Ángeles Caballero: "En el campo los urbanitas confundimos postureo con autenticidad"
Ángeles Caballero habla en Más de Uno de las costumbres, formas de vestir y actitudes, generalmente ridículas, de los urbanitas que se van a pasar un día al campo
Ángeles Caballero analiza en Más de Uno la figura del 'dominguero' y comenta las costumbres, actitudes y forma de vestir de esos urbanitas que, como ella, abandonan la ciudad para pasar un día en el campo. El sábado Ángeles Caballero se fue de excursión a Rascafría, en la sierra de Madrid, y su experiencia le recordó al libro de Daniel Gascón 'Un hipster en la España vacía', "pero mi versión se parecía a la de una hortera urbanita en una sierra abarrotada", cuenta.
La periodista confiesa que una de sus mayores preocupaciones cuando va al campo es elegir el tipo de ropa que ponerse. En una ocasión, Ángeles, que sólo tiene unas mallas de hacer deporte de cuando aguantó tres meses en el gimnasio, reconoce que se puso tacones para ir a Chinchón, porque "antes muerta que en chándal". Sin embargo, en esta última ocasión optó por vestir de 'sport', con zapatillas de deporte 'fashion', pero maquillada con 'eyeliner'.
Ángeles Caballero habla de otra peculiaridad de los urbanitas cuando llegan al campo: confundir el postureo con autenticidad. "Yo soy de saludar a todos los paisanos, y compro huevos y tomates porque pienso: 'estos sí que saben a huevos y tomates de verdad'", explica la periodista. También, muchos urbanitas se dedican a comprar artículos de mimbre y cerámica para dar un toque cálido a sus hogares, "como si quisieras convertir tu salón en una especie de pajar", comenta.
En cuanto a la comida, Ángeles Caballero defiende que en los pueblos hay que comer lo que comen sus vecinos. En su caso, el sábado disfrutó de unos judiones con chorizo y media botella de vino con gaseosa, "porque es la dieta gracias a la cual mi abuela Julia llegó a los 104 años y no tomó en su vida ni quinoa, ni chía, ni kale", defiende.