Se describe a sí misma como un ama de casa que se alzó en armas y comenzó su lucha contra el grupo terrorista, antes Al Qaeda, en 2004. "Intentaron asesinarme 6 veces. Tengo metralla en la cabeza y en las piernas me rompieron las costillas pero eso no me impidió que siguiera luchando", asegura.
Su primer y segundo marido murieron en combate. El Daesh mató, además, a su padre y a 3 de sus hermanos, lo que, según Wahida, justifica su actitud, "luché contra ellos, los decapité y herví sus cabezas y quemé sus cadáveres", alega.
Cuenta también que ha recibido amenazas de los líderes de ISIS y que figura en su lista de las personas más buscadas.
Hace dos semanas ella y sus hombres participaron en la batalla para liberar de los terroristas a su tierra natal, Shirqat, al norte de Irak, provistos con armas y vehículos que les facilitan las fuerzas iraquíes. Una vez liberados, los niños de Shirqat cuentan cómo era vivir con los terroristas, "no había comida ni escuela, nada, nos arruinaron", declaran.
Su caso es extraño en un Irak rural donde dominan los hombres, pero Wahida sólo lucha por su país, "si volvemos a perder Irak lo perderemos para siempre".
Sus dos hijas, de 22 y 20 años, están entrenadas y listas para luchar, aunque aún deben cuidar de los nietos de Wahadi. Ella mientras prepara el arsenal con el que librará una nueva batalla contra Daesh.