En mitad de la catástrofe causada por la DANA, hay un lugar donde los niños están un poco más cerca de recuperar la ansiada normalidad. En Castellar-Oliveral, una pedanía de Valencia, se encuentra el único colegio en todo el área arrasada por la riada que hoy va a abrir sus puertas. El CEIP Castellar-Oliveral es el primero de los colegios que vuelve a recibir a sus alumnos para tratar de reconquistar la cotidianeidad de las clases.
En la mañana del séptimo día tras la tragedia, Carlos Alsina se desplaza hasta la puerta de este colegio para conocer las historias de profesores y alumnos, quienes, en mayor o menor medida, han visto sus vidas paralizadas.
Carlos, profesor del CEIP Castellar-Oliveral, se incorpora hoy al trabajo después de su baja de paternidad defendiendo que, entre sus tareas está "dar servicio a las familias que lo han perdido todo", liberar a los padres para que puedan centrarse en las tareas de limpieza y atender a los niños.
Durante la jornada de hoy, los profesores quieren dejar que los niños "muestren sus sentimientos, emociones y cuenten cómo han vivido ellos esta situación". En definitiva, se trata de que se despejen un poco tras todo lo que han sufrido e "intentar que sean un poquito felices hoy", dice el profesor.
En su caso, sus familiares y allegados están bien, pero han visto arruinados todos sus coches y negocios. Sobre las enormes pérdidas entre los vecinos, Carlos puntualiza que en las zonas más afectadas hay muchos negocios de autónomos, "gente que apuesta por su negocio día a día. No es gente que sea rica por tener una empresa, sino gente que lucha día a día por sobrevivir".
Para muchos, la DANA ha sido el fin de sus negocios. "No se plantean ni siquiera la opción de poder volver a trabajar con todo lo que hay que remontar. Es imposible", asegura este profesor.
Esta mañana, María, jefa del AMPA del colegio Castellar-Oliveral, trae a cuatro niños al colegio, dos de una amiga suya. En el caso de sus hijos, "no son muy conscientes de todo lo que están viviendo en estos años", entre el Covid y la DANA. Por fortuna, en su familia no tienen que lamentar pérdidas de vidas, pero, aún así, los niños "tiran para delante, son más valientes que nosotros", dice.
El colegio se abre porque había docentes suficientes para atender a los niños, aunque en el día de hoy se limitarán a jugar. "Por lo menos que los niños estén un poco más aislados y puedan jugar", pide María.