'Músicos por la salud': música en los hospitales para aliviar el dolor
En 'Más de uno' conocemos de qué manera se trabaja en los hospitales para hacer más humana y más digna la vida de las personas que están allí ingresadas a través de profesionales y asociaciones como 'Músicos por la salud'.
La historia de Guillermo Giner, fundador de 'Músicos por la salud', es una historia de enfermedad, de acompañamiento y sobre todo de música. Una historia sobre cómo ver el lado bueno a las cosas malas, de obtener un aprendizaje incluso de las situaciones más dolorosas.
Aliviar el dolor a través de la música
Guillermo estuvo acompañando a su madre enferma de cáncer de colon durante los 11 meses que estuvo ingresada en el Hospital La Fe de Valencia. Se pasaba las noches enteras en el hospital, al que llegó a considerar su casa y donde aprendió varias cosas "que luego intenté poner al servicio de quienes estuviesen pasando por una situación similar".
Incluso en los últimos momentos de la enfermedad de su madre, cuando ya no había ninguna esperanza de que se fuese a curar, Guillermo le ponía con auriculares su música favorita "y aunque no tenía ni voz, se ponía a cantar y a sonreír". Ese, el de su madre feliz a través de la música, fue el recuerdo que él quiso guardarse para siempre: "no sé dónde se ha ido, pero está lejos del hospital y lejos de la enfermedad".
La idea de ponerle música a su madre le surgió recordando su propia infancia y lo aficionada que era su madre a la música. "Desde mi infancia recuerdo a mi madre cantando mientras hacía las cosas de casa", dice Guillermo, y la idea era que eso no lo perdiera en el hospital.
Sin embargo, se dio cuenta de que eso funcionaba con todas las personas que compartían habitación con su madre, quienes "pasaban de estar quejándose y desasosegadas [...] a estar sonriendo y cantando sólo en tres minutos".
Una metodología propia
A lo largo de los casi 30.000 miniconciertos que han realizado en cientos de hospitales y centros sanitarios durante estos años, han experimentado que si el músico está de pie, va paseando, atiende peticiones, hace cantar a los pacientes o les reparte instrumentos de percusión "es infinitamente mejor la acción". Además, han desarrollado una metodología propia que han patentado y al final los conciertos recogen valoraciones para elaborar un estudio que demuestre los beneficios de esta actividad.
Todos los años se producen incorporaciones de músicos y no disponen de convenios con las comunidades autónomas, sino que sobreviven mediante las subvenciones que emanan de la declaración de la renta al señalar la casilla de las asociaciones sin ánimo de lucro.
Música emocionalmente significativa
La madre de Guillermo falleció en noviembre de 2014 y en julio de 2015 creó la fundación 'Músicos por la salud', una ONG cuyo objetivo es "humanizar la experiencia en hospitales o centros sociosanitarios con música en directo de músicos profesionales". La diferencia es que estos músicos interpretan en directo las canciones previamente elegidas por los propios pacientes o residentes.
La música emocionalmente significativa fue otra de las lecciones que aprendió durante el ingreso de su madre en el hospital. Así, a su madre le podía gustar la ópera, mientras a otra señora le gustaba Sabina o Lola Flores.
"Para escapar de esa situación negativa, la música tiene que ser individual. Para que sea emocionalmente significativa tiene que ser escogida por el paciente", explica Guillermo.
En las puertas de las residencias u hospitales a los que acuden pegan carteles con el título 'Encarga tu canción', donde los residentes, familiares o personal sanitario escriben sus canciones favoritas y se las envían para poder llevarlas preparadas y con las letras impresas para cantar.
"Somos como un karaoke andante, pero en directo"
Katia Márquez, compositora y cantante cubana, lleva años trabajando en 'Músicos por la salud' y ha pasado de saberse más de 600 canciones. "Somos como un karaoke andante, pero en directo", bromea, y comenta que, según el público, las canciones más triunfadoras son 'Quizás, quizás, quizás' o 'Yolanda' de Pablo Milanés
"Nuestro trabajo es mágico", dice Katia sobre lo afortunada que se siente de trabajar en esto. Hace poco, en una unidad de cuidados paliativos del hospital Gregorio Marañón conoció a un chico joven, menor de 27 años, que no era español ni lo hablaba, pero le gustaba mucho la música y, en concreto, 'Despacito' de Luis Fonsi.
Katia recuerda su emoción al escuchar su canción favorita: "La cara de felicidad de ese niño y las lágrimas de su madre me dejaron marcada", dice de una de las experiencias más bonitas que ha vivido en su vida.
Humanizar también a los pacientes adultos
En ese mismo hospital de Madrid, el Gregorio Marañón, trabaja María Sánchez Isac, médico geriatra y copresidenta del comité de humanización del hospital. Esta comisión comenzó en 2008 especialmente con los niños y es uno de los más veteranos de la Comunidad de Madrid.
En los últimos años han tratado de diversificar las actividades también a adultos y mayores. Todo gracias no sólo a la colaboración de los profesionales, sino también de ONGs como 'Músicos por la salud', con quien "tenemos una experiencia muy buena por el beneficio que la música y ellos mismos hacen a nuestros pacientes, a las familias y a los profesionales".
La voz de los pacientes es fundamental para nosotros
Humanizar un hospital significa también hacer cosas como convertir en piloto por un día a un paciente o llevar en un autobús lleno de niños a ver las luces de Navidad. Para este 2024, el Comité de humanización planea proyectos propios del hospital y otros con la Comunidad de Madrid. Uno de los objetivos es hacer un hospital más amable para las personas mayores, jóvenes y niños, algo que están siguiendo en línea con otros hospitales de la comunidad.
"La voz de los pacientes es fundamental para nosotros", asegura María. Por ello, el hospital cuenta con un foro donde los pacientes pueden proponer acciones de mejora en cuanto la gestión de consultas, la hospitalización, etc.