ENTREVISTA CON CARLOS ALSINA

Los niños polacos "germanizados" que vivieron en Barcelona tras la Segunda Guerra Mundial

En 'Más de uno' entrevistamos a la escritora Gisela Pou por su libro 'Los tres nombres de Ludka', una novela sobre la historia de unos “huérfanos” polacos que fueron acogidos en Barcelona en 1946.

ondacero.es

Madrid | 18.01.2023 14:28

Durante la ocupación nazi de Polonia en la Segunda Guerra Mundial, el jefe de las SS, Heinrich Himmler, puso en marcha un proyecto para perpetuar y mejorar la raza aria. Himmler llegó a la conclusión de que los niños de aquella tierra, a pesar de ser polacos, podían ser germanizados. A fin de cuentas también eran rubios, altos, fuertes. También eran arios. Solo necesitaban reprogramarlos

Con el programa 'Lebensborn' ("fuente de vida"), los nazis seleccionaban a niños y niñas candidatos a ser germanizados que cumplían con algunas características físicas de la pureza aria, como el color de sus ojos, la forma de su nariz o la cantidad de vello corporal.

'Los tres nombres de Ludka' de Gisela Pou

En el año 1945 se terminó la guerra. Los aliados liberaron los campos de concentración. Todos los niños que habían sido secuestrados por los nazis se encontraron ante una nueva realidad y algunos, al menos durante un tiempo, acabaron en España. Sobre esta historia real, novelada en su nuevo libro, escibe la escritora y guionista Gisela Pou en 'Los tres nombres de Ludka', (editorial Planeta).

Esta historia se cruzó en la vida de Pou a través de un reportaje de José Luis Barbería sobre la llegada de los niños polacos a Barcelona en abril de 1946. A partir del reportaje, el Ayuntamiento de la ciudad trató de reunir a aquellos niños, ya ancianos. Con ese reencuentro, es como termina Pou su novela.

"Siempre necesito saber el final para poder escribir", dice Gisela sobre su forma de escritura, inspirada en cómo escribía García Márquez.

Niños que perdieron totalmente su identidad

Para Marek Pernal, historiador, diplomático y cónsul de Polonia en Barcelona esta historia también supuso una sorpresa. A través de un proyecto de la embajada, gracias a los datos, a la cooperación con instituciones y ONGs, han podido encontrar a aquellas personas en países como Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Polonia.

"Aquellas personas perdieron totalmente su identidad, fueron víctimas de un loco proyecto nazi", sostiene Marek, que denuncia la barbaridad del proyecto.