Roberto Enríquez: "La Guardia Civil ha colaborado en toda la película, eran como compañeros de rodaje"
Roberto Enríquez e Inma Cuesta presentan en 'Más de uno' la película 'Todos los nombres de Dios', un thriller lleno de tensión dirigido por Daniel Calparsoro, un director frenético y amoroso.
Un secuestro en mitad de la Gran Vía madrileña y un atentado terrorista en el aeropuerto de Barajas-Adolfo Suárez son los puntos de partida de la película 'Todos los nombres de Dios'. En el film, dirigido Daniel Calparsoro, Roberto Enríquez e Inma Cuesta hacen de comandante del ejército y agente del CNI, respectivamente.
Tensión en el guion y en la película
Se trata de un thriller de mucha tensión, la cual ya se podía adivinar leyendo el guion de la película. "Cuando leí el guion me pasó lo mismo que cuando la vi, me generó una tensión, una especie de ataque al corazón, que no lo olvidas", explica Roberto en 'Más de uno'.
Inma Cuesta, por su parte, destaca la parte emocional de la historia de la familia del terrorista y del rehén: "la parte emocional le da un poso a la película diferente"
Calparsoro, un director frenético y amoroso
Del rodaje con Daniel Calparsoro destacan su ritmo "frenético y apasionante", pero también sorprende su parte más tierna como director. "Es muy amoroso en las distancias cortas, siempre tiene un momento para acercarse y hacerte sentir bien con tu trabajo", cuenta Inma.
Rodar con los Tedax y la Guardia Civil
La escena de la Gran Vía fue grabada durante dos domingos por la mañana. Se trataba de secuencias que habían ensayado previamente en una carretera muerta, "íbamos todos detrás de Luis (Tosar) y eso no podía fallar".
Además, en esa secuencia y en todas las de la película, la Guardia Civil es real. "Hemos tenido la suerte de estar rodando con los Tedax auténticos", cuenta Roberto sobre cómo les asesoraron y ayudaron estos profesionales. "La Guardia Civil ha colaborado en toda la película. Eran como compañeros de rodaje", recuerda.
La Gran Vía cortada para el rodaje
Entre los espontáneos que se encontraban la Gran Vía de Madrid cortada un domingo por la mañana apareció un quiosquero de la Once frustrado porque no podía abrir hasta la una del mediodía.
"Fuimos los Guardias Civiles a comprarle un cupón para intentar compensar su cabreo", relata Roberto. La suerte quiso que les tocase un reintegro de ese cupón, con el que se pudieron comprar un pincho de tortilla después del rodaje.
"Madrid era mi Meca, mi sueño dorado"
Independientemente de las escenas, Roberto asegura que aquello fue un privilegio. Estaban completamente solos en mitad de una calle tan mítica e importante como es esta arteria de la capital.
Como vallisoletano, de su llegada a Madrid, recuerda el olor que salía de los respiradores del metro, algo "agradable", dice. "Para mí, Madrid era mi Meca, mi sueño dorado.
Venía desde Valladolid a ver los teatros y para mí, poner un pie en Madrid era poner un pie en el sitio que algún día querría estar", recuerda Roberto, quien insiste en que sigue amando esta ciudad, la cual echa mucho de menos cuando está fuera.