Adopta un abuelo: la iniciativa para conectar a generaciones y combatir la soledad
En 'Más de uno' conocemos cómo funciona 'Adopta un abuelo' charlando con su fundador, Alberto Cabanes, y con dos mujeres que se han sumado a la iniciativa: Ángela Prieto, de 99 años, y Esther Rodríguez, su nieta.
Alberto Cabanes se crió con sus abuelos Clemente y Pilar. El abuelo Clemente era el que le recogía de balonmano, le llevaba a cambiar cromos, le llevaba a inglés o le contaba cuentos. Con los años, su abuelo se hizo mayor y le llevaron a una residencia en Ciudad Real, donde vivía.
"Todas las semanas bajaba y lo primero que hacía era visitar a mi abuelo Clemente", recuerda Alberto en 'Más de uno'. En aquella residencia su abuelo se hizo muy amigo de Bernardo, que es la persona que cambió la vida profesional de Alberto.
Un día charlando con él, le confesó que su mayor deseo era tener nietos, pues tampoco tuvo hijos, "y le dije que no se preocupara, que yo le adoptaba como abuelo", dice. A partir de aquel día, cada vez que iba a la residencia visitaba a su abuelo Clemente y a su abuelo Bernardo.
Adopta más de 10.000 abuelos
Esta iniciativa, que surgió casi por azar, acompaña a más de 10.000 personas en España. En total, tienen 450 residencias que colaboran con el proyecto 'Adopta un abuelo' y son quienes seleccionan a las personas mayores para hacer un encuentro intergeneracional, de jóvenes acompañando a personas mayores.
Para poder participar es necesario tener escucha activa y saber hablar con una persona mayor, entre otras habilidades.
Ángela y Esther, abuela y nieta
Esther Rodríguez, que también tuvo la suerte de criarse con sus abuelos, decidió sumarse a 'Adopta un abuelo'. Una vez hecho el curso de iniciación, te dan el alta y puedes elegir la zona de la residencia. "Me dijeron que tenía una abuelita para mí, fui a la residencia y conocí a Ángela", cuenta.
Ángela Prieto, de 99 años, nunca ha tenido hijos ni nietos, y tampoco conoció a ninguno de sus abuelos. Sin embargo, "le sale bien ser abuela, es maravillosa, habladora, cuidadora, simpática", dice Esther de su abuela Ángela. Ambas coinciden en hobbies "y cuando no viene a verme la echo mucho de menos", cuenta Ángela.
Una vida muy aventurera: de la Guerra Civil a la selva amazónica
Ella ha tenido una vida muy aventurera y tenía 10 años cuando comenzó la Guerra Civil. "Eso lo recuerdo toda la vida porque me impactó mucho, era la primera vez que me separaban de mis padres", recuerda de cuando le llevaron junto a sus hermanos a vivir con una familia campesina en Úbeda, donde estuvo 2 años.
Pasado el tiempo, su padre fue a buscarlos e iban ocultos en las cabinas de los coches de mercancías y tardaron seis días en llegar a Madrid. Ángela estudió para ser maestra y además estudió en la escuela de cerámica. En la residencia, han hecho una exposición de algunos de sus cuadros.
"Es una maravilla ella en sí misma", apunta Esther mientras añade que Ángela se fue a la selva amazónica en Perú a dar clases en una misión.
¿Cómo funciona el proceso de adopción?
Para ser voluntario hay que pasar un proceso de selección para garantizar la seguridad tanto de mayores como de voluntarios. Los encuentros se dan en las residencias, por lo que, "como organización esto da garantías de que el encuentro va a salir bien", dice Alberto.
Si alguien de una residencia quiere tener un nieto, se tiene que poner en contacto con el trabajador social o la dirección del centro y que contacten con 'Adopta un abuelo'.