Ana Velasco: "La democratización de la sociedad ha hecho que vistamos más cómodos"
Hablamos con Ana Velasco, autora del libro 'Historia de la moda en España: De la mantilla al bikini', sobre cómo la moda es un reflejo de los cambios políticos y sociales de cada época.
Hace doscientos años, los que se podían gastar el dinero en comprarse ropa y tener un buen fondo de armario, tenían que elegir bando: o estaban en de los tradicionalistas y los patriotas -que aún gustaban de la capa y de la mantilla- o estaban en el bloque de los renovadores, los afrancesados, que vestían prendas más entalladas, como levitas, camisas o pantalón largo. En aquella época, había quienes defendían el uso de la mantilla, que servía para "proteger el espíritu nacional", sobre el "antipatrótico" sombrero. En Más de uno hablamos sobre la historia de la moda con Ana Velasco, que acaba de publicar en la editorial Catarata un libro que se llama 'Historia de la moda en España. De la mantilla al bikini'. Además, Ana es periodista, historiadora, investigadora y profesora de la Universidad de Valladolid.
La historia de la moda es un reflejo de los cambios sociales y políticos de cada tiempo. Uno de los motores de esos cambios de la forma de vestir a lo largo de la historia es la comodidad, pues cada vez la moda es mucho más sencilla y confortable. También, la democratización de la sociedad ha contribuido a ello, pues hace años las personas de la alta sociedad se vestían para dejarse ver y demostrar su poder adquisitivo. Ahora, incluso de gala, "no vestimos como lo hacían nuestros antepasados", comenta Ana.
El esplendor de la moda española
La etapa "dorada"de la moda española fue durante los Austrias mayores, cuando se difundió por Europa la llamada moda a la española, sobre todo durante los reinados de Carlos V y Felipe II. Más tarde, Eugenia de Montijo, emperatriz del segundo imperio francés, puso de moda la mantilla por toda Europa. Los velos es una ropa típica de las zonas mediterráneas, pero la mantilla, tal y como la conocemos ahora, es una aportación española a la moda que se empezó a ver como un modo de vestir decente en el siglo XVII.
Otro momento de esplendor de la moda española fue el del majismo del siglo XIX. El majismo era la vestimenta típica de los majos, las majas, los chulos y chulapas, y en general, las gentes del pueblo llano. A partir del siglo XVIII toda la moda procedía de Francia y, como reacción a la entrada de formas de vestir francesas, se impuso el majismo, pues las personas de la corte encontraron el gusto por la moda de las clases bajas. "Esto viene de ahí, de reivindicar que éramos otras personas, con otros gustos y carácter diferente", explica Ana.
Vuelta a los trajes tradicionales y la globalización
En cierto modo, durante los últimos años se ha producido una recuperación y puesta en valor de la importancia de los trajes tradicionales de cada región. Ana aclara que "el interés por los trajes regionales no es franquista", sino que durante la Segunda República hubo un gran interés por recuperar lo que se estaba perdiendo con la llegada de la modernidad.
Actualmente, en la etapa de la globalización apenas hay diferencias en la forma de vestir entre los diferentes países. Esto explica el éxito de grandes empresas del sector textil, pues el hecho de que cada vez nos parezcamos en gustos y modas, hace que una compañía tenga un gran peso e influencia a la hora de vestir a millones de personas. La moda rápida y el aumento del consumo está relacionada con el inicio de la fabricación masiva a finales del siglo XIX y con la cultura de los grandes almacenes tras las Segunda Guerra Mundial en el mundo occidental. "Esto hace que todos vistamos muy parecido y, sobre todo, sin que a primera vista se pueda saber realmente a qué clase social pertenece cada persona", cuenta la autora.
Además, cuando se produce una honda transformación en la sociedad, hay también un cambio en la moda de esa población. En concreto, en España hubo un gran cambio en cómo se vestían los españoles durante el franquismo y cómo se vestía en los años de la Transición. Ana explica que, a través de la indumentaria los españoles supieron representar "las ganas que tenían de ser otra cosa" y considera que la influencia de la cultura juvenil en los años 70 y 80 fue inmensa.