran Guardias Civiles.
Los asaltantes supieron jugar con la debilidad política del momento
Los atracadores del banco, por su parte, buscaban ganar tiempo para poder hacer un túnel subterráneo por el que escapar con el botín. Astutamente, "hicieron una lectura muy fina, de picaresca, para ver los flancos débiles del poder" y, jugaron la baza de desestabilización política para ganar tiempo.
Sin embargo, al hacer el agujero para llegar hasta el alcantarillado de Barcelona se encontraron con un muro imposible de derribar.
José Juan Martínez, el "antihéroe" jefe de los asaltantes
El jefe de los secuestradores, José Juan Martínez o "el rubio", es la figura del antihéroe, "una persona que deviene en personaje" y representativo del momento de "salvaje vitalidad, pero también de vulnerabilidad que vive España", dice Padilla.
Originario de Almería, no es ladrón por necesidad, sino por decisión propia. Su primer atraco lo hizo con doce años en una caja rural de un pueblo de Almería. Cuando organizó el asalto al Banco Central tenía 25 años, por lo que ya tenía experiencia.
En una de sus múltiples estancias en la cárcel retomó el contacto con un compañero suyo anarquista y se empapó de su ideario. Así, a su condición de ladrón sumó la idea de "ir contra los poderosos" y asaltar el poder.