En la actualidad, el yihadismo global está escindido en dos sectores. Dicha escisión se originó en el año 2013, durante la guerra en Siria, cuando la rama de Al Qaeda en Irak desobedeció unas ordenes dictadas por el mando central de Al Qaeda desde Pakistán y, a raíz de ello, fue expulsada de la estructura global.
Tras la expulsión, la rama iraquí decidió convertirse en el ISIS y, a partir del 2014, cuando proclamó el califato hoy ya extinto, se denominó Estado Islámico. En el 2015 decidió marcar un área operativa en Asia central y Asia del sur llamado Jorasán, zona en la que el ISIS-K cuenta con unos 2.000 militantes, un número pequeño comparado con las decenas de miles de combatientes que tienen los talibanes en la zona.
En estos momentos "estamos asistiendo a una competición entre el Estado Islámico y Al Qaeda por la hegemonía dentro del yihadismo global", explica en 'Más de uno' Fernando Reinares, experto en terrorismo global. Por ello, en los próximos años veremos dentro de Europa, como ayer vimos en Afganistán, la expresión de un terrorismo derivado de esta rivalidad entre Al Qaeda y el Estado Islámico.
Atentados como los ocurridos ayer, han ocurrido a lo largo de estos años en numerosas ocasiones, contra la población civil o los chiíes, "pero sólo se ha prestado atención a los sucesos de ayer", critica Reinares.
Fernando Reinares ve complicada una respuesta internacional coordinada, puesto que hay grandes fracturas entre las potencias, las cuales tienen numerosos intereses en el devenir de Afganistán, no sólo China y Rusia, sino también Pakistán, que tiene grandes intereses geopolíticos en la zona.
"Al Qaeda está de vuelta", recuerda Reinares sobre la intención del grupo terrorista de retomar su propósito de extenderse al Sahel, Somalia, Yemen y otras zonas del mundo. Además, ha vuelto a explicitar su deseo de atentar en occidente.
La cercanía de Europa occidental, las circunstancias de relación entre la población musulmana y el resto de la población y las dificultades para intercambiar información e inteligencia entre los servicios nacionales, hace que Europa occidental sea el escenario preferente de Al Qaeda.