A pesar de su innegable talento como escritor que le llevó a ser uno de los principales nombres de la literatura en español, Javier Marías desconfiaba de su propia actividad como escritor y nunca estaba seguro de que aquello que escribía hubiera quedado bien.
Pilar Reyes, editora de Javier Marías, cuenta en 'Más de uno' cómo era su trabajo y relación con el escritor, que evitaba hablar de sus novelas hasta que estaban terminadas. "Él me decía el número de páginas que escribía, pero no daba mucha información sobre aquello que estaba escribiendo", explica. Sin embargo, en una ocasión le leyó el primer párrafo de su libro 'Tomás Nevinson', lo que supuso un momento inédito.
Javier Marías siempre escribía a máquina, lo que, según su editora, supuso "una parte sustancial de la precisión del lenguaje" que utilizaba. Pilar Reyes recibía ese mecanoscrito después de haber sido revisado por él muchas veces y después de una lectura anterior de su mujer, que "era una de sus primeras lectoras".
"Javier siempre tenía una necesidad de conversación, tenía una inseguridad profunda", dice Reyes sobre la importancia que el escritor daba a las opiniones de aquellas personas que leían sus manuscritos. En este sentido, Marías era un escritor muy receptivo, lo que hacía "muy interesante" tener esa primera conversación con él.
Para Reyes, él siempre tenía un mapa intuitivo al inicio de cada libro y, por tanto, en cada primer párrafo se encuentra el libro completo de Javier Marías. Por último, al contrario de la imagen que muchas personas pueden tener de él a raíz de leer sus artículos y columnas de opinión, Reyes insiste en que la risa era algo imprescindible en su relación.
Marías escribía sobre cosas que le enfadaban porque sentía que esa era la labor que tenía que hacer como articulista; "él estaba enfadado con muchas cosas del mundo pero en el trato corto estaba lleno de humor", defiende su editora.